05 noviembre, 2020

EL PSEUDOESCEPTICISMO

Por: Antonio Chávez

¿Por qué tantos espacios escépticos o de divulgación científica no hablan en absoluto de luchas sociales como el feminismo, o, por lo menos, de la crisis de violencia sexual durante esta pandemia? ¿Acaso todo esto no implica ciencia? ¿Es coincidencia que estos espacios estén dominados por hombres? Pues no, sino que es de hecho una causa de que el escepticismo viva en una burbuja ideal donde las ciencias sociales no son legítima ciencia sino la física y la astronomía, donde burlarse de las conspiraciones es «razonable». Así se sustrae de una realidad ¿incómoda? ¿inabordable? La pandemia del coronavirus ha traído problemas sociales como el aumento de la violencia sexual masculina (ver aquí), pero para los escépticos esto al parecer no es un tema legítimamente científico que merezca verse, o quizás ni siquiera lo consideran un asunto real, sino que, probablemente, asuman que se trata de exageraciones victimistas de las feministas, que no vale pena considerar. El asunto no existe, y si se le enfoca, es para terminar oponiéndose a la justicia social que problematiza la violencia masculina: ahí tenemos cuando, si acaso los escépticos hablan de esto, niegan el enfoque feminista diciendo que «no es científico». Por ejemplo, el sitio La Manzana Escéptica lanza un «Test de pensamiento pseudocientífico», que induce a incluir la protesta contra el feminicidio (ver definición de ONU Mujeres), en la misma categoría pseudocientífica que las creencias en aliens o los poderes paranormales (ver aquí para acceder al documento). En concreto, el ítem 44, «En el Perú se registraron 149 casos de asesinatos de mujeres en 2018, por lo tanto, el Perú es un país de feminicidas», tiene que calificarse desde totalmente de acuerdo a de acuerdo a indiferente a en desacuerdo y totalmente en desacuerdo, entre otros ítems sobre supersticiones, fantasmas, posesiones demoníacas, y conspiraciones antivacunas.

No es la primera ves que esta página lanza una «investigación» (como la llaman) con serias fallas metodológicas (ver aquí, revisar los comentarios).

Parece que el único interés que puede tener el feminismo (y el enfoque de género) para Manzana Escéptica, es la burla. O dar voz al antifeminismo virulento en un programa que refuta creencias paranormales: ver p. ej. «¿Es necesario revisar el feminismo?» o «¿Tiene razón el feminismo moderno?».
Esto es un evidente sesgo machista, y es peor que entre gente no intelectual, porque no se espera entre quienes se autoproclaman la «luz de la razón». Fue patente que, cuando los escépticos se desgarraron las vestiduras por las patrañas antivacuna de Chinda Brandolino, atacando con justicia su conspiracionismo y charlatanería pseudocientífica, en cambio no enfocaron algo muy elocuente en su video (ver aquí, revisar los comentarios): Brandolino sale en primer plano con un pañuelo celeste, que es un símbolo antiaborto y antifeminista. No decir ni una palabra de esto es, por decir lo menos, deshonesto con la racionalidad y el humanismo. Es evasión, y no sería descabellado decir que cobarde: en una sociedad que aspira a secular e ilustrada se espera que los intelectuales se pronuncien sobre temas sociales sensibles, no que los rehúyan. Aún peor: ni siquiera los espacios «humanistas» baluartes de la Ilustración tocan estos asuntos, cayendo pues en una extraña contradicción fundamental (como pasó con el Renacimiento, la mujer y su lucha actual están excluidas, nuevamente, en la Ilustración). Y es tan delirante la burbuja tecno-mágica del «transhumanismo», que elabora el discurso de la inmortalidad en medio de la pandemia de covid-19 (ver aquí), como psicopática su burla sistemática de la crisis (ver aquí). Es patente esta frialdad social. ¿Para qué tenemos a estas lumbreras de la razón? ¿Lo son acaso?

Tal parece que los escépticos seleccionan la ciencia: solo hablan hasta los codos de lo que sintoniza con sus propios prejuicios y sesgos inadvertidos. Esta es una práctica típica del creyente pseudocientífico. No obstante, la ciencia (no sabría si decir «la verdadera ciencia», porque se supone que los escépticos ya la divulgan, y lo dicen, para diferenciarse de la pseudociencia) muestra no solo que la brecha de género existe, y dentro de la ciencia misma, sino que además el ámbito científico y académico tienen un problema de ‘sexismo’ (término anglosajón más o menos equivalente a ‘machismo’). La ciencia social que estudia esto no existe en la divulgación escéptica que señalo, lo que existe son los delirios neoliberales de ciber-inmortalidad y conquista del universo. Si no se democratiza el género en el manejo de la ciencia, vamos a seguir teniendo burbujas de intelectuales inútiles a fin de cuentas, pero útiles para mantener el sexismo/machismo. Hay evidencia empírica de que «los hombres son mucho más propensos que las mujeres a rechazar los hallazgos del sexismo en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, e incluso a hacer comentarios sexistas en respuesta a tales investigaciones. Al mismo tiempo, los comentaristas en general tienen más probabilidades de no estar de acuerdo en que existe un sesgo de género» (Flaherty 2015).

Cuando casi excepcionalmente una mujer científica publica en un medio escéptico, justamente es para aclararnos que las diferencias cognitivas de género (que muchos emplean, naturalizándolas como innatas y de origen evolutivo, para justificar por qué hay más hombres en las ciencias «duras») no implican valorar más unas áreas de desempeño que otras (Halpern 1994). Entre tanto, esa naturalización biológica de las diferencias de género es inconsistente, o bien, un mito (ver Chávez 2021). Y es que exactamente eso es lo que ha hecho históricamente la cultura de dominio masculino: menospreciar la ciencia social en favor de la física o la economía (ver aquí, y aquí). Es necesaria una socialización igualitaria entre mujeres y hombres con énfasis en empatía para ambos, para evitar hombres escépticos, digamos, insensibles socialmente.

(Hacer click para ampliar este collage de posteos de la Manzana Escéptica). Crear distracción y entretenimiento es una forma de afrontamiento emocional de la pandemia de covid-19, con temas que nada tienen que ver con la crisis de la salud o la cuarentena actual. Sin embargo, las publicaciones de populares espacios autopromocionados escépticos y divulgadores científicos, simplemente, han rivalizado o superado en cantidad y calidad a las publicaciones que brindan información seria sobre el covid-19. Lo más notable es la insistencia en temas cuestionables científicamente, y de significado mágico-religioso más que evidente (a pesar de que estos sitios muestran una actitud antirreligiosa), como el discurso de la inmortalidad en medio de la mortalidad pandémica. Es importante tener en cuenta que este es un caso de escepticismo transhumanista, no solo escepticismo, que tiene una fuerte preferencia a priori y acrítica por las ideas transhumanistas (bajo auspicio y financiación de la Sociedad Secular Humanista del Perú, y la Humanist International).

No menos notable es la indiferencia hacia la psicología de la pandemia. El sitio Manzana Escéptica, por ejemplo, tiene por conductor a un psicólogo (según se acredita en sus publicaciones), con lo que es inaudito el enfoque y la calidad de los contenidos sobre el covid-19: son completamente ignorados asuntos como el empeoramiento de la desigualdad de género y el conservadurismo machista. Esto contrasta fuertemente, tal como si hubiera un aislamiento por parte de estos espacios, con la atención y urgencia que la comunidad científica le ha dado a la conducta y el enfoque de género durante la pandemia, aún con sus propios puntos cuestionables (p. ej. la Proceedings of the National Academy of Sciences en octubre 2020). Manzana Escéptica celebra el Día Internacional del Orgullo Gay, lo cual es plausible, pero no dicen una palabra por el Día de Acción Global por el acceso al Aborto Legal y Seguro (esta fecha, 28 de setiembre, en cambio celebraron el Día de la Divulgación Científica). Como referimos líneas atrás, cuando se ha abordado el feminismo, se ha hecho para refutarlo como no-científico (en sus programas al respecto, los opositores invitados son antifeministas reaccionarios).

Sumado a este visible sesgo antifeminista, y en directa oposición a la seriedad de la comunidad científica y las autoridades de la salud (cuestionándose así la ética de sus auspiciadores seculares y humanistas), estos espacios han tratado con informalidad el problema del dióxido de cloro (una de las charlas de Manzana Escéptica al respecto no cuenta con ningún médico especialista), mientras sí han invertido recursos en burlarse de su consumo y de la incertidumbre popular (en lugar de aportar y difundir investigación científica para comprenderla): han llegado a elaborar canciones de burla, sin retractarse de ellas, sino reafirmándose con arrogancia, a pesar de las pocas críticas (ver aquí). Recordemos que tales conductas se vinculan a rasgos egoístas y psicopáticos.

Entrevemos en este escepticismo diversos sesgos asociados entre sí:
  • la maldición del conocimiento o sesgo de retrospectiva (teniendo conocimientos surge una inadvertida incapacidad para empatizar con quien no tiene conocimientos),
  • sesgo de reactancia (incapacidad de autocrítica y aversión a la crítica, percibida como una amenaza a la libertad egocéntrica, en este caso, para discriminar al ignorante en ciencia),
  • sesgo de confirmación (p. ej. el referido arriba «Test de pensamiento pseudocientífico», con su tabla de puntaje induce la autoconfirmación de una ausencia ideal de creencias pseudocientíficas, y a la ostentación del resultado—como se comprueba en los comentarios),
  • sesgo de superioridad ilusoria (probable efecto Dunning-Kruger: sobrestimación de la inteligencia propia, lo que es evidente cuando los escépticos abrazan ideas que no son sino pseudocientíficas, como la inmortalidad o el entusiasmo por «razonar» sobre civilizaciones alienígenas),
  • sesgo de género (antifeminismo),
  • y por último, mucho pensamiento mágico-religioso y un discurso mesiánico-cristiano, supuestamente inadvertido (ver aquí), lo que por sí solo pone en entredicho este escepticismo transhumanista.
Le llamo a esto pseudoescepticismo. Esta nueva especie de escepticismo parece reflejar muy bien la fragmentación posmoderna que ha desbordado el ámbito económico y alcanzado las esferas social e intelectual: «en la cultura posmoderna se acentúa un individualismo extremo, un “proceso de personalización” que apunta a una nueva ética permisiva y hedonista» (Vásquez 2011, p. 8). Esto describe con precisión contextual las conductas antes observadas, en tanto la sobrestimación de la individualidad, el visible desinterés social, y la obsesión con el tecno-progreso mesiánico (esto no apunta sino a la ciber-eficiencia de las personas), sesgan el escepticismo transhumanista, y son parte de la cultura de emprendimiento neoliberal del individuo. Para ahondar en lo irónico de todo esto pues, lo posmoderno es algo que el escepticismo transhumanista critica, pero es de hecho también un subproducto suyo.

Referencias y temas relacionados: 


Bibliografía:

📑 Flaherty C. Gendered Skepticism. Inside Higher Ed, January 8, 2015.
📑 Halpern D. Sex, Brains & Hands: Differences in How Women and Men Think. Este artículo apareció en la revista Skeptic 2.3 (1994).
🌎 Chávez, A. (2021b). Feminismo y Evolucionismo: Aliados, No Enemigos. Humanismo Naturalista Científico. 04.04.2021. 
📑 Seitz A. et al. THE PANDEMIC EXPOSES HUMAN NATURE: 10 EVOLUTIONARY INSIGHTS. Proceedings of the National Academy of Sciences. Oct 2020.
📑 Vásquez A. LA POSMODERNIDAD. NUEVO RÉGIMEN DE VERDAD, VIOLENCIA METAFÍSICA Y FIN DE LOS METERRELATOS. Nómadas. Critical Journal of Social and Juridical Sciences, 29(1), 285 – 300, 2011.


01 noviembre, 2020

MEDICAMENTO SÍ, PSICOLOGÍA NO: INTUICIÓN Y PREJUICIOS TRAS ESTA NEGACIÓN

Por: Antonio Chávez

¿Qué hay detrás de la autoridad superior que se le otorga al medicamento en menosprecio del tratamiento psicológico? Es que el primero se considera aún una sustancia de carácter mágico, y al médico, un brujo. Ocurre que mantenemos las estructuras cognitivas de asociación mágico-intuitiva entre sustancia y resultado, más allá del estricto conocimiento científico que ciertamente el público general no posee sobre cómo actúa un fármaco. Y en esta asociación el médico, que antropológicamente desciende del chamán y del sacerdote, es el curandero moderno. De hecho, esto puede explicar porqué la medicina moderna sigue manteniendo médicos y escuelas pseudocientíficas y mágicas que son extremadamente populares, desde la medicina germánica a Deepak Chopra a la homeopatía, hasta los «Médicos por la Verdad» del coronavirus.

Por otro lado, desde el punto de vista estrictamente científico, el médico selecciona y aplica el medicamento de manera probabilística, puesto que no existe ninguna seguridad absoluta de que tal sustancia tenga siempre el efecto esperado sobre tal síntoma o tal individuo. La existencia del margen de efectividad empírica de un medicamento, sea bajo o alto, para el cerebro socioemocional humano es por defecto, simplemente, una «cura efectiva». Los sesgos cognitivos y las demandas emocionales, tal como en la circunstancia de estar enfermo y necesitar confiar en algo y alguien, superan el análisis lógico de cada sustancia y su efectividad (conocimientos que, en principio, solo poseen los especialistas en farmacología y en segundo término el médico). De ahí que sea tan común, y que es lo que crea el nicho sociocultural para las pseudoescuelas antes mencionadas, que los enfermos y sus parientes desesperados consuman «curas mágicas» y contraten «curanderos modernos». 

Con la psicología ocurre algo muy diferente, porque, para empezar, la intuición psicológica (‘folk psychology’ o Teoría de la Mente) es algo inherente a cualquier individuo. Las personas pueden percibir que un profesional en esto, es decir el psicólogo, es simplemente un embaucador, y que la psicología no es una ciencia porque no necesita serlo, ni puede serlo. El público, de hecho, no toma con la misma seriedad la ansiedad que la diabetes, y se suele creer que los asuntos emocionales los manejan las mismas personas, sin necesidad de un psicólogo (o incluso un psiquiatra), por ser experiencias subjetivas, privadas, íntimas (lo cual también puede ser cierto cuando se tiene algún malestar físico y hay vergüenza de ir al médico, o el prejuicio de que visitar al psicólogo significaría que uno está «loco»). 

Esta percepción popular empeora por dos razones que relativamente convergen contra la psicología: los prejuicios propiamente científicos, y los embaucadores reales. Aún hoy se debate el estatus científico de la psicología. En muy buena parte, la «infodemia» actual se debe a la falta de programas de prevención psicológica, y al fracaso de la divulgación científica debido a probables enfoques psicopedagógicos deficientes, esto a su vez debido a una falta de investigación masiva de la conducta de las personas (esto varía en diferentes países y el presupuesto que destinan a la información psicológica sobre la población). El rancio fundamento que se sigue escuchando es que la conducta no es un objeto científico de estudio por ser impredecible y subjetiva, y no tiene caso invertir en su investigación. Por un asunto de espacio, aquí diré que esto es sencillamente falso (en todo caso, se remite al lector a revisar nuestros artículos en general). 

Y luego está el ejército de coachesautoayudadoresgurús marketerostransformadores del éxitoprogramadores psicolingüistasterapistas bioenergéticosconsejeros cuánticoschakristashipnotistasmeditadorespsico-pastoresparapsicólogospsíquicos, etc. Todos los cuales usan en mayor o menor medida una jerga pseudocientífica que mezcla psicología con física cuántica, religión, y una obsesión por el éxito financiero ególatra. No pocos son individuos oportunistas que han tomado quizás algún curso sobre psicología y así confunden a sus clientes, y al no haber regulación legal pues se presentan como profesionales de la mente. Otros son psicólogos con dudosos principios éticos. Y por supuesto, en la ignorancia popular Freud y el psicoanálisis siguen siendo un dañino referente de la psicología. 

Esta sobreabundancia de despropósitos es fuerte evidencia de que la psicología, como legítima ciencia, parte pues de un aparato intuitivo y común (siendo cierto que esto también puede identificarse cognitivamente en todas las ciencias, y en realidad ninguna de ellas está libre del pensamiento mágico). Sin embargo, ello no justifica, por un lado, su menosprecio en el ámbito científico, ni, por otro lado, emplearla como disfraz de prácticas pseudocientíficas y peligrosas. En esta pandemia, por ejemplo, la comunidad científica ha estado haciendo un llamado urgente a las ciencias de la mente (psicología, ciencia cognitiva, neurociencia), tanto para comprender la infodemia como para saber afrontarla y prevenirla. Aunque esta reacción ha sido tardía (las tendencias antivacuna y anticiencia no han dejado de crecer en los últimos años), ha puesto en relieve la necesidad de la psicología como conocimiento científico prioritario contra el covid-19.

Sin embargo, por poner el más simple ejemplo, los números son infinitos: nadie puede saber jamás
su final, y aun así se tiene a la matemática como la pureza suprema de la ciencia.





24 octubre, 2020

LA PANDEMIA EXPONE LA NATURALEZA HUMANA: 10 PERSPECTIVAS EVOLUCIONISTAS (ANÁLISIS)

THE PANDEMIC EXPOSES HUMAN NATURE: 10 EVOLUTIONARY INSIGHTS
(LA PANDEMIA EXPONE LA NATURALEZA HUMANA: 10 PERSPECTIVAS EVOLUCIONISTAS)
Benjamin M. Seitz, Athena Aktipis, David M. Buss, Joe Alcock, Paul Bloom, Michele Gelfand, Sam Harris, Debra Lieberman, Barbara N. Horowitz, Steven Pinker, David Sloan Wilson, Martie G. Haselton
Proceedings of the National Academy of Sciences Oct 2020, 202009787
DOI: 10.1073/pnas.2009787117

(Ver artículo insertado al final.)
Por: Antonio Chávez

Un artículo sin precedentes y que hacía falta, va «desde la neurona hasta la nación» a través de «10 ideas ofrecidas por una amplia gama de pensadores evolutivos, con experiencia que va desde la medicina evolutiva hasta la evolución cultural a gran escala», para comprender «las presiones evolutivas sobre el virus, nuestra respuesta humana a la pandemia y cómo un enfoque evolutivo puede ayudarnos a enfrentar el covid-19». Esto se suma a la muy reciente publicación en Scientific American sobre la centralidad de la conducta humana en el covid-19, y otras publicaciones similares en Nature y Science, las más importantes revistas en ciencia, llamando la atención sobre la importancia y la necesidad de la psicología en este contexto. Como el artículo señala, «además de las ideas que pueden producir una acción inmediata, la pandemia nos ha brindado oportunidades únicas para presenciar la naturaleza humana a medida que se desarrolla, desde cambios en los patrones de reproducción, normas sociales cambiantes y curiosidades cognitivas que pueden distorsionar nuestro reconocimiento de la amenaza». Y hay que subrayar esto: «este artículo es un llamado a la acción en la ciencia». Tal como pasó con el manifiesto de Scientific American este mes, al pronunciarse contra Donal Trump, la ciencia puede y debe hacer ejercicio de la conciencia social.

No obstante la amplitud de este artículo abarcando ciencias físicas, ciencias sociales, y ciencias biológicas, y siendo admirable su inclusión de asuntos tan dejados de lado en esta pandemia como la conducta sexual, la desigualdad de género, y la falta de empatía, hay cierta falta de profundidad en estos puntos, que no logran conectarse, por lo menos correlacionalmente. La ausencia de investigación científica fiable en estos temas se hace evidente, y más aun en relación al covid-19, lo cual no es necesariamente un defecto en el trabajo de los diversos autores aquí, sino que es una carencia general e histórica de ciencia sobre la conducta humana. Los protocolos psicológicos para pandemias no existen en ninguna forma remotamente comparable a la vacunación, ni a los avances en biología y medicina sobre cómo atacar una infección. El covid-19 no es una pandemia nueva ni es la más grande, y aunque la vacuna demore, no significa que los científicos no sepan qué hacer. De hecho las pandemias tratadas médicamente han coincidido con la revolución científica del siglo XX, pero en esta escalada del conocimiento moderno la psicología ha estado marginada. Este profundo desfase, de saber más de la Luna que de la mente, tiene que acabar de una vez por todas, simplemente porque el covid-19 y virus similares dependen de qué tan sociable sea el huésped, así que es intrínsecamente necesario saber tanto de la biología del virus, como de la psicología del huésped. 

«No hemos evolucionado para buscar la verdad». «Nuestra especie no está programada para buscar una comprensión precisa del mundo tal como es». Téngase muy en cuenta esto ante todo (asunto que hemos tratado ampliamente en muchos artículos en este espacio). Ya que, por enésima vez, los científicos no nos dicen que la burla sea un método para que la gente abandone su desinformación en la pandemia. Sino que hace lo contrario: «es más probable que atrinchere aún más a las personas en sus puntos de vista mal informados». Léanlo muy bien los ateos y ‘escépticos’ que se han vuelto malos comunicadores de cultura y ciencia en esta pandemia: lo dice Sam Harris, al que tanto citan. 

La maquinaria científica está poniendo los ojos en las personas, el cerebro, la conducta, y la cultura. Y así las cosas, como he mostrado antes, no vamos a solucionar la pandemia volando al espacio, mucho menos fantaseando con cyborgs, inmortalidades cuánticas, ni otras oportunidades de negocio para Elon Musk. La enfrentamos aquí y ahora. Puestos en el asunto, quiero profundizar en un par de asuntos del artículo en cuestión: una perspectiva en Psicología Evolucionista que no excluya ni evada la Psicología del Desarrollo, y un científicamente probable vínculo entre la reproducción sexual, la desigualdad de género y la empatía en juego.

De los efectos neurológicos a los efectos psicológicos y culturales del covid-19. (Imagen de Johns Hopkins.)
 

1. LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA NO PUEDE EXCLUIR LA PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO

En «Perspectiva 5: Las normas de género están retrocediendo y la desigualdad de género está aumentando», con todo y su limpia demostración del problema que resume el título, la explicación resulta inesperadamente poco profunda porque enfoca tal desigualdad bajo los principios reproductivos evolutivos, pero no atiende a los aprendizajes durante el desarrollo de las personas, menospreciando el papel de «los estereotipos de género obsoletos y la falta de empoderamiento de las mujeres», sin proporcionar ninguna prueba de porqué no atender, por ejemplo, la evidencia empírica de que las niñas y los niños en efecto son expuestos a estereotipos de dominación masculina, y desaliento de presencia femenina en diversas profesiones (Sigala & Murphy 2018; Miller et al. 2018; Solbes 2020). «El razonamiento evolutivo predice que las mujeres dejarán el lugar de trabajo o sacrificarán su productividad más que los hombres», y que es exactamente lo que está ocurriendo en esta pandemia, pero no excluye en absoluto el aprendizaje de estereotipos machistas en las niñas, antes que sean adultas y madres. Así pues, tiene resultados positivos la educación de niños bajo el enfoque de género contra la violencia (Lei et al. 2014), y la prevención de la violencia de pareja (Garzón & Calcedo 2020), lo que evidencia una interacción entre propensiones evolutivas (supongamos aquí que los niños sean innatamente más violentos que las niñas) y aprendizaje cultural, donde éste, por lo visto es más decisivo que los genes. 

Llama la atención que en la «Perspectiva 8: Combatir la pandemia requiere su propio proceso evolutivo», el mismo articulo nos proponga con mucho acierto, «la teoría de la herencia dual para hacer que la evolución cultural tenga lugar más rápido y a mayor escala que nunca, incluso tan rápido que pueda seguir el ritmo de la evolución genética del virus». La teoría de la herencia dual, precisamente, «postula tanto una corriente genética como una corriente cultural de herencia que han estado coevolucionando entre sí durante el tiempo que somos una especie». De hecho, otro investigador fuera de este artículo, nos dice que «la investigación en genética y evo-devo* ha demostrado que la conexión entre el gen y el fenotipo es mucho más débil de lo que normalmente se pensaba entre los animales no humanos. Esto es aún más cierto en los humanos para quienes los procesos ontogenéticos y culturales juegan un papel importante en la creación y configuración de la psicología. Por lo tanto, ninguna explicación evolutiva del comportamiento humano está completa sin recurrir a la cultura y la ontogenia, que juntas explican una gran parte de la variación del comportamiento humano.» (Mackiel 2020).

(*) evo-devo, del inglés evolutionary developmental biology, en español biología evolutiva del desarrollo.

Agrego, por tanto, que el enfoque feminista aquí, y las luchas feministas que se enmarcan en él, incluso si es un enfoque construccionista extremo (o sea que la biología y la evolución tienen nada que ver con los estereotipos de inferioridad femenina, y que estos surgen ‘solamente’ del aprendizaje cultural), en realidad resulta complementario tras un análisis meticuloso y profundo de los principios evolutivos y la exposición cultural, como un todo indisociable para la formación de las conductas que vemos en los adultos. Con todo, la recomendación del artículo es reducir «los estereotipos de género tradicionales». La desigualdad de género ha sido exacerbada por la cuarentena, y es algo que empeora la situación: aumento del conservadurismo, del rechazo al aborto y de prejuicios discriminatorios sobre las mujeres, tal como señala la investigación. Nada de esto tiene ninguna justificación biológica ni cultural. Esto va para aquellos que suelen decir que el feminismo no tiene base científica, o que a conciencia han guardado silencio respecto a la desigualdad de género todo este tiempo, a pesar de autopromocionarse ‘divulgadores científicos’. El asunto como vemos, no solo es legítimamente científico, sino que además, el fenómeno sociocultural del feminismo queda muy bien enmarcado en la teoría de la herencia dual.
 
2. LA CONDUCTA SEXUAL, LA DESIGUALDAD DE GÉNERO, Y EL DILEMA DE LA EMPATÍA BAJO EL COVID-19

Aquí también ha faltado un mayor atrevimiento argumentativo. En «Perspectiva 4: El panorama del apareamiento está cambiando y habrá consecuencias económicas de una disminución en las tasas de natalidad», los principios psicológicos evolutivos ‘antivirus’ de asco y disgusto que alteran negativamente los contactos sexuales, para evitar los contagios, y por tanto bajan la tasa de natalidad, están muy bien mostrados. Luego, en «Perspectiva 5: Las normas de género están retrocediendo y la desigualdad de género está aumentando», se señala que «en ciudades y países con mayor desigualdad económica, las mujeres se auto-sexualizan más en las publicaciones de las redes sociales», y con los hombres, «la desigualdad económica (…) se asocia con mayores tasas de homicidio entre hombres, que parece estar impulsada por las preocupaciones de los hombres por el estatus social». El articulo, de hecho, vincula el levantamiento de la desigualdad de género, el conservadurismo perjudicial para las mujeres, y la resultante paradoja de una mayor competencia sexual debido a la cuarentena y el aislamiento, con la alteración de la conducta sexual, pero no explora más esta conexión evidente. 

Mientras tanto, en «Perspectiva 6: No se garantiza un aumento de la empatía y la compasión», se nos dice que «no hay evidencia de ningún aumento general de bondad, empatía y compasión en este momento en relación con los tiempos no pandémicos». Pues bien, creo que un punto interesante es que hay investigación sugerente, pero no explorada en este artículo, entre la depresión de la reproductividad, la competencia sexual, la desigualdad de género, la violencia masculina, y la ambigüedad empática. Esto es, la violencia sexual masculina en el covid-19, y más históricamente en el contexto de los desastres. Para empezar, los informes alrededor del mundo indican, o bien un aumento de las agresiones sexuales respecto al año pasado, o bien respecto al descenso de la delincuencia común, con una estimación de un vasto número de casos no denunciados (UN Women, octubre 2020; ver también al final un anexo de recopilación internacional de reportes hecha en junio 2020). La situación de violación y embarazo de niñas en Latinoamérica es, de hecho, crítica. También se disparó el abuso sexual infantil online (Attanasio 2020).

Luego, hay evidencia de que la violencia sexual contra mujeres y niñas aumenta en los desastres (Rezaeian 2013; Larson 2019). Por ejemplo, «el cambio climático es reconocido como un serio agravante de la violencia de género» (UN News 2019). En este problema se ha notado un número de condiciones que concurren: vulnerabilidad de ciertos sectores sociales, refugio y/o aislamiento, estrés, caos, falta de recursos (Sullivan 2017). Mientras posibles explicaciones evolucionistas de esto serían la competencia sexual entre hombres por mujeres, o a la falta de recursos alimenticios como desestabilizador emocional que conduce a la violencia masculina, por otro lado, «la igualdad de género puede aumentar la violación en forma de reacción masculina» (Martin et al. 2006). Es notable que la violación de mujeres aumente durante el aislamiento y el retroceso que implica en la igualdad de género, en el contexto más amplio del endurecimiento del feminismo por la igualdad de género, tal como si fuese un escarmiento sexual (algo muy en consonancia con la visión construccionista social de que la violación sexual es un asunto de ejercicio de poder y dominio del hombre sobre la mujer). 

Es decir, la pandemia es un escenario con varios ‘disparadores’ simultáneos de la depredación sexual y la violencia masculina. Y una vez más, la explicación parece ser dual, biocultural y no únicamente biológica. Por ejemplo, el desempleo, el rompimiento del papel de ‘proveedor’, todo esto sumado a los fuertes estereotipos de dominación masculina en sociedades ya desiguales, cuya desigualdad empeora bajo el covid-19, hará que los hombres perciban su ‘identidad masculina’ amenazada, lo que conduce a la violencia hacia la pareja, y su aumento en la presente pandemia (Stanley 2020). La hostilidad masculina, sobre todo la sexual, ‘liberada’ por diferentes efectos de la pandemia, podría verse como un ‘dispositivo psicopático’ o una inhibición empática, para ajustar la cognición y la conducta hacia la consumación de la violación. De hecho, es un argumento evolucionista que los hombres tengan menos empatía que las mujeres (Wakabayashi et al. 2006), siendo algo relativo (Christov-Moore et al. 2014). Esto a su vez, podría ser parte instrumental de una contraestrategia evolutiva frente a la disminución del emparejamiento y la natalidad, cual es lo que ocurre con el covid-19. 

Sin embargo, los estereotipos masculinos explícitos de ‘frío y calculador’ y ‘conquistador sexual’, o femeninos de ‘tierna y comprensiva’ y ‘dócil‘, son adquiridos. Por ejemplo, un estudio de empatía y juicio moral encontró algunas diferencias minúsculas de sexo en un total de 10.802 personas, mientras que en un subgrupo de 334 personas las mujeres se retrataron a sí mismas como más empáticas, mostrando que los autoinformes pueden inducir sesgos que lleven a las personas a asumir estereotipos de roles de género (Baez et al. 2017). Mientras que un estudio de la empatía en 1700 gemelos, «las diferencias de género no alcanzaron significación estadística», aunque las mujeres tuvieron mayores causales de herencia genética y experiencial que los hombres (Toccaceli et al. 2018). Otra vez, evo-devo. Recordemos, además, el aumento de los estereotipos machistas, el conservadurismo y los prejuicios sexuales sobre las mujeres. Todo lo que, en suma, previamente en psicología ya se conoce que contribuye a la aceptación de los mitos de la violación, el respaldo a la cultura de la violación, y a la culpación de la víctima, conductas todas en la que más se involucran los hombres (para una amplia revisión ver Gravelin et al. 2019; ver también Feldman 2018, sobre el sesgo innato de «el mundo justo» –«a las personas buenas les pasan cosas buenas y a las personas malas les pasan cosas malas», tras la culpación de la víctima, y su relación inversa con la empatía).

Espero haber contribuido a ampliar el tan buen articulo de PNAS.


ANEXO INFORMES DE VIOLACIÓN EN EL MUNDO: 

"Aumentan violaciones contra menores durante confinamiento: Semáforo Delictivo" (México).
"Se agudiza violencia intrafamiliar en Guatemala por cuarentena" (Guatemala).
"El Gobierno creará un chat instantáneo para proteger a las víctimas de violencia de género durante el confinamiento" (España).
"Aumentan las denuncias por violencia de género durante el confinamiento" (España).
"In locked down India, women fight coronavirus and domestic violence" (India).
"Coronavirus: Fears of domestic violence, child abuse rise" (Alemania).
"Crime in UK falls sharply since start of coronavirus lockdown" (Reino Unido). "Police report big drops in burglary, rape and assault but 3% rise in domestic violence"
"Domestic abuse cases soar in Lebanon amid coronavirus lockdown" (Líbano).
"Domestic violence victims, stuck at home, are at risk during coronavirus pandemic" (Estados Unidos).


Bibliografía:

📑 Sigala & Murphy. WOMEN SCIENTISTS IN PSYCHOLOGY: GENDER BIAS AND CHANGE. www.hoddereducation.co.uk/psychologyreview 2018. 
📑 Miller et al. THE DEVELOPMENT OF CHILDREN'S GENDER‐SCIENCE STEREOTYPES: A META‐ANALYSIS OF 5 DECADES OF U.S. DRAW‐A‐SCIENTIST STUDIES. Child Development / Volume 89, Issue 6. 2018.
📑 Solbes. LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS INTERIORIZAN LOS ROLES DE GÉNERO DESDE LOS 4 AÑOS. The Conversation, June 21, 2020.
📑 Lei et al. GENDER EQUALITY AND VIOLENT BEHAVIOR: HOW NEIGHBORHOOD GENDER EQUALITY INFLUENCES THE GENDER GAP IN VIOLENCE. Violence Vict. 2014;29(1):89‐108. doi:10.1891/0886-6708.vv-d-12-00102
📑 Garzón & Calcedo. EFFECTIVENESS OF A PREVENTION PROGRAM FOR GENDER-BASED INTIMATE PARTNER VIOLENCE AT A COLOMBIAN PRIMARY SCHOOL. Front. Psychol., 21 January 2020.
📑 Mackiel. WHY CULTURE AND ONTOGENY MATTER IN HUMAN PSYCHOLOGY. Dual Inheritance 2020-08-22.
📑 UN Women. UN Trust Fund assesses COVID-19 impact on violence against women and front line organizations. Monday, October 5, 2020.
📑 Attanasio. CORONAVIRUS: EL DRAMÁTICO INCREMENTO DEL CONSUMO DE PORNOGRAFÍA INFANTIL EN EL CONFINAMIENTO POR EL COVID-19. BBC News Mundo, 25 abril 2020.
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📑 Sullivan. Five Reasons Sexual Violence Increases in Disasters. National Sexual Violence Resource Center, September 19, 2017.
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📑 Feldman. Why Do People Blame the Victim? The tendency to blame the victim may be programmed in the mind at a deep level. Psychology Today. Mar 02, 2018.


The pandemic exposes human nature: 10 evolutionary insights (Seitz el al. 2020).

01 septiembre, 2020

«INFLUENCERS DE LA CIENCIA» EN PERÚ Y SU CONTRIBUCIÓN NEGATIVA EN EL COVID-19

Por: Antonio Chávez

En la última década las redes sociales Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, han reconfigurado el modo en que las personas obtienen información, y lo seguirán haciendo profundamente en tanto tales espacios resultan, además, condicionar en las personas su percepción de la realidad en la medida en que más interactúan socialmente en la red. Y esto no necesariamente ha significado que la gente se haga más «intelectual»: las redes sociales virtuales, con su opción de anonimato, han propiciado fuertemente el surgimiento de «información alternativa» que normalmente no tenía cabida en los medios tradicionales (revistas, periódicos, noticieros). 

Así por ejemplo, la incredulidad moderna que ya existía hacia la ciencia en los 90s sobre genética o el cambio climático, se propagó progresivamente gracias a internet hacia la negación de las vacunas desde 2000 con la falsa asociación entre la vacuna del sarampión y el autismo, que gracias a las redes sociales virtuales, predeciblemente, se extendió a la negación presente de la pandemia de covid-19. Este fenómeno de oposición a la ciencia tiene pues años gestándose, casi en silencio, y aunque existían algunos estudios e indicadores sociológicos y psicológicos de ello, estos pocos no recibieron la divulgación adecuada, ni llamaron la atención de la comunidad científica, menos aún de los gobiernos.

Todo esto mientras la serie Cosmos regresaba triunfalmente. Es evidente que algo fallaba, y sigue fallando, en la divulgación científica, y el caso que aquí nos interesa sobre la información científica de las vacunas: el denominador común entre los antivacunas es precisamente su desconfianza hacia los médicos, más la desinformación en las redes sociales; y esta desconfianza se asocia al modo en que se comunica la ciencia: las investigaciones sugieren que las personas pueden aceptar las recomendaciones de su propio médico si «se toma el tiempo para escuchar y explicar» (Stecula et al. 2020).

Y tal modo de diálogo efectivo se basa en una comunicación socialmente sensible, como muestra la evidencia empírica, bajo las técnicas de Entrevista Motivacional
  • expresar empatía hacia los clientes, 
  • desarrollar discrepancias entre sus comportamientos actuales y deseados, 
  • lidiar con la resistencia sin antagonizar, preservar la comunicación efectiva y permitir que los clientes exploren sus puntos de vista, y,
  • apoyar la autoeficacia (confianza en su capacidad de cambio) (Gagneur et al. 2018).
Otros estudios científicos convergen en la relevancia socioafectiva, como no burlarse de las creencias ni menospreciar a las personas:
«para crear una mejor comprensión ciudadana sobre la inmunidad e informar decisiones seguras, desafiar directamente las creencias existentes no es una opción. Numerosos estudios han demostrado que las tácticas de persuasión pueden conducir a afianzar las creencias existentes en lugar de cambiarlas» (Larson 2020).
«Siempre, siempre hablar con respeto. Cada persona con la que hablé afirmó que sin respeto, compasión y empatía, nadie abrirá la mente o el corazón. Nadie escuchará» (MIT Technology Review 2020).
Contrarrestar la desinformación funciona, pero el mensaje debe evitar avergonzar, ridiculizar y marginar al público con dudas (Caulfield 2020). Debemos suponer, no obstante, que los antivacunas fanáticos pueden ser inmunes a todo esto, y simplemente se espera que la censura en los servicios de redes sociales ayude a controlar su influencia. 

Teniendo a la mano conocimiento científico sobre cómo deberíamos tratar el conspiracionismo, y dando por sentado que no estamos ante un problema de contenido (p. ej. meramente exponer datos técnicos al público), sino de cómo se transmite el contenido, entonces las actitudes de desprecio al público no caben. A quienes les interesa la ciencia, en lo que me incluyo, el rechazo hacia ella puede ser irritante, sobre todo cuando nos declaramos escépticos: todo rechazo a la ciencia es a su vez algo rechazable. Pero esto es subjetivo, por lo que puede terminar en algo peor que lo que se busca erradicar. 

Algunos sitios virtuales que se supone son «divulgadores científicos» y «escépticos», sistemáticamente han publicado comentarios, memes, e incluso «canciones» de sarcasmo y burla al consumo de dióxido de cloro. Para-Normales y La Manzana Escéptica son los ejemplos más claros (ver capturas abajo). Aún, el primero responde que «lloriquean mucho», y el segundo que es su «derecho». No nos confundamos de contexto. En el mundo hay personas con hemorragia interna, ahogos, shock hepático, e incluso muertos, uno de ellos un niño: no hay razón ni ciencia que justifique la burla, y ningún profesional de la ciencia y la salud lo hace. Sin embargo ambos sitios son auspiciados por Sociedad Secular y Humanista del Perú y Humanists International ¿?

Hacer click para ampliar. 



Eso en psicología se define como humor agresivo’:
«se relaciona con el uso de sarcasmo, burla, ridículo, mofa, “desprecio” [put-down] o humor de menosprecio (Zillman, 1983). También incluye el uso del humor para manipular a los demás mediante una amenaza implícita de ridículo (Janes & Olson, 2000). En general, se relaciona con la tendencia a expresar el humor sin tener en cuenta su impacto potencial en los demás» (Martin et al. 2003 p. 54). 
Burlarse del consumo de dióxido de cloro cuando median víctimas es un típico «humor dañino que se usa para realzar el yo» (Zeigler-Hill et al. 2016 p. 364), algo que resuena con el individualismo imperante, con personas «indiferentes a cómo sus elecciones podrían dañar a otros cuando toman decisiones morales» (ibid. pp. 370-371), tal como defender la burla en este contexto como algo positivo, cuando no lo es en realidad. Es pues, un humor vinculado a los rasgos psicopáticos (Veselka et al. 2010; Martin et al. 2012; Zeigler-Hill et al. 2016).

¿En qué contribuyen los «influencers de la ciencia» en la pandemia? En estos ejemplos, no solo en nada consistente con la psicología, ni la sociología, ni los protocolos de información y prevención, sino que van en contra del cuerpo de investigaciones que está orientando las políticas de emergencia. Otros sitios peruanos online como El Robot de Platón o Doctor Trónico, si bien publican avances en la búsqueda de la vacuna y advierten sobre la desinformación en tono más serio, no divulgan el aspecto psicológico ni sociológico de la pandemia. Aquí tampoco hay justificación: las publicaciones científicas están allí, por lo que no hay razón alguna que les impida crear contenido al respecto. 

Cuando el propio Colegio de Psicólogos del Perú es atropellado por el Congreso, y tiene que defenderse invocando a su legitimidad científica, cuando tiene que denunciar que el Estado Peruano carece de prevención psicológica, el paisaje que se nos dibuja es que hay un menosprecio estructural e idiosincrático hacia la psicología. Y esto pues, no es solo en cuanto a la profesión en sí, sino que hay un rechazo implícito a todo aquello que remita a la psicología de la gente común y corriente: su incertidumbre, miedo, y su desesperación, todo se reduce por cosificación y deshumanización a su falta de cultura científica, y ya. Falso, y a los estudios y las actitudes de los investigadores calificados remito, como contestación anticipada a cualquier protesta justificativa de la burla y el sarcasmo.

Tal parece que la informalidad y la corrupción, enviciadas por un individualismo indolente y psicopático como mostrado, han alcanzado la «divulgación científica» para tornarla, bajo el contexto de la pandemia, en un espacio de discriminación que es parte de un problema generalizado en la población peruana, como notan diversos científicos dentro de lo poco que se sabe, que está afectando gravemente todas las esferas sociales (La República 2020).
 


Bibliografía:

📑 Dominik Andrzej Stecula, Ozan Kuru, Kathleen Hall Jamieson. How Trust in Experts and Media Use Affect Acceptance of Common Anti-Vaccination Claims. Harvard Kennedy School Misinformation Review, 2020.
📑 Gagneur, A., Lemaitre, T., Gosselin, V., Farrands, A., Carrier, N., Petit, G., … Wals, P. De. (2018). Promoting Vaccination at Birth Using Motivational Interviewing Techniques Improves Vaccine Intention: The PromoVac Strategy. Journal of Infectious Diseases & Therapy, 06(05), 1–7.
📑 Larson, H.J. A call to arms: helping family, friends and communities navigate the COVID-19 infodemic. Nature Reviews Immunology 20 (8), 449-450, 2020.
📑 Basu T. How to talk to conspiracy theorists—and still be kind. MIT Technology Review, July 15, 2020
📑 Caulfield, Timothy. “Does Debunking Work? Correcting COVID-19 Misinformation on Social Media.” OSF Preprints, 25 May 2020.
📑 Rod A Martin, Patricia Puhlik-Doris, Gwen Larsen, Jeanette Gray, Kelly Weir. Individual differences in uses of humor and their relation to psychological well-being: Development of the Humor Styles Questionnaire. Journal of research in personality 37 (1), 48-75, 2003.
📑 Zeigler-Hill, V., McCabe, G. A., & Vrabel, J. K. (2016). The Dark Side of Humor: DSM-5 Pathological Personality Traits and Humor Styles. Europe's journal of psychology, 12(3), 363–376.
📑 Livia Veselka, Julie Aitken Schermer, Rod A Martin, Philip A Vernon. Relations between humor styles and the Dark Triad traits of personality. Personality and Individual Differences 48 (6), 772-774, 2010.
📑 Rod A Martin, Jessica M Lastuk, Jennifer Jeffery, Philip A Vernon, Livia Veselka. Relationships between the Dark Triad and humor styles: A replication and extension. Personality and Individual Differences 52 (2), 178-182, 2012.
📑 Páucar C. Los peruanos, ¿por qué no respetamos las normas? La República, 31 Ago 2020.




ÍNDICE TEMÁTICO

FUNDAMENTOS
¿Qué pensamos? ¿Qué buscamos?

LO HUMANO
La unidad cerebro-sociedad-cultura

UN ROMPECABEZAS: ANALIZANDO LA RELIGIÓN Y EL ATEÍSMO
Diversas disciplinas confluyen para ello
Generalidades
Modelos explicativos clásicos
Neurociencia