08 enero, 2009

PSICOLOGÍA EVOLUCIONARIA Y ORIGEN DE LA RELIGIÓN (II)

Por: Luis González
luisgpope@gmail.com

¿Existen conductas y mecanismos psicológicos evolutivamente determinados? Es innegable que así es. Las observaciones provenientes de la etología proporcionan abundante información que apunta a que existen patrones complejos de conducta (ej. rituales de cortejo) que están genéticamente condicionados. En el recién nacido se observan igualmente una serie de conductas reflejas (los reflejos primitivos), de las que es relativamente sencillo adivinar su “propósito” evolutivo, y que indudablemente dependen de circuitos neurales prefijados. El hecho que por ahora no sea posible identificar con toda precisión la ubicación y estructura de los circuitos nerviosos que soportan dichas conductas no nos autoriza a negar lo evidente: que existen ciertos elementos y automatismos conductales, y sistemas cognitivos (Mental Tools/Barrett), con los que fuimos dotados por la selección natural.

Antes de especular sobre los orígenes ancestrales de ciertos módulos mentales es menester primero identificar fenotipos y genotipos concretos. Un buen primer lugar donde buscar es averiguando que conductas, procesos mentales o rasgos de personalidad tienen el carácter de universales. Para ello se requiere de los aportes multidisciplinarios: la genética conductual, la antropología comparada, la psicología, la sociología y las neurociencias. A partir de ellas se pueden proponer lo que pudiéramos llamar “fenomas” conductuales o cognitivos, según sea el caso, y posteriormente estudiar su correlación con factores genéticos o epigenéticos.

Desde principios del siglo pasado se han adelantado hipótesis que proponiendo dimensiones o tendencias básicas de la personalidad se busca correlacionarlas con procesos biológicos del cerebro. Por mencionar algunos de los más conocidos, y que aún ejercen influencia en el campo de la investigación, están los trabajos de Hans Eysenck, Robert Cloninger, o Thurstone (las “cinco tendencias básicas de personalidad”). Por ejemplo, Cloninger inicialmente propone la existencia de tres dimensiones de la personalidad: La tendencias hacia la “búsqueda de la novedad” (novelty seeking), la “evitación del daño” (harm avoidance) y “dependencia a la recompensa" (reward dependence), propensiones biológicas que de acuerdo a él serían moduladas respectivamente por la dopamina, serotonina y norepinefrina. Estudios posteriores han confirmado la asociación del “novelty seeking behavior” (NS) con otras monoaminas, por ejemplo que es influida igualmente por un tono serotonérgico disminuido; por lo que explicar NS, o cualquier otra dimensión, a partir de una sola monoamina es una sobresimplificación. A medida que sea posible identificar dichas tendencias biológicas básicas, el fenoma conductual, estaremos en mejor posición para elaborar buenos modelos teóricos que se refieran a los aspectos universales humanos.

Del lado de la Antropología tenemos también ejemplos con esta misma tendencia integradora. Por mencionar un autor representativo de dicha metodología, el antropólogo Pascal Boyer , que partiendo de datos obtenidos de la antropología comparada, neurociencias y observaciones clínicas de la psicología, ha propuesto dimensiones biológico-cognitivas que predispondrían a ciertos aspectos de la conducta religiosa.

Sin embargo, para vincular adecuadamente los fenomas conductuales/cognitivos a la genética es necesario conocer a mucho mayor detalle la variable intermedia: la circuitería neural. Sin todo este conocimiento no será posible superar la etapa especulativa de la psicología evolucionaria.


Bibliografía:

• Boyer & Bergstrom (2008). Evolutionary perspectives on religion. Annu. Rev. Anthropol., 2008, 37:111–130

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¿Qué pensamos? ¿Qué buscamos?

LO HUMANO
La unidad cerebro-sociedad-cultura

UN ROMPECABEZAS: ANALIZANDO LA RELIGIÓN Y EL ATEÍSMO
Diversas disciplinas confluyen para ello
Generalidades
Modelos explicativos clásicos
Neurociencia