29 diciembre, 2009

EL HEMISFERIO IZQUIERDO: PATRONES, HIPÓTESIS E IDEAS DELIRANTES

Por: Antonio Chávez
hnc.correo@gmail.com

Una nota en Science daily (enero 2009), da cuenta de una nueva teoría neurocognitiva sobre cómo surgen las ideas delirantes y por qué persisten. Orrin Devinsky, neurólogo investigador en el New York University Langone Medical Center, realizó una profunda revisión de datos de pacientes con ciertos delirios y desórdenes del cerebro que revela un cuadro persistente de lesiones en el lóbulo frontal y el hemisferio derecho. Los déficits cognitivos causados por estas lesiones en el hemisferio derecho, dan lugar a la sobre-activación del hemisferio izquierdo, propiciando elucubraciones y creencias engañosas.

Los efectos negativos de las lesiones del hemisferio derecho perjudican el automonitoreo, los límites del yo, y la asignación de valor emocional y familiaridad a los estímulos. El descontrolado hemisferio izquierdo desata una narración creativa del automonitoreo, la memoria y la realidad de las áreas frontales y el hemisferio derecho, conduciendo a explicaciones excesivas y falsas. Además, el estilo cognitivo del hemisferio izquierdo de clasificación, a menudo de categorización dual, lo lleva a inventar un duplicado o impostor para resolver la información conflictiva. Los delirios resultan de lesiones del hemisferio derecho. Pero es el hemisferio izquierdo el que es engañado [deluded].1

Tal como comenta el autor en Science daily, la sobre-activación del lenguaje, función predominantemente del hemisferio izquierdo, conduce a exageradas interpretaciones narrativas de la percepción de la realidad elaborada contralateralmente, en este caso menguada. Devinsky explica así el síndrome de Capgras por ejemplo. Vilayanur Ramachandran, en su libro Phantoms in the Brain: Probing the Mysteries of the Human Mind, también enfocó tal trastorno y otros similares implicando el reconocimiento facial y su asignación de emociones, hipotetizando un daño entre la conexión del lóbulo temporal hacia el sistema límbico como la causa (Hirstein & Ramachandran 1997; cf. Antérion et al. 2008). A través de esto Ramachandran nos conduce a su hipótesis del «módulo de Dios» temporo-límbico, donde se conjugan aspectos de reconocimiento facial o auditivo y emocionales muy profundos. Diversos estudios relacionados apuntan a la sobre-actividad del hemisferio derecho en esto.2 Mientras tanto, tal como enfocadas, la creencia en Dios y la experiencia mística resultan similares a delirios. Luego retomaré tal comparación.

Devinsky encuentra que alrededor de la mitad de los casos revisados muestran daño derecho del cerebro, otro tanto similar sobre daño bilateral y un bajo porcentaje izquierdo, siendo típico el daño frontal derecho. Por otro lado, se ha asociado la disfunción frontal bilateral y del hemisferio derecho con las identificaciones erróneas de la paranoia (Lykouras et al. 2008) y, en estudios con cerebro dividido, se ha identificado al hemisferio izquierdo con la formación de hipótesis (Woldorf et al. 2000), sin embargo el «‘intérprete’, un mecanismo para hacer interpretaciones y formar hipótesis» involucra también al hemisferio derecho en tareas de probabilidades (Miller & Valsangkar-Smyth 2005). Estudiando el cerebro de personas normales en tales ejercicios, consistentes en predecir la ocurrencia de un estímulo y detectar la localización de un estímulo presentado, los resultados apuntan a que el hemisferio derecho tiende a ‘maximizar’ mientras que el izquierdo a ‘igualar’ la frecuencia de la identificación de patrones, siendo claro que las activaciones del hemisferio derecho asociadas con tareas de predicción son el resultado de los procesos de la memoria de trabajo al servicio de tal tarea, más que el resultado de necesariamente buscar patrones (Miller et al. 2005). Es decir que predecir eventos se funda en procesos mnémicos, p.ej. en vista de la recurrencia de previos patrones, que como vemos son ‘igualados’ por el cerebro izquierdo. Entre tanto, los autores registraron mediante neuroimágenes una predominante actividad lateralizada hacia la derecha frontodorsolateral/frontomedial/inferoparietal.

Haré notar la consistencia de los estudios sobre experiencias religiosas identificando un circuito parieto-frontal, y aún de un mayor modelo temporo-parieto-frontal sugerido para integrar creencias y experiencias religiosas en cuanto a aspectos visuo-espaciales (y espacio-agentivos), con los datos aquí presentandos de Devinsky, Woldorf, Miller. Inversamente a la predominancia derecha y posterior en el cerebro en cuanto a los aspectos visuo-espaciales asociados a la agencia sobrenatural, el hemisferio izquierdo/derecho y anterior funciona como un intérprete que elabora hipótesis y sienta creencias. A primera vista, esto parece el sustrato de las creencias religiosas, es decir, la asociación de la agencia sobrenatural y las construcciones lógico-gramaticales que permiten elaborar creencias y evaluarlas. Entre tanto, mientras que la bilateralidad mostrada en el lóbulo frontal sustenta la capacidad de predecir e identificar patrones, su hiperactividad izquierda e hipoactividad derecha implican una anormal elaboración de narrativas exageradas e ideas erróneas, delirantes, que típicamente persisten a pesar de enfrentarse con evidencia clara de que están equivocadas. Hasta aquí parece sencillo definir una creencia religiosa, en tanto que contracientífica, como un ‘delirio’.3

Pero el asunto no es tan simple: es sabido que las personas normales (con cerebros sanos) tienen supersticiones, creencias mágicas y religiosas4 que se sostienen a pesar de la educación científica o la exposición deliberada a evidencia crítica. Y esto es algo masivo y bastante común. Por otro lado, hay bastante evidencia de que un natural desbalance hiperdopaminérgico lateralizado derecho sustenta la espontánea inclinación al pensamiento mágico (Brugger & Graves 1997; Nalçaci et al. 2000; Taylor et al. 2002; Mohr et al. 2003; Brugger et al. 2007; Krummenacher et al. 2009), hecho que necesariamente debe vincularse al complejo sistema de recompensa.5 Todo esto, entre lo aquí expuesto y lo previamente visto en diversos artículos, sugiere una inusual y altamente compleja combinación de aspectos neurocognitivos predispositivos de predicciones, creencias, hipótesis naïf, no necesariamente ajustadas a evidencia (un ‘rango’ normal de un espectro cognitivo/emocional que se extiende hasta lo delirante y lo psicótico asociado a anormalidades anátomo-fisiológicas más o menos distinguibles), incluyendo para ello la sistematización del reconocimiento de patrones, atribución causal sobre tales patrones + atribución de intención/cara/cuerpo. En el lóbulo prefrontal este torrente multi-categorial es integrado con la asignación de emociones, se asocia con la memoria y aún con la búsqueda de recompensa y estímulo gratificante.

El proceso descrito no tiene un único sentido de actividad posterior→anterior en el córtex cerebral, sino que, en tanto se sabe que la circuitería es bidireccional, quizás ocurra lo que Gerald Edelman denomina «reentrada» e indudablemente, pero aún no explorado debidamente, diversos sistemas subcorticales deben influir en el proceso, probablemente (y esto también nos remite a Edelman) determinando los inicios y los finales de los bucles retroalimentativos corticales. El asunto es que, como parte final del proceso, el lóbulo prefrontal elabora un output comprensible de modo narrativo-lingüístico.


Notas:

1. Extracto traducido de «Right brain lesions, left brain delusions», Devinsky, Neurology 2009 Jan 6;72(1):80-7. ACCESO RESUMEN.

2. Véase los artículos NEUROCIENCIA DE LA RELIGIÓN (II, VI, VII).

3. Como p.ej. ha popularizado R. Dawkins.

4. P.ej. sobre la religión Boyer (2003 p. 123) sostiene que es el «subproducto de la operación normal de la cognición humana», Previc (2006 p. 502) que «en la enorme mayoría de individuos es considerada un resultado de tendencias cerebrales normales».

5. Ver El NEUROCIRCUITO DE LA RECOMPENSA: CONSECUENCIAS PARA LAS CIENCIAS COGNITIVAS DE LA RELIGIÓN.


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6 comentarios:

  1. Interesante tema Antonio. En el pasado, después de la publicación de "The God Delusion", dedique algún tiempo en otros foros a establecer diferencias entre Delirio y Religión. Existe ciertamente similitud entre los delirios y las creencias místicas. Sin embargo, el paciente delirante en realidad ha perdido, o tiene grandemente disminuidas, la funcionalidades neurales que permiten revisar y/o modificar las propias cogniciones. En lo personal no me cabe la menor duda de que en el paciente delirante (Ej. Trastorno Delirante, Enfermedad de Capgras, etc.) existe un "déficit" que con el tiempo, avances en imagenología y otros estudios, será posible objetivar rutinariamente. Este no es el caso de las creencias sobrenaturales. Las creencias sobrenaturales son "resistentes a la evidencia" gracias a que tales creencias estimulan de manera idónea los sistemas de recompensa y que son mantenidas socioculturalmente (la aceptación grupal es igualmente gratificante). Sin embargo, me atrevería a especular que en estos últimos los sistemas modificadores de creencias (hemisféricos derechos) funcionan potencialmente tan bien como en cualquier escéptico o científico.

    Están también, confirmando las opiniones de Devinsky, las antiguas observaciones de Michael Gazzaniga en pacientes con sección del cuerpo calloso. En ellos se observa como el Hemisferio Izquierdo (el llamado intérprete izquierdo) dejado a sus propios recursos (sin el beneficio del hemisferio derecho) tiende a justificar obsesivamente la propia conducta.

    Saludos

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  2. Muy oportuna tu observación de la mantención sociocultural de las creencias sobrenaturales. Que el sistema de expectativa de recompensa interactúe con tal aspecto (extra-mental), es precisamente una distinción respecto al delirio. Esto me devuelve al ‘asunto de grado’ para esta distinción, aunque para nada simple: la natural dominancia dopaminérgica-derecha puede permitir «sobrenaturalizar» la agencia (mediante la integración prefrontal-subcortical de aspectos emocionales, mnémicos), y sobre esto la contraparte izquierda define de modo comprensible y coherente una creencia (de acuerdo con Bering, coherentemente según exigencias adaptativas: que sean «verdaderas y exactas -científicamente o «correctas filosóficamente»- importa poco»); sin embargo, la hipofunción frontal derecha causa una creencia contralateral poco coherente adaptativamente o siguiendo a Boyer, proposiciones máximamente contraintuitivas (como en Capgras, creyendo que un familiar es un impostor), sin posibilidad de apertura sociocultural. Claro que, a fin de cuentas lo auténticamente distinguible es un daño anatómico frontal-derecho la causa del delirio como ha mostrado Devinsky, pero en psicología y psiquiatría aún no se aplica la identificación así de específica del delirio.

    Es interesante la comparación con el desbalance interhemsiférico en la parte posterior del cerebro (lóbulos parietal y temporal). Aquí las ideaciones extrañas como las de totalidad, respecto al tiempo o sobre presencias extrañas resultan de la hiperactividad derecha: las regiones prefrontales del hemisferio izquierdo, trabajando normalmente, se limitan a interpretar tales estados alterados, finalmente hiperagentivos, no habiendo en realidad una narrativa exagerada. Lo exagerado aquí es la experiencia ‘real’ (temporo-parietal) y no la explicación (prefrontal). Debe ser por esto que tales estados son mucho más difíciles de distinguir de lo «auténticamente» religioso a diferencia de los delirios de Capgras, Fregoli o Cotard, que son bastante específicos. Por ejemplo, para los religiosos es polémico comparar una experiencia LSD con un éxtasis místico de una monja, siendo que podría incluso decirse que cualquier experiencia religiosa en personas normales es lo mismo que los delirios religiosos en psicóticos. No pasa así con los delirios mencionados.

    Como otra distinción, hasta cierto punto consistente, no estaría en la creencia en sí misma, como en los delirios del lóbulo frontal-izquierdo, sino en la dimensión o el significado a posteriori de las mismas : el delirio místico (así lo llamaré por ahora) del psicótico puede dictar su vida entera fuera de tales estados o bien representa un tormento debido a su alta recurrencia (aunque de hecho hay semejanza con los delirios vistos por Devinsky en tanto que p.ej. también hay déficit frontal en la esquizofrenia); mientras que en la persona religiosa (sana, en tanto que la ocurrencia de tales experiencias representa un bajo porcentaje o de hecho es inducida a voluntad) el delirio místico se integra de modo coherente a un esquema consciente y aún autoevaluado de creencias, porque claro, sus lóbulos frontales funcionan adecuadamente. Entonces aquí viene a cuenta lo del asunto de grado dopaminérgico y todo aquello sobre la recompensa y la modulación sociocultural de esta.

    Saludos

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  3. La interpretación de Devinsky, Ramachandran y Gazzaniga son consistentes en el mismo punto: que el hemisferio derecho (regiones frontales) monitorea la veracidad en nuestros propios pensamientos. Los hemisferios izquierdos, al igual que la percepción visual, completan con narrativas falsas las áreas "cognitivamente ciegas", y que recuerdan de hecho el mecanismo de las ilusiones ópticas. Evolutivamente no podía ser de otra forma. Seguramente hay un "interés" darwiniano a que desarrolláramos una ToM (Teoría de la Mente) eficiente, es decir, que pudiese predecir y teorizar con la mayor precisión posible sobre las ideas y deseos de los demás. Como animales sociales esto es una gran ventaja. En este sentido el delirio (persecutorio, celoso, erotomaníaco, etc.) puede ser entendido como una malfunción de la ToM (al igual que el autismo o la psicopatía). En cambio en la religión la ToM funciona adecuadamente, es sólo que se aplica a algo para lo cual no fue diseñada (para relacionarse con seres sobrenaturales).

    Y es que a diferencia de la religión, en que se cuenta con la membrecía a un grupo de referencia en donde todos piensan igual, en el delirio seguramente debe existir una anomalía en los procesos neurales del pensamiento que lleva a una postura que puede ser calificada de antievolutiva: el que un individuo sostenga creencias que son rechazadas por todo el grupo de referencia, y que son resistentes a cualquier evidencia contraria. Esto último es pues lo medular del delirio y que apunta a un sutil déficit neurológico (aún en los delirios psiquiátricos).

    Las ideas de Devinsky de hecho dan apoyo a la teoría de los dos factores de Coltheart, que explica el origen de los delirios. De acuerdo a este autor, el segundo factor es un déficit en los procesos neurales que procesan el pensamiento (ej. automonitoreo, modificación y eliminación de ideas). Lo anterior es muy similar a la sugerida hipoactividad hemisférica derecha. Para quienes no estén familiarizados con estas teorías, el primer factor en la teoría de Coltheart se refiere a una experiencia anómala, por ejemplo a la incapacidad de los pacientes con delirio de Capgras de sentir "familiaridad" ante la vista de la cara de ciertas personas, a las experiencias alucinatorias hipnagógicas de quienes creen fueron raptados por los alienígenas, o a un ánimo eufórico (manía).

    Saludos

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  4. Un comentario adicional. Pienso que en los casos de Devinsky el hemisferio izquierdo no funciona necesariamente de manera "anómala", simplemente funciona con la información de que dispone y con ella elabora su mejor "razonamiento". Por otro lado, a pesar de que se enfatizan en el artículo las lesiones frontales derechas, si vemos el problema desde el ángulo de la ToM (Teoría de la Mente) hay datos que señalan que esta reside igualmente en el lado derecho (Junción Temporo-Parietal derecha). Por lo tanto, se puede teorizar que en algunos pacientes el hemisferio izquierdo toma la información de una área ToM, que funciona deficientemente, y luego lanza su mejor "razonamiento" que resulta ser un delirio.

    En realidad es posible que siempre, aun operando óptimamente nuestros hemisferios derechos, el hemisferio izquierdo rellene nuestro discurso con un poco de "inventos" (mecanismos de defensa psicológicos).

    Saludos

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  5. Hola Luis.

    En cuanto a las creencias religiosas, creo que un esquema posterior/derecho → anterior/izquierdo en el cerebro es más complejo precisamente en las regiones anteriores (prefrontales). P.ej. un factor adicional en la formación de creencias es la dominancia dopaminérgica en el lado prefrontal derecho (más importante aquí porque este rasgo se asocia al pensamiento mágico); en otro como el mental time travel, quizás aquí jugando un papel sobretodo evolutivo, el probable sustrato neural es prefrontal bilateral (Botzung et al. 2008) o aún, también inclinado hacia la derecha (Addis et al. 2007).

    Saludos

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  6. "Los delirios resultan de lesiones del hemisferio derecho. Pero es el hemisferio izquierdo el que es engañado [deluded]"

    Un opinión: pienso que la traducción contextual de "deluded" es más para puntualizar que el hemisferio izquierdo es el que elabora el delirio, más que sea el engañado. Si acaso se puede decir que es engañado porque elabora las creencias sin poder considerar nueva información (función del hemisferio derecho).

    Hay un estudio, en el que participa precisamente Gazzaniga, Dominancia del hemisferio derecho en la comprensión de las intenciones de los demás: evidencia de un paciente split-brain, en donde se teoriza sobre una supuesta función del hemisferio derecho para especular sobre los porqués (why) de las intenciones de los demás, en contraste al "what" (a las metas obvias relacionadas a objetos exteriores) que sería tarea los hemisferios izquierdos. Según parece el hemisferio derecho es el único capaz de elaborar conjeturas y de elegir el momento en que se decide "correr" una especie de "simulador de intenciones del protagonista" (ubicado en la junción temporo-parietal derecha??), es decir especular sobre los posibles porqués de la conducta y las intenciones de los demás. Esta última, es decir el análisis de las intenciones que hay detrás de las intenciones, es similar a la propiedad recursiva del lenguaje.

    Luis

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¿Qué pensamos? ¿Qué buscamos?

LO HUMANO
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UN ROMPECABEZAS: ANALIZANDO LA RELIGIÓN Y EL ATEÍSMO
Diversas disciplinas confluyen para ello
Generalidades
Modelos explicativos clásicos
Neurociencia