06 julio, 2020

¿EL ATEÍSMO ES ANALÍTICO? ¿ESTÁ REALMENTE LIBRE DE CRISTIANISMO?

Por: Antonio Chávez
Hoy ya no se discute que la religión sea un objeto legítimo de estudio científico: en tanto no es sino un fenómeno psicológico y social humano, es perfectamente abordable por el empirismo científico. De hecho, Charles Darwin mismo abrió el camino desde el evolucionismo para llegar a entender la religión, aunque no es hasta inicios de los años 80s cuando surgieron los fundamentos de la Ciencia Cognitiva de la Religión, un campo que se formaliza aún en los 90s como multidisciplinario, donde convergen ciencia cognitiva, antropología, neurociencia, biología, y comparativa de religiones, ya que, no quepa duda tampoco, lo que llamamos ‘religión’ es un aspecto exclusivamente humano tan antiguo como complejo. Entre otros cuyo núcleo es explicar naturalistamente la religión en general, se enmarcan aquí los estudios específicos de las creencias religiosas y sus correlatos psicólogos y neurales, en la última década, y un poco más recientemente se están dilucidando las bases cognitivas de la descreencia religiosa y el ateísmo.

Aunque pudo ser previsto por varios filósofos antes, es cualitativamente diferente el saber empírico actual de que el teísmo es fundamentalmente intuitivo, mientras que el ateísmo aparenta ser analítico. Y, algo que definitivamente no podía ser descubierto sino por las estrategias psicológicas es que, mientras el primero simplemente se corresponde con y deriva de ciertos procesos automáticos e inconscientes, el segundo es exclusivamente un esfuerzo deliberado y consciente para contener la maquinaria intuitiva. Hay que tener en cuenta que el cerebro humano no es un órgano que evolucionó para distinguir la verdad de la mentira, sino para que el individuo se adapte y sobreviva tanto al entorno natural como social. En centésimas de segundo podemos tener una intuición disparada por la mínima información sensorial a la mano, y así la primera impresión es que la tierra “parece” plana, que el relámpago “quiere” caernos, o que el ruido en la hojarasca “es un” depredador escondido. Si el cerebro primero hubiera pretendido dudar, evaluar, comparar y deducir la mejor estrategia de acción, simplemente no existiríamos como especie. Por supuesto, también evolucionó otra estrategia cognitiva: el análisis. Pero éste adquirió relevancia cuando el humano se hizo sedentario y desarrolló la civilización, aspectos que ciertamente a su vez se deben a él. Las creencias religiosas, para decirlo resumidamente, parten de intuiciones como ver caras en las nubes para razonar que puede tratarse de una entidad vigilante, mientras la descreencia consiste en volver a razonar que simplemente se trata de una nube que no pretende nada, pero, el precedente intuitivo de verle una cara a la nube simplemente persistirá.

Esta perspectiva de entendimiento es fundamental para comprender el siguiente fenómeno descubierto: si bien el ateísmo es una negación de naturaleza consciente, deliberada y verbal de Dios (sin tener que discutir si también es la negación de cualquier entidad mágica o sobrenatural, porque en realidad no necesariamente lo es), en el aspecto intuitivo e inconsciente no hay una desaparición no solo del pensamiento mágico, sino que la enculturación teísta-cristiana también persiste. Y es que, además de ser un hecho ampliamente demostrado que las inferencias automáticas necesariamente persisten, también pueden prevalecer dadas ciertas circunstancias apremiantes naturales, o, artificialmente bajo las técnicas de preguntas capciosas de un experimento psicológico. Difícilmente nos percatamos de ello: hay reportes empíricos de ateos que se sienten emocionalmente perturbados si piensan que Dios les puede matar, o que aprueban un argumento a favor de la vida después de la muerte respecto a sí mismos si son distraídos con un ensayo antipatriota que rechazarán (ver La descreencia en Dios es analítica ¿o no?). Parece extraño pero tiene lógica y es consistente con la ciencia cognitiva: además del pensamiento mágico persistente, la enculturación cristiana asociada a éste durante la niñez, puede también persistir implícita e inconscientemente durante el resto de la vida, independiente de la explícita y consciente negación de Dios. O por lo menos, no habría otra explicación. Y esto tendrá importancia para efectos de evaluar y afrontar ciertas problemáticas de la sociedad: si el aprendizaje cristiano es persistente implícitamente entre ateos, entonces también lo son sus aspectos más negativos (ver Cristianismo y psicopatía), que se harán más o menos explícitos ante determinados temas que doctrinalmente rechaza el cristianismo.

Porcentajes pequeños pero notables de posturas entre ateos que probablemente sean rastros de enculturación cristiana (y que serían supuestamente inadmisibles de acuerdo a la autoproclamación popular de los ateos como "iluminados de la razón") (Cuadros extraídos de las estadísticas “Religious Landscape Study - Atheists”, Pew Research Center, 2014).

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UN ROMPECABEZAS: ANALIZANDO LA RELIGIÓN Y EL ATEÍSMO
Diversas disciplinas confluyen para ello
Generalidades
Modelos explicativos clásicos
Neurociencia