Humanismo Naturalista Científico

17 julio, 2022

ATEÍSMO FEMINISTA: EL ATEÍSMO ANDROCÉNTRICO ES UN PROYECTO SOCIAL FALLIDO

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Por: Antonio Chávez
hnc.correo@gmail.com

1. RESUMEN.
 
El ateísmo es prominentemente masculino. Este dominio masculino implica que el ateísmo es androcéntrico (excluyente de las mujeres), lo cual es un hecho sentado en el ámbito de las ciencias sociales en años recientes. En este amplio ensayo se argumenta que el ateísmo, debido a su androcentrismo, no solo aleja a las mujeres de la irreligiosidad que podrían adoptar, sino que también estimula en los ateos hombres el sexismo (y la violencia sexual), la oposición a las causas sociales, especialmente contra el feminismo, y el pacto ideológico con el fascismo. Para sustentar este argumento, primero documentamos esta compleja problemática social. Luego, mostramos y discutimos estudios psicológicos sobre el ateísmo, para buscar las causas de esta problemática: el aprendizaje cultural y la socialización en masculinidad normativa pueden predisponer 
a los hombres a la irreligiosidad, pero reproduciendo el sexismo en el ámbito secular. Ambivalentemente según el contexto sociocultural, el propio sexismo marca el mayor ateísmo de los hombres en sociedades con mayor igualdad de género, debido a que en éstas, los estereotipos sexistas persisten subyacentemente, bajo una apariencia de igualdad. Con todo esto, queda claro que el ateísmo no resulta ser consecuencia de una esencia natural de mayor racionalidad, en presunta oposición a la emocionalidad: esto es un discurso de género, que tradicionalmente vincula la racionalidad a la masculinidad, y la emocionalidad a la feminidad. En conclusión, el ateísmo es bueno para las mujeres, simplemente porque el ateísmo no es patrimonio de la racionalidad-masculinidad, pero es necesario que deje de ser androcéntrico, y que pase por un proceso profundo de democratización crítica de género y replanteamiento feminista, en tanto los hombres ateos no están interesados en desafiar el sexismo secular. Dejar de creer en Dios no es el problema: el problema es el dominio masculino del ateísmo.

El 30 de setiembre 2023, se agregó un anexo donde se investiga y documenta, en el contexto peruano, las complejas relaciones entre diversos actores de círculos políticos e intelectuales, aparentemente opuestos ideológica o filosóficamente, que convergen en una misma postura de oposición al ‘comunismo’, la cual es propia de la ultraderecha o una versión local de la Alt-Right, cuando no estrictamente fascista (sea por semejanza al fascismo clásico delimitado a la Segunda Guerra Mundial, o identificado como neofascismo). [Ir directamente al anexo.]



2. INTRODUCCIÓN.
 
El presente trabajo independiente es una extensión del ensayo que previamente expuso el problema de machismo y misoginia en el ateísmo (Chávez 2021a). Aquí se analizará con mayor profundidad esto, apoyándose en una amplia literatura y variadas fuentes al respecto, tanto para efectos de la documentación del asunto, como para buscar sus causas. Por ejemplo, 
Schnabel et al. (2016), escriben el Capítulo 5 Gender and Atheism: Paradoxes, Contradictions, and an Agenda for Future Research [Género y Ateísmo: Paradojas, Contradicciones, y una Agenda para la Investigación Futura], en Annual Review of the Sociology of Religion: Volume 7: Sociology of Atheism (Cipriani & Garelli 2016). Landon Schnabel es sociólogo en la Universidad de Cornell, y estudia la desigualdad de género y por qué persiste. Citamos a Schnabel et al. (2016 p. 1):
❝Los estudiosos de la religión saben que existe un desequilibrio de género entre los ateos, siendo los hombres mucho más propensos que las mujeres a ser ateos. Este desequilibrio es probablemente un factor que contribuye a las discusiones populares que han acusado al ateísmo —y al secularismo en general— de un problema de sexismo.❞ 
Hay un promedio constante de más ateos que ateas en todo el mundo, y a su vez, de más mujeres religiosas que hombres. No obstante, la brecha de género del ateísmo es persistente pero no precisamente abismal. Según las cifras de Pew Research (un conocido instituto que brinda estadísticas) por ejemplo, entre 2013 y 2015 datos de Uruguay, Estados Unidos, Alemania, España, Inglaterra, Australia, China, y Francia, en promedio arrojan un 59% de ateos frente a 41% de ateas. No es en realidad una diferencia dramática (a pesar de que los países más religiosos y con más desigualdad de género tienen aún menos mujeres ateas). En contraste, lo que sí es bastante llamativo, es el acaparamiento masculino del liderazgo y el poder en el ateísmo. Los hombres lo dominan, son sus caras públicas, quienes llenan las listas de conferencistas en eventos ateístas, son abrumadoramente los más citados y referidos por la comunidad, y quienes se han hecho mundialmente famosos a través de libros superventas (inmediatamente luego de lanzada la «guerra contra el terrorismo» islámico). De hecho, el ateísmo nunca tuvo una imagen tan elocuentemente masculina, y centrada en los hombres blancos, como «los cuatro jinetes» de la «revolución ateísta» (Christopher Hitchens, Richard Dawkins, Sam Harris, y Daniel Dennett 2019), lo que se conoce como el Nuevo Ateísmo (la pública militancia antirreligiosa, racionalista, y cientificista originada en Inglaterra y EE.UU.—ver Wolf 2006).

2.1. EL DOMINIO MASCULINO EN GENERAL: EN DETRIMENTO DE LAS MUJERES.

El dominio masculino en las interacciones sociales produce de manera ‘natural’ la exclusión de las mujeres. Aunque esta ‘naturalidad’ tiene que ver más con el aprendizaje sociocultural de la desigualdad de género y la división sexual del trabajo, que con supuestas predisposiciones biológicas, innatas, ‘preprogramando’ las diferencias psicológicas y socioculturales entre mujeres y hombres.

Un principio básico que se asume en este ensayo es que las diferencias y las desigualdades de género (entre muchas, como la brecha de género en la religión y el ateísmo) no tienen un origen biológico evolutivo por selección natural, sino que son el resultado, al menos significativamente, de una socialización de carácter estructural e histórico, que se reproduce culturalmente desde el surgimiento del patriarcado [definido en la teoría feminista como «mayor poder y estatus social masculino que femenino» p. ej. en Wood & Eagly 2012 p. 63]—para apoyar este argumento se recopila abundante trabajo teórico y evidencia empírica en Chávez (2021b).

Por ejemplo, Greguletz et al. (2019 pp. 3, 5) muestran dos aspectos que provocan que las redes de intercambio social dominadas por hombres sean adversas para las mujeres (énfasis nuestro): 
❝La primera dimensión confirma que la exclusión estructural derivada del conflicto trabajo-familia y la homofilia actúa como una barrera para la creación de redes efectivas por parte de las mujeres, especialmente en términos de acceso a las redes (…) la segunda dimensión se refiere a la vacilación personal de las mujeres a la hora de instrumentalizar sus lazos sociales, lo que a la larga se traduce en niveles más bajos de efectividad de la red. Tal vacilación intrínseca se basa en dos factores principales: la moralidad relacional, que denota la tendencia de las mujeres a evitar los beneficios excesivos a través de las redes, y la modestia de género, que denota cómo las mujeres subestiman su propio valor en contextos profesionales.
(…)
En la investigación sobre la creación de redes, se han estudiado ampliamente los efectos de esta tendencia a vincularse con similares –un concepto denominado homofilia– (Brass et al., 2004). Los procesos de reproducción homosocial sugieren que los líderes (principalmente hombres) reclutan, promueven y prefieren trabajar con individuos que son similares a ellos mismos (otros hombres) (Ibarra, 1992; Joecks et al., 2013; Joshi et al., 2011), lo que dificulta la entrada de las mujeres en las redes.❞ 
La homofilia de género masculino, es decir, la preferencia entre hombres sobre sí mismos en el intercambio social y la estructuración de redes sociales, está ampliamente documentada en ámbitos socioculturales críticos como la política y la ciencia (donde la brecha de género es bastante mayor que en salud y educación a nivel global), para inclinar la balanza del liderazgo y el poder a favor del dominio masculino. Consúltese los datos a escala global del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, en inglés UNDP): «a pesar de décadas de progreso hacia la igualdad entre hombres y mujeres, cerca del 90% de la población mantiene algún tipo de sesgo contra las mujeres (...) aproximadamente la mitad de los hombres y las mujeres del mundo consideran que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres (...) más del 40% opina que los hombres son mejores ejecutivos empresariales (...) El 28% de las personas creen que está justificado que un marido le pegue a su esposa (...) menos del 24% de los escaños parlamentarios en el mundo están ocupados por mujeres y solo 10 de los 193 jefes de gobierno del planeta son mujeres» (PNUD 2020).

Y respecto a la ciencia y la tecnología: «en los países de la OCDE [N. del T.: organización de los países más poderosos y ricos], en promedio, entre los graduados en STEM [N. del T.: acrónimo de Science, Technology, Engineering and Mathematics—CTIM es el equivalente en español: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas], sólo el 32,6% son mujeres. Más preocupante aún, las aplicaciones de inteligencia artificial pueden replicar y exacerbar estos sesgos» (UNDP 2020 p. 12). Una poderosa combinación de normas sociales diferenciadas por sexo, roles y estereotipos de género, a los que se exponen las personas desde su temprana infancia (ver p. ej. Solbes 2020), dan cuenta de estos sesgos estructurales. Por ejemplo, un estudio de Kwiek & Roszka (2021) «comprobó que el principio de homofilia de género (publicar predominantemente con científicos del mismo sexo) se aplica a los científicos varones, pero no a las mujeres». La homofilia, y su consecuente sesgo y brecha de género, que en principio es perjudicial para las mujeres y para la ciencia (ver p. ej. Llorens et al. 2021; Wired 2021), se problematiza aún más porque, de acuerdo con Hershcovis et al. (2021), la homofilia masculina promueve la violencia sexual, la trivializa e invisibiliza: 
❝En concreto, la composición de la red (acosador y centralidad masculina) y los sistemas de creencias (mitos del acoso y valorización de la masculinidad) se combinan para inculcar el silencio en la red en torno al acoso sexual. Además, estos sistemas de creencias elevan a los acosadores y a los hombres a posiciones centrales dentro de las redes, que a su vez pueden promover sistemas de creencias problemáticos, creando una dinámica que se refuerza mutuamente. Teorizamos que el silencio de la red contribuye a la persistencia del acoso sexual debido a la falta de consecuencias para los perpetradores y de apoyo para las víctimas, lo que refuerza aún más el silencio. En conjunto, este proceso genera una cultura de acoso sexual.❞ 
El ámbito científico, lamentable pero no sorpresivamente porque es homofílico masculino, tiene un doble problema con el sexismo
y la violencia sexual. Esto ha sido demostrado por las más grandes revistas científicas como Nature o Science: ver p. ej. Morello (2015); Sundaram & Jackson (2018); aportándose fuerte evidencia empírica de que la menor presencia de mujeres en la ciencia no se limita causalmente a que ellas tengan que dedicarse a la crianza, sino que «a las mujeres se les acredita menos en ciencia que a los hombres»: Ross et al. (2022)—sobre la violencia sexual en la ciencia, de acuerdo con Bell & Koenig (2017): 

❝Científicos de alto nivel nos han tocado de manera inapropiada y han invadido repetidamente nuestro espacio personal.❞

2.2. EL CIENTIFICISMO ATEO: UN DISCURSO MISÓGINO.

Ahora bien, los científicos hombres son abrumadoramente ateos, a su vez que el ateísmo está tradicionalmente vinculado a la ciencia—sin ser equivalentes ni sinónimos, sino que el ateísmo tiene una narrativa fuertemente cientificista (el cientificismo es la «tendencia a dar excesivo valor a las nociones científicas», según el Diccionario de la lengua española). La ciencia, o más propiamente hablando, el cientificismo, es parte central y una exigencia de la cultura atea. Los estudios sociológicos prueban estas relaciones, como Zuckerman (2009 p. 952):

❝La educación superior está positivamente correlacionada con el ateísmo (…) Y Larson y Witham (1997, 1998) descubrieron que entre los miembros de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, sólo el 7 por ciento afirmaba creer en un Dios personal y sólo el 8 por ciento creía en la inmortalidad, y Ecklund y Scheitle (2007) informan de que los profesores de las principales universidades de Estados Unidos tienen muchas más probabilidades de ser ateos que la población estadounidense en general.❞ 
Luego, de acuerdo con Schnabel et al. (2016 pp. 6, 7-8):
❝Los ateos no sólo pueden interiorizar las creencias sexistas de sus culturas, sino que su énfasis en la ciencia también puede fomentar el sexismo. La religión ha construido históricamente reglas para tratar la sexualidad humana, que a menudo son sexistas y represivas (Foucault 1990). Más recientemente, la ciencia llegó a dictar qué tipo de actitudes sexuales eran normales, ya que la gente acudía a los psiquiatras para “confesarse” y se les decía qué era aceptable y qué era desviado. En resumen, la ciencia se hizo cargo del trabajo que la religión había hecho anteriormente para definir lo que era el sexo apropiado, y aunque en cierto modo fue más liberadora, la ciencia perpetuó algunos aspectos de la represión sexual que la religión había promovido (por ejemplo, la homosexualidad fue categorizada como una enfermedad mental, la histeria fue vista por los psiquiatras como una enfermedad exclusivamente femenina, y la medicalización del síndrome premenstrual) (Figert 1996; Foucault 1990; Kirk y Kutchins 1992; Seidman 2010). De forma similar a las justificaciones científicas de la heteronormatividad, las explicaciones científicas siguen siendo utilizadas por algunos ateos para justificar actitudes sexistas.
(...)
El cientificismo promovido por el Nuevo Ateísmo, sin embargo, es un tipo particular que resta importancia a las epistemologías científico-sociales en favor de la sociobiología y pretende sustituir la política democrática por la autoridad científica (LeDrew 2012; Stephen LeDrew 2013a) (...) el cientificismo impacta directamente en las interacciones de género dentro de los grupos seculares, y parece obstaculizar la participación continua de las mujeres en dichos grupos.
(...)
Como señala Miller (2013), el ateísmo no tiene una base teológica para el sexismo, pero a menudo utiliza la ciencia como base para el sexismo. Por ejemplo, [Christopher] Hitchens afirmó en un artículo muy leído en Vanity Fair que “las mujeres no son divertidas” debido a los procesos evolutivos, y que las mujeres están biológicamente impulsadas a ser madres a tiempo completo (Pollitt 2011). La última idea de Hitchens se apoya en un debate sobre la “naturaleza fundamental de la masculinidad y la feminidad” en el exitoso libro de [Richard] Dawkins El gen egoísta (Dawkins 1976:140).

Del mismo modo, [Sam] Harris (...) ha argumentado que el ateísmo es menos atractivo para las mujeres porque éstas no pueden manejar el enfoque del movimiento, y en lugar de decir que el movimiento debería ser menos agresivo, el problema está en el deseo de bondad de las mujeres (Harris 2014) (...) Las creencias sexistas, arraigadas en la cuasi-ciencia, expresadas habitualmente por las principales figuras públicas ateas contribuyen a la persistencia de los supuestos esencialistas de género dentro del Nuevo Ateísmo (Hassall y Bushfield 2014) (...) las creencias de género y los estilos de comunicación de los líderes del Nuevo Ateísmo son emulados por muchos participantes en el movimiento.❞
Hasta aquí se quiere establecer tres puntos: 1) el dominio masculino en general involucra la exclusión de las mujeres (homofilia masculina), 2) la homofilia masculina promueve el sexismo y la violencia sexual, que atraviesan la academia y la ciencia, y 3) el cientificismo y el ateísmo están fuertemente vinculados. Teniendo en cuenta estos aspectos, definimos que el ateísmo es intrínseca, implícita y explícitamente androcéntrico (androcentrismo es la «visión del mundo y de las relaciones sociales centrada en el punto de vista masculino», según el Diccionario de la lengua española), y que, predeciblemente, es un movimiento atravesado por el sexismo y la violencia sexual contra las mujeres. Esto, pues, por una doble razón: porque el ateísmo está dominado por hombres, y porque está dominado por un cientificismo no social. El androcentrismo cientificista no social del ateísmo tiene, además, como característica fundamental el racionalismo (la omnipotencia de la racionalidad) y el rechazo o el desprecio por la emocionalidad, lo que también es una exigencia cultural atea. Todo esto conforma una estructura ideológica y normativa que refuerza el androcentrismo y la exclusión femenina, como lo explica la socióloga Katja Guenther (2019 pp. 50-51), con énfasis añadido:
❝La celebración de la ciencia, la razón, la racionalidad y el pensamiento crítico por parte de la cultura del Nuevo Movimiento Ateo es un discurso de género. La cultura estadounidense (y la cultura occidental en general) mantiene una dicotomía de género entre la ciencia, la razón, la racionalidad y el pensamiento crítico, por un lado, y la fe, la irracionalidad, la emocionalidad y la superstición, por otro, en la que la ciencia y la razón se asocian a los hombres blancos y a la masculinidad blanca, y la irracionalidad y la emocionalidad se asocian a las mujeres y a la feminidad y a las personas de color (por ejemplo, Harding, 2006; Keller, 1983). Como argumenta Bailey de forma convincente, el desarrollo de la razón como base para identificar quién es plenamente humano y quién no lo es “no se asoció incidentalmente con la opresión de las mujeres y de los hombres no blancos; más bien, esa opresión en sí misma es la que legitimó la razón... Lo que gran parte de la filosofía llegó a definir como razón sólo surgió como resultado de la negación y supresión de aquellos atributos considerados como femeninos o corporales” (2007: 346).❞ 
Y como señala Flaherty (2015), hay evidencia empírica de que:
❝los hombres son mucho más propensos que las mujeres a rechazar los hallazgos del sexismo en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, e incluso a hacer comentarios sexistas en respuesta a tales investigaciones. Al mismo tiempo, los comentaristas en general tienen más probabilidades de no estar de acuerdo en que existe un sesgo de género.❞
La ideología atea del desprecio por la emocionalidad≈feminidad, el consecuente sexismo, y el cientificismo, por último, se combinan para promover una cultura de aversión social que ha predispuesto a los ateos hombres a apoyar ideologías antisociales y misóginas, como la ultraderecha y el fascismo. Pasamos a documentar lo dicho.
 
2.3. EL ANDROCENTRISMO DEL NUEVO ATEÍSMO: ULTRADERECHA Y ANTIFEMINISMO.
 

El ateísmo/escepticismo (a lo largo de este ensayo se usan los términos ateísmo y escepticismo, y ateo y escéptico juntos, para referirnos a ambas creencias como intercambiables y/o fuertemente traslapadas, aunque no necesariamente equivalentes), y más propiamente el movimiento Nuevo Ateísmo
, ha sido objeto de suficiente documentación y análisis, por parte de las ciencias sociales y el periodismo en años recientes, para mostrar que manifiesta una problemática de género y aversión social. El libro New Atheism: Critical perspectives and contemporary debates (Vol. 21) (Cotter, Quadrio & Tuckett 2017), presentado por Springer como «el mejor informe académico sobre el Nuevo Ateísmo hasta la fecha», contiene un interesante capítulo a cargo de la socióloga Anja Finger, titulado «Four Horsemen (and a Horsewoman): What Gender Is New Atheism?» [Cuatro jinetes (y una amazona): ¿Qué género tiene el nuevo ateísmo?—los «cuatro jinetes» refieren a los ya mencionados cuatro líderes masculinos del movimiento: Dawkins, Dennett, Harris, y Hitchens, mientras que la «amazona» es Ayaan Hirsi Ali, o sea una quinta líder que se pretendió que reemplazaría al difunto Hitchens, pero cuyas «credenciales feministas han sido cuestionadas»]. Citamos de este libro, para empezar a perfilar la problemática señalada:
❝[Sam] Harris (2006), según su autor inspirado en los acontecimientos del 11S, fue el primero de los principales libros de los Cuatro Jinetes sobre religión cuando salió a la luz en 2004. El título The End of Faith (El fin de la fe) insinúa el objetivo, definido como la religión basada en la fe. El judaísmo, el cristianismo y el islam –también conocidos como religiones abrahámicas o religiones del libro– se agrupan en esta categoría, con especial atención al islam. (…) Harris se opone a un punto de vista relativista de Occidente y proporciona un fuerte juicio de valor al afirmar que “los hombres de Oriente Medio que están obsesionados con la pureza sexual femenina en realidad quieren menos a sus esposas, hijas y hermanas que los hombres estadounidenses o europeos” (2006, 189). Las peculiares creencias masculinas que motivan ciertas acciones se regionalizan ahora y pasan a representar una falta o insuficiencia de amor. Por el contrario, la mera ausencia de tales creencias y acciones hace que los hombres euroamericanos sean amantes más consumados de las mujeres, independientemente de otras creencias y acciones potencialmente misóginas que se les puedan atribuir. Sin embargo, se nos dice que los “asesinatos de honor” no son más que un ejemplo, “simplemente una faceta de ese terrible caleidoscopio que es la imaginación masculina no instruida: las muertes por dote y la quema de novias, el infanticidio femenino, los ataques con ácido, la mutilación genital femenina, la esclavitud sexual—estas y otras alegrías esperan a las mujeres desafortunadas en gran parte del mundo” (2006, 189). En este discurso, las mujeres aparecen únicamente como víctimas, lo que hace aún más difícil de digerir el sarcasmo fuera de lugar de las “alegrías” que les esperan. Harris pasa a discutir la incompatibilidad de tales acciones masculinas con el amor y la razón. Lo hace reivindicando los roles normativos de género: “Cualquier cultura que educa a los hombres y a los niños para que maten a las chicas desafortunadas, en lugar de consolarlas, es una cultura que ha conseguido retrasar el crecimiento del amor” (2006, 190). Las “chicas desafortunadas” –¿por qué o cómo? –, las “chicas” –no las mujeres– deben ser consoladas desde una posición de sujeto masculino de la ética caballeresca.
(...)
Teniendo en cuenta las pruebas acumuladas que demuestran que las religiones tienden a oprimir a las mujeres –una constatación anterior a la llegada del Nuevo Ateísmo y debida en gran medida al trabajo de las teólogas feministas–, cabría suponer que las mujeres prefieren al menos una visión no religiosa de la vida, si no abiertamente atea. Sin embargo, los estudios empíricos sugieren lo contrario: basándose en los resultados del Estudio de Valores Europeos y el Programa de Encuestas Internacionales, Furseth (2010) afirma que las mujeres tienden a puntuar más alto en valores religiosos que los hombres, al menos en Alemania Oriental y Occidental, Gran Bretaña, Países Bajos y Suecia. Hay diferencias de grado, pero sigue habiendo una tendencia. Que las mujeres son más propensas a ser religiosas y menos a autoidentificarse como ateas ha sido confirmado por otras investigaciones (por ejemplo, Mahlamäki 2012; Trzebiatowska & Bruce 2012). Un matiz interesante sobre la cuestión de las relaciones de género, el feminismo y el ateísmo lo añade la investigación de Stinson et al. (2013) con hombres ateos. Aquí se encontró que, aunque en general estaban a favor de la igualdad de género, los encuestados eran más ambiguos sobre el feminismo y estaban menos dispuestos a adoptar una etiqueta feminista o profeminista para sí mismos. Esta reticencia apunta a una aproximación poco entusiasta al género y al feminismo por parte de los hombres ateos participantes en la investigación. Esto puede influir en una atmósfera en los círculos ateos en la que pueden darse comportamientos sexistas. En el contexto de este capítulo, parece que, en lugar de socavar el atractivo masculino percibido del ateísmo en general y del Nuevo Ateísmo en particular, dicha atmósfera confirma el desequilibrio de género sugerido por los datos.
(…)
el Nuevo Ateísmo tiene una apariencia más bien masculina. Esto ha sido advertido más recientemente por Bekiempis (2011) y Engelhart (2013). Si bien se menciona a Hirsi Ali y a otras mujeres ateas en ocasiones, parece haber una tendencia de larga data a excluir a las mujeres y –lo que equivale al mismo resultado– a no incluirlas en la historia del ateísmo, según Bekiempis. De ahí que la composición exclusivamente masculina de la liga de los Nuevos Ateos no sea una mera coincidencia, sino parte de una tradición deplorable. El sexismo y el machismo se consideran elementos de esta tradición, que se expresa mediante la representación androcéntrica en los medios de comunicación (…)
 
Partiendo de lo que se considera apariencia y comportamiento “masculino” en el uso cotidiano del término, uno de los cuatro jinetes destaca claramente: el difunto Christopher Hitchens. Al final de su reseña del libro de Hitchens, Dawkins (2007b) aludía a ello trasladando una supuesta característica del hombre Hitchens a su publicación: “qué libro tan espléndido y bulliciosamente viril” (el énfasis es mío). Más recientemente, Hitchens apareció en un informe sobre un estudio de los ideales de masculinidad de los estudiantes universitarios: 
“Un entrevistado de clase media habló de su admiración por la forma en que el difunto Sr. Hitchens “se desenvolvía intelectualmente” en los programas de debate, añadiendo que la forma en que hablaba con las panelistas femeninas mostraba “masculinidad intelectual”.” (Matthews 2013) 
La autobiografía de Hitchens (2011) arroja una luz interesante sobre su marca de masculinidad, cada vez más recta. Su amistad con Martin Amis, por ejemplo, se describe como “la relación más heterosexual que un hombre joven podría tener con otro ... En cualquier caso, mi aspecto había disminuido hasta el punto de que solo las mujeres querían acostarse conmigo” (2011, 157) (…) Hitchens nos cuenta que se siente honrado de ser uno de los jinetes y hace hincapié en el tema masculino llamando a [Richard] Dawkins “un verdadero hombre de Balliol si alguna vez hubo uno” (2011, 422, el énfasis es mío).
(…)
La construcción de la masculinidad por parte de los Nuevos Ateos puede compararse con otras formas no religiosas de concebirla. Jan, el hombre entrevistado en Furseth (2010), por ejemplo, identifica su masculinidad con la racionalidad y se aleja de la emoción.❞ 
Además de las observaciones de Finger, nótese que Harris pone como causalidad de la violencia misógina islámica la falta de instrucción, lo que redunda en presentar a los hombres occidentales como carentes de misoginia por ser instruidos y educados. Esta opinión, simplemente, es inconsistente con la evidencia antes señalada del sexismo en el ámbito científico y académico. Entre tanto, y en línea con este análisis de Finger en Cotter, Quadrio & Tuckett (2017), es tema de controversia pública y mayor preocupación sobre el ateísmo que, prominentemente más entre ateos que ateas, exista una activa oposición a las luchas sociales, y una filiación discursiva (pero también militante) al supremacismo blanco-masculino, la ultraderecha (Alt-Right: alternative right, como se conoce al movimiento estadounidense que combina extrema derecha y nacionalismo supremacista blanco-masculino) y el fascismo. Por ejemplo, nos dicen Lux & Jordan (2019 p. 11-12): 
❝el ateísmo militante, del que Dawkins es la figura principal, ha desempeñado un papel preeminente en la promoción y cientifización de las narrativas cripto-racistas de los creyentes religiosos como una amenaza salvaje e ignorante para la pureza cultural blanca (Arel, 2017; Gray, 2018; Robbins, 2013) (…) tanto el ateísmo militante como la Alt-Right ofrecen la misma narrativa de pureza: que el multiculturalismo es una amenaza crítica y mortal para la sociedad occidental (véase Zubatov, 2018; Wax, 2017).❞
Esto es un síntoma de la crisis política estadounidense posterior al 11S (el atentado contra el World Trade Center en setiembre 2001), lo que ya apunta líneas atrás la citada Finger en Cotter, Quadrio & Tuckett (2017), como una inspiración para el Nuevo Ateísmo. No obstante, esto es más que una simple inspiración: se trata de la convergencia discursiva de la derecha cristiana y la derecha secular en el surgimiento de un nuevo nacionalismo contra la ‘amenaza’ del islam. Tal escenario político se hizo más complejo entre el cristianismo y el secularismo, en su coalición por la economía neoliberal, la antinmigración y la xenofobia, lo que allanó el terreno para el ‘fenómeno Trump’, que a su vez «fue el catalizador para la unión de ambas corrientes» (Haynes 2020). De hecho, es considerable el segmento socio-demográfico de ateos/escépticos en los movimientos de nacionalismo/supremacismo masculino/blanco, Alt-Right y ultraderecha, según sostiene Wendling (2018 p. 7), periodista de la BBC que lleva años siguiendo el asunto: 
❝La alt-right cuenta con muchos ateos comprometidos en sus filas y muchos en el movimiento desprecian el pensamiento religioso monoteísta.❞
Estos movimientos distinguiblemente antifeministas, homofóbicos, y fascistas, como también sostiene George Hawley, politólogo de la Universidad de Alabama en su libro Making Sense Of The Alt-Right, son ampliamente seculares: Hawley muestra que, aunque parezca irónico, la Alt-Right no es conservadurismo cristiano sino secular (ver p. ej. entrevista en NPR 2017). Citamos a Hawley (2018 pp. 32, 100):
❝Lo poco que queda del movimiento paleoconservador no parece tener mucho interés en la Alt-Right. Un punto de discordia es la religión. Los paleoconservadores eran casi todos tradicionalistas religiosos, mientras que la Alt-Right tiene una orientación decididamente secular (y a veces anticristiana).
(...)
La Alt-Right es (en su mayor parte) secular en su orientación y hostil al cristianismo politizado que dominó la política republicana desde finales de los años 70.❞
La relación entre la religión, la irreligiosidad y el conservadurismo con la extrema derecha y el racismo es compleja, lo que en efecto ocurre con la Alt-Right, pero en las ciencias sociales ya es objeto de estudio la convergencia y la amalgama del ateísmo/escepticismo con el cristianismo, en las posturas fascistas contra la justicia social (concepto que refiere a la búsqueda de la distribución igualitaria de riqueza, oportunidades y privilegios), donde un ‘enemigo’ primario es el feminismo. Lo explica Shaw (2019 pp. 80-83), con resaltado nuestro: 
❝El ascenso de la Alt-Right nacionalista blanca ha cambiado la cara de la extrema derecha estadounidense e internacional. Inicialmente un movimiento online, ha mostrado una creciente influencia en el discurso político y ha sido la fuerza impulsora de protestas masivas. Un aspecto desconcertante y hasta ahora poco estudiado de este movimiento es su relación contradictoria con la religión. Es un movimiento que, aunque sea antimusulmán y se apoye en la identidad y la iconografía cristianas, está formado y dirigido por un gran número de ateos declarados.
(...)
La Alt-Right no es un movimiento religioso sino etnocultural. Tampoco es una organización con una membresía fija, sino un conjunto de individuos y grupos que se movilizan en torno a determinados espacios online y eventos políticos temporales. (...) Los pilares gemelos del movimiento son el nacionalismo blanco y el antifeminismo, siendo temas como los derechos de los homosexuales y el aborto más discutidos (Hawley 2017, 15-17). Este compromiso con el nacionalismo blanco, y en particular el objetivo de crear un etnoestado, distingue a la Alt-Right del conservadurismo estadounidense más generalizado. Sin embargo, los métodos y la apariencia del grupo son modernos, ya que ha surgido de grupos de discusión online y se ha centrado en atraer a hombres jóvenes de clase media (Lyons 2017). Esto diferencia a la Alt-Right de los nacionalistas blancos preexistentes, como el Ku Klux Klan o los neonazis, a pesar de las profundas similitudes ideológicas. La falta de identidad cristiana también distingue a la Alt-Right de muchos otros grupos de la derecha, especialmente en Estados Unidos, donde tanto la extrema como la corriente principal de la derecha han estado muy influenciadas por las ideas religiosas. Sin embargo, aunque no hay un enfoque fijo de la Alt-Right respecto a la religión, parece haber un reconocimiento de que el movimiento necesita símbolos espirituales en torno a los que movilizarse. En varias ocasiones, la Alt-Right se ha apropiado del simbolismo cristiano, pagano germánico o grecorromano, al tiempo que ha creado en broma su propia religión simbólica conocida como “Kek”. Esta espiritualidad, a menudo esotérica, no es un fenómeno totalmente nuevo en la extrema derecha en general, que se remonta al misticismo fascista de Julius Evola y al neopaganismo de Else Christensen (Ross 2017, 76-88). Lo que es nuevo, sin embargo, es que podemos ver el discurso en torno a la religión y la espiritualidad que se juega en los espacios online. Además, esta necesidad de simbolismo religioso va en cierto modo en contra de la herencia intelectual que la Alt-Right comparte con el nuevo ateísmo, y en particular el uso del racionalismo científico como visión del mundo que lo justifica.
 
Se trata de una tensión fundamental dentro del enfoque de la Alt-Right sobre el cristianismo, que fue explorada recientemente en un debate publicado por el Institute on Religion and Public Life (Grubaugh 2018; Rose 2018). Muchos líderes de la Alt-Right son declaradamente irreligiosos, y el destacado activista de la derecha Richard Spencer describe al miembro medio de la Alt-Right como un ateo (Hawley 2017, 78). Los pensadores de la Alt-Right citan regularmente ideas paganas y nietzscheanas, al tiempo que implican al cristianismo moderado en la degeneración de la cultura occidental (Rose 2018). El universalismo del cristianismo sí parece incompatible con una ideología construida explícitamente sobre el particularismo racial, siendo el mantra de la Alt-Right “La raza es real; la raza es fundamental; la raza importa” (Driscoll 2016). Esto ha llevado a Grubaugh (2018) a afirmar ‘la imposibilidad del “cristianismo Alt-Right”.’ De hecho, puede ser esta antipatía hacia el cristianismo lo que distingue a la Alt-Right de los grupos de extrema derecha más tradicionales en Estados Unidos. A pesar de esto, ciertamente hay miembros cristianos dentro del movimiento (Rose 2018; Lyons 2017), así como áreas significativas de superposición política con la derecha cristiana. Mientras que destacados líderes de la Alt-Right, como Spencer, son ateos, Steven Bannon es un católico conservador. Esto muestra el alcance potencial de esta coalición ateo-religiosa, dado que Bannon fue el editor de Breitbart, “el hogar de la Alt-Right” (Posner 2016) y un alto miembro de la administración Trump. Ambos movimientos sostienen opiniones tradicionalistas sobre cuestiones como el feminismo, el género, el aborto y la homosexualidad, lo que puede dar lugar a una coalición política y electoral ciertamente incómoda. Este solapamiento político puede verse en la adopción por parte del presidente Trump de una posición antiabortista (Moghul 2017). Esto complació a los grupos provida por motivos religiosos, pero también atrajo a la Alt-Right por motivos pronatalistas. Este pronatalismo no se basa en las escrituras, sino en las preocupaciones sobre las tasas de natalidad de los blancos y la libertad de la mujer (Moghul 2017). No obstante, muestra el potencial de las alianzas temáticas en torno a posiciones políticas tradicionalistas entre la Alt-Right, principalmente atea, y los cristianos conservadores.
(…)
La Alt-Right y el nuevo ateísmo son, en muchos sentidos, movimientos completamente diferentes, ya que el nuevo ateísmo refleja una visión generalmente liberal y tolerante que critica las tendencias totalitarias de la religión (Schulzke 2013; Kettell 2013, 63). Sin embargo, muchos han señalado una herencia compartida entre ambos movimientos (Nagle 2017, 109; Lewis 2017; Torres 2017). A nivel superficial, el desprecio y la desconfianza compartidos hacia el islam es un área de coincidencia entre los movimientos. El sentimiento antimusulmán es casi un rasgo definitorio de la Alt-Right, mientras que el nuevo ateísmo ha sido acusado de estar excesivamente centrado en el islam en comparación con otras religiones. Mondon y Winter (2017) consideran que el movimiento del nuevo ateísmo tiene un papel importante en la generalización de la retórica antimusulmana, mientras que Stahl (2015, 35) considera que la islamofobia es una característica central del movimiento. Podría decirse que esto ha contribuido a la retórica del “choque de civilizaciones” en torno a la relación de Occidente con el islam (Robinson 2017). No obstante, el sentimiento negativo hacia el islam es común en toda la derecha del espectro político, y esta hostilidad compartida hacia el mundo musulmán probablemente refleja la situación geopolítica en el mundo posterior al 11 de septiembre. Una conexión más importante es el uso compartido de la ciencia y el racionalismo científico como visión del mundo que la justifica.
 
La Alt-Right es un movimiento autodenominado científico, al igual que el nuevo ateísmo. Sin embargo, la Alt-Right ha desplegado el lenguaje de la ciencia contra objetivos muy diferentes, centrándose en la raza y en las causas progresistas más que en la religión. La separación racial se justifica por las aparentes diferencias inmutables entre grupos étnicos (Muhammad 2018), mientras que el feminismo es criticado por actuar contra la jerarquía sexual natural (John Press 2016). Este uso de la ciencia se ha comparado con el “racismo científico” de principios del siglo XX (Hanlon 2017; Lyons 2017), desplegando la ciencia biológica en apoyo del “realismo racial” (Muhammad 2018). La evidencia científica que se despliega es a menudo muy selectiva y empíricamente dudosa, con la Alt-Right afirmando evidencia científica incontestable en apoyo de sus posiciones en todo, desde la homosexualidad hasta el negacionismo del cambio climático (John Press 2016). Este deseo de presentarse como científicos puede considerarse un reflejo de un creciente racionalismo secular en Estados Unidos, especialmente entre los jóvenes (Voas y Chaves 2016). Esto podría poner a la Alt-Right en desacuerdo con la derecha cristiana, que tiene una relación más ambivalente con la ciencia. Sin embargo, la necesidad de fundamentar sus controvertidas ideas en la (pseudo)ciencia es tan fuerte que los miembros cristianos de la Alt-Right han intentado combinar las explicaciones religiosas y el darwinismo social.❞
Un ejemplo que ilustra esta convergencia descrita por Shaw (2019) es Creatividad, una ‘iglesia’ fascista/neonazi y atea, fundada en 1973 en Estados Unidos, cuyo portal web declara: «reconocida para el hombre Blanco, por el hombre Blanco. Rechaza entre otras cosas la multiculturalidad, el cristianismo y el marxismo (…) no creemos en ángeles ni demonios, ni en la vida después de la muerte ni en el cielo ni el infierno. Los Creadores creemos en las leyes de la naturaleza». En su Aviso Legal dice, incluso, que es progresista.

En Francia, otro ejemplo de la simbiosis entre el secularismo y el fascismo actual, en virtud de cómo éste ha cambiado respecto a su forma histórica con Hitler y Mussolini, es el que el filósofo e historiador de derechos humanos, terrorismo y política, Mark Bray, nos indica en una entrevista (Kiko Amat 2019), con resaltado nuestro:
❝El Front National [FN] francés empezó compuesto casi exclusivamente por hooligans nazis y se fue distanciando de ellos progresivamente, hasta el punto de que hoy en día ya no tiene nada que ver con ellos. Siguen siendo un partido de ultraderecha, y su pasado fascista juega un papel importante al definir lo que son, pero ya no son un partido fascista per se, y su atractivo se extiende mucho más allá del casual violento. El votante promedio del FN se ve a sí mismo como secular y racional y no racista, y se opone a la inmigración musulmana no por argumentos de raza, sino por “diferencias culturales” o amenazas a la seguridad nacional. Ahí vemos que la extrema derecha francesa utiliza la honorable tradición del secularismo y la justicia y la igualdad para crear un espacio donde la gente pueda airear sus tendencias islamofóbicas o ultranacionalistas.❞
Entre tanto, internet ha sido crucial para posibilitar el fenómeno social del intercambio, y más de las veces la fusión, entre oscuras subculturas que de otra forma no se hubieran conectado, que son fuertemente androcéntricas, y tienen en común un discurso misógino, antifeminista, y racista, en sus diferentes espacios virtuales y/o reales. Mark Bray, en Antifa: el manual antifascista (2019 p. 126) señala en contexto que, con las redes sociales virtuales, el activismo fascista se reubicó en internet:
❝Según cifras del Southern Poverty Law Center (SPLC), el número de «grupos de odio» en Estados Unidos ha aumentado de forma gradual desde 1999. En buena medida, están alimentados por el creciente sentimiento de oposición a la inmigración. La elección en 2008 de Barack Obama, el primer presidente de raza negra, disparó este incremento. El fenómeno es evidente en los «grupos de patriotas» opuestos al Gobierno. Pasaron de 149 en 2008 a 1.360 en 2012.[305]

Estos grupos se encontraron con una población de raza blanca cada vez más receptiva. Se ve alienada por la decadencia de los valores llamados tradicionales y la crisis económica postindustrial la ha puesto en apuros. Después de las elecciones de 2008, empezaron a «montar un programa para que alguien como Trump pudiese salir elegido, ocho años después».[306]

No obstante, después de alcanzar un máximo en 2011, el número de «grupos de odio» descendió de forma gradual a lo largo de 2014. Ese mismo año alcanzaron su nivel más bajo desde 2004. Esto no se debía a que las ideas de ultraderecha estuviesen perdiendo importancia, sino a que cada vez más neonazis se concentraron en Internet y en las redes sociales. Prosperaron en Reddit y en 4chan.

Este desplazamiento al mundo virtual es una parte inseparable de la nueva «derecha alternativa». Este término fue acuñado en 2008 por Richard Spencer, un «racista profesional con pantalones de pinzas» que dirige el Instituto de Política Nacional, un grupo supremacista blanco.❞
Esto, pues, ha emergido en el seno de las tecnologías del entretenimiento y la comunicación en red, como una nueva forma de extrema derecha y fascismo secular en su impacto político, como lo señala Hall (2020 p. 110), de quien citamos:
❝Quizás la subcomunidad más atroz responsable de la crisis política actual en Estados Unidos, que precede y facilita el ascenso de su cuadragésimo quinto presidente [N. del T.: Donald Trump], es el grupo conocido como “alt-right” (abreviatura de la derecha alternativa del espectro político). Se compone principalmente de hombres blancos cisgénero más jóvenes (millennials), y se desarrolló en respuesta a una controversia bien publicitada en el mundo de los juegos de computadora conocida como “Gamergate”[*]. Y una de sus principales influencias filosóficas, como los nazis antes que ellos, es Friedrich Nietzsche. Interpretan a Nietzsche, a menudo a través del filtro de la obra de Ayn Rand[**], como un poderoso precursor de su autoproclamado papel como némesis de lo “políticamente correcto” y defensores de los puntos de vista jerárquicos adoptados por capitalistas, racistas, sexistas, xenófobos, etc. (que enmascaran como “libertad de expresión”).
Un aspecto importante de la corriente principal de la derecha al que la alt-right es “alternativa” es el cristianismo ortodoxo. Muchos miembros de la alt-right se identifican con orgullo como ateos o agnósticos y, al igual que Nietzsche, llegan a conclusiones muy críticas con la democracia, las mujeres, los judíos, etc., que son compartidas por la corriente principal de la derecha, pero lo hacen por vías que no respaldan explícitamente ninguna creencia religiosa. Sin embargo, como se ha observado con frecuencia en relación con los filósofos contemporáneos favoritos de la alt-right (a saber, los “nuevos ateos” como Richard Dawkins y Sam Harris, y los miembros de la “Dark Web intelectual” como Jordan Peterson), este rechazo de la religión no excluye un lugar central para la mitología.❞ 
[*] Gamergate (ver Rational Wiki): esta campaña de ciberacoso tuvo lugar a partir del año 2014 en plataformas tales como Reddit, 4chan o 8chan, donde también pululan ateos y fascistas, y que ya venían sirviendo como plataformas sociales del escándalo de acoso sexual del Nuevo Ateísmo de 2011, conocido como Elevatorgate (ver Rational Wiki), que más adelante veremos brevemente. Gamergate y su soporte en plataformas virtuales de misoginia y antifeminismo son, además, las primeras manifestaciones que trascienden la web parte de la manósfera [manosphere] (en lo que Elevatorgate es realmente el primer escándalo público). La manósfera empezó en 2009 conformando «una vasta y diversa red de blogs y foros que adoptan una cierta postura antagónica hacia las mujeres y las citas», como p. ej. los activistas por los derechos de los hombres (men’s rights movement - MRM), incels (célibes involuntarios), Men Going Your Own Way - MGTOW, y pick-up artists - PUA (artistas del ligue); cuya «filosofía central se reduce básicamente a lo siguiente: (1) el feminismo ha invadido/corrompido la cultura moderna, violando las naturales/biológicas/inherentes diferencias de género, y (2) los hombres pueden seducir mejor a las mujeres (y salvar a la sociedad en general) adoptando un papel de género superdominante y supermasculino, obligando a las mujeres a ir detrás de ellos» (Dewey 2014). (Nótese el cientificismo que naturaliza la misoginia y el antifeminismo como discurso compartido con el ateísmo androcéntrico.)
[**] Ayn Rand: filósofa del egoísmo racionalista, el individualismo, el neoliberalismo, y el ateísmo. Una necesaria crítica de Walker (2012), muestra cómo estas ideas de Rand «se convirtieron en una nueva religión atea». Rand, desde su doctrina de aversión social contraria al altruismo, llegó a definir los programas sociales como fascistas, sin embargo, «la ciencia demuestra que Ayn Rand se equivoca sobre el altruismo» (Cummins 2016).
En retrospectiva, el Nuevo Ateísmo y el Elevatorgate primero, y luego Gamergate, ambos articulados alrededor de la manósfera, el sexismo y el antifeminismo que instantáneamente conectaron con el supremacismo blanco, son claros antecedentes causales de la Alt-Right, muy a pesar de los discursos humanistas que pudieran darse en el ateísmo/escepticismo, o, de hecho, fusionándose con el humanismo (también dominado por hombres blancos racionalistas). Citamos, por ejemplo, a Stedman (2018), conservando los enlaces originales (los de acceso libre) que documentan su artículo, con énfasis agregado: 
❝Richard Spencer, el supremacista blanco y figura del movimiento que acuñó el término “alt-right”, habló de su ateísmo el año pasado en una entrevista con el bloguero ateo David McAfee. Cuando publicó la entrevista en su propio sitio web, Spencer la retituló “La Alt Right y el humanismo secular”, lo que no deja lugar a dudas de que considera que el ateísmo y el humanismo están vinculados a su causa. Sin embargo, no conozco ninguna organización atea, humanista o secular destacada que haya aprovechado la oportunidad para condenar a Spencer.
(...)
El año pasado, Sam Harris recibió a Charles Murray —quien ha argumentado famosamente que los negros están genéticamente predispuestos a tener un coeficiente intelectual más bajo que los blancos— en su inmensamente popular podcast, calificando a Murray de víctima de “un pánico moral políticamente correcto”. Harris ha pedido en el pasado que se haga un perfil de “los musulmanes, o de cualquiera que parezca que podría ser musulmán”. (Cuando le cuestioné esto, me sugirió que “llevara una camiseta que dijera ‘No existe Dios y soy gay’ en los países islámicos y que informara de [mis] experiencias”). El ateo declarado Bill Maher fue criticado con razón el verano pasado por utilizar un lenguaje racista al aire. También afirmó que “la mayoría de los musulmanes del mundo aprueban la violencia”, ha dicho a los “transexuales” que se callen, y ha concedido a Milo Yiannopoulos, el favorito de la extrema derecha, una entrevista simpática en su programa de HBO. Lawrence Krauss, un popular escéptico que ahora se enfrenta a numerosas acusaciones de acoso sexual, ha criticado el movimiento #MeToo. Richard Dawkins, tal vez el ateo más famoso del mundo, se ha burlado de las mujeres por hablar de experiencias de acoso sexual, ha compartido un vídeo ridiculizando a las feministas y arremetió contra los “SJWs” (abreviatura de “social justice warriors”, un término despectivo para referirse a los activistas de la justicia social). Si miramos más allá de los grandes nombres del ateísmo, encontraremos partidarios declarados de Trump como el autor Robert M. Price y YouTubers ateos [o ver aquí] inmensamente populares con más de un millón de suscriptores. Sus puntos de vista son probablemente compartidos por más ateos de lo que muchos quisieran admitir.❞
La conexión entre el ateísmo, el cientificismo no social, y las posturas antisociales típicamente sigue esta narrativa circular, que, en efecto como citado de Shaw (2019), se puede observar en las redes sociales: según los ateos/escépticos, cuando los movimientos sociales (p. ej. feminismo, antirracismo, ecologismo, anticapitalismo, decolonialismo) identifican sus objetivos y luchan contra ellos, sacrifican el pensamiento racional y científico occidental, en tanto guiados socioemocionalmente (p. ej., cuando el feminismo sostiene que las diferencias conductuales entre mujeres/hombres son de origen cultural, no biológico, los ateos/escépticos responden que su argumento no es científico—lo cual es una respuesta errónea: ver Chávez 2021b)… estos movimientos sociales, posteriores a la Ilustración, son asumidos como pensamiento ‘posmoderno’, un discurso que surgió a finales del siglo XX, precisamente crítico de la Ilustración, y marxista… por lo que los propios movimientos sociales, vistos entonces como posmodernos y marxistas, responderían a una ‘nueva agenda’, no ya de carácter económico-político (presuponiendo que el marxismo ‘ya fue’ derrotado por el capitalismo), sino que más bien responderían a una ‘agenda oculta’ de carácter socioemocional y anticientífico, para infiltrarse en la academia y la ciencia, y destruirlas: se trata del llamado «marxismo cultural» (esta narrativa puede ser contradictoriamente usada por la derecha o por la izquierda). Dispares movimientos son incoherentemente aglutinados todos como ‘posmodernismo’ y/o «marxismo cultural» y/o anticiencia/pseudociencia: antivacunas, decolonialismo, ufología, etc. El feminismo, así, sería una manifestación anticientífica del «marxismo cultural», y/o ‘posmoderna’ (ver Chávez 2020a). El biologicismo y el gencentrismo del más grande héroe del ateísmo, Richard Dawkins (cuyo libro El Espejismo de Dios se obsequiaba en su visita a Colombia en 2017 —ver p. ej. Blog Sin Dioses—, una clara muestra de su fuerte influencia allí), sencillamente, son defendidos ante ‘el peligro’ de las ciencias sociales, y también ante evidencia contraria dentro de la propia biología (ver Chávez 2022a).
 
Pues bien, dado el histórico compromiso racionalista y cientificista del ateísmo/escepticismo, que es androcéntrico, sobre todo desde 2006 con el Nuevo Ateísmo, los movimientos sociales resultaron ser rápidamente descalificados como y reducidos a «irracionales», «emocionales», y «posmodernos», casi como términos equivalentes. Cuando el feminismo destapó el acoso sexual dentro del ateísmo en 2011, la justicia social terminó por convertirse en ‘enemiga’ del ateísmo (ver p. ej. Chávez 2021a: Elevatorgate). Por ejemplo, citamos nuevamente a Lux & Jordan (2019 p. 13): 
❝Dawkins (2007) y Sam Harris (2015) denuncian explícitamente que el posmodernismo, o el putativo marxismo cultural, está pudriendo la cultura intelectual de Occidente; al igual que otros varios de sus principales aliados intelectuales, como Steve Pinker (2018) y Christopher Hitchens (2005), que culpan al posmodernismo del “pésimo estado mental que prevalece en tantas de nuestras universidades”.❞
La narrativa del «marxismo cultural», considerada conspiracionista (ver p. ej. Jay 2010), y el paralelo rechazo a la justicia social (que en espacios ateos/escépticos es referido como «SJW», código asimilado al glosario fascista gracias al Gamergate —ver p. ej. HNC 2021a), que ha llegado a objetivarse como causa de «la ruptura atea», son fenómenos que trascienden el contexto anglo-estadounidense: se dan p. ej. en Perú (Chávez 2020a), o en Colombia (Osorio 2021). Entre tanto, más ejemplos del funcionamiento del (nuevo) ateísmo como un conducto narrativo a la extrema derecha y el fascismo, los tenemos en el activismo de Sam Harris (HNC 2022a) y James Lindsay (HNC 2022b), ambos líderes ateos en Estados Unidos, o Henry Llanos en Perú, presidente de la Asociación Peruana de Ateos (HNC 2021b). Ésta última, de hecho, ha buscado una alianza política «laicista» con el legislador ultraderechista Alejandro Cavero (APERAT 2022—en la foto inferior aparecen, además de Henry Llanos a la derecha de Cavero, Helmut Kessel de la Sociedad Secular Humanista del Perú, y Piero Gayozzo, en camisa blanca, quien es un ex-fascista: La Mula 2018). Cavero defiende al partido español ultraderechista y franquista/fascista Vox (RPP 2021), y expresa «todo el respaldo a las fuerzas del orden» durante la actual sangrienta represión a las movilizaciones populares en Perú (Infobae 2022), a pesar de los más de 20 asesinados por la Policía y las Fuerzas Armadas, incluyendo 4 menores de edad (France 24 2022). Por cierto, y como otro ejemplo, la página peruana de Facebook ‘Manuel Mendoza: STEM, ateísmo, antifeminismo y más v2.0’, como advierte su nombre (haciendo referencia a la ‘ciencia dura’—STEM: Science, Technology, Engineering and Mathematics), despliega un ataque virulento contra el feminismo y a la vez una naturalización-justificación ‘científica’ a ultranza de la violencia masculina, donde es elocuente la falta de sensibilidad social y empatía: respecto al caso de Debanhi Escobar, la feminista de 18 años desaparecida y muerta en México (El País 2022) que causó una gran conmoción, en el contexto de la crisis de feminicidios que atraviesa el país, Mendoza dice que «la muerte de Debanhi estuvo bien. Bien en el sentido de la selección natural, pues alguien que atenta contra su propia vida al autoexponerse de forma tan negligente claro que iba a terminar, tarde o temprano, sufriendo un accidente o la muerte. Pasó lo que tenía que pasar dadas las circunstancias.» (Mendoza 2022—éste, según algunos comentarios locales, fue candidato a la presidencia de la Asociación Peruana de Ateos.)

        [Ver al final del ensayo un anexo que extiende el análisis del caso del fascismo secular peruano.]
 
Esta mezcla de ‘ciencia dura’, masculinidad normativa, misoginia y antifeminismo, a pesar de parecer intuitivamente imposible, es pues una convergencia constitutiva en el pensamiento y la militancia atea/escéptica. Esto, como señalan Schnabel et al. (2016 p. 10), se refleja en «los resultados del American Secular Census (American-Secular-Census 2013), que ha descubierto que las mujeres seculares son menos propensas que los hombres a participar en el movimiento secular, en parte debido a las malas experiencias con grupos, personas o eventos; las palabras y acciones de otras personas en el movimiento secular; y, de manera reveladora, las insinuaciones no deseadas de otros participantes». Y, como también señalan los autores (ibid. p. 11):
❝Hasta ahora, la comunidad secular ha elevado a aquellos con experiencia en las ciencias físicas y la filosofía, mientras que ha descuidado a aquellos con formación en ciencias sociales. Aunque el ateísmo en general puede asociarse con valores más igualitarios (Zuckerman 2007), todavía hay relativamente pocos líderes ateos masculinos que se pronuncien sobre la igualdad de género. Además, la comunidad atea sigue celebrando a los líderes que atacan agresivamente la religión (Dawkins 2006; Harris 2006; Hitchens 2007) y enfatizan los rasgos tradicionalmente masculinos, lo que puede hacer que algunas mujeres se sientan menos aceptadas en la comunidad y la cultura atea (Brewster 2013).❞ 
En cuanto al asunto del escándalo sexual en el Nuevo Ateísmo, ya hemos referido a Chávez (2021a: Elevatorgate) (donde Richard Dawkins dirigió una carta ‘satírica’ —como la defienden la mayoría de ateos— a la conferencista Rebecca Watson que se quejó de acoso, trivializando su experiencia al compararla con la mutilación de clítoris de una ficticia «Muslima»), pero aquí subrayaremos estos dos aspectos vinculados a ello: la recurrencia de las amenazas de violencia sexual contra las ateas feministas que exponen el acoso sexual en el movimiento (Schnabel et al. 2016 p. 82 anotan que «poco después de que la carta de Dawkins a “Muslima” se hiciera viral, un hombre tuiteó un comentario en el que afirmaba que agrediría a Watson si tuviera la oportunidad de quedarse a solas con ella en un ascensor»), y las referencias a la pornografía violenta y el proxenetismo, como parte de lo que los ateos defienden/justifican como ‘sentido del humor’ o incluso como un asunto intelectual (ver HNC 2021c). En su plausible análisis del problema del sexismo en el ateísmo, Miller (2013 p. 221) nos informa que:
❝“Elevatorgate” fue seguido a finales de 2011 por una discusión que se conoció como “redditgate”. Una joven de quince años en reddit publicó una foto de sí misma con un libro ateo que le había regalado su madre religiosa y de inmediato le llovieron los comentarios sobre su aspecto y su atractivo sexual. Hubo muchos “chistes” sobre violaciones anales y reglamentarias. Como era de esperar, hubo una protesta por parte de las feministas de la comunidad online y una contraprotesta por parte de quienes consideraban que no era un problema que los ateos de reddit bromearan sobre la violación anal de una joven de quince años que estaba interesada en participar en la comunidad atea.❞
Esto no es algo meramente trivial ni excepcional, y no puede pasar desapercibido: revela la dimensión violenta del sexismo ateo, en tanto que se conoce la vinculación de la pornografía con «las actitudes que apoyan la violencia contra las mujeres» (Hald et al. 2010), que «la pornografía convencional posiciona la violencia sexual como un guion sexual normativo» (Vera-Gray et al. 2021), y habiéndose hallado que «cuanto más joven era un hombre cuando vio por primera vez pornografía, más probable era que quisiera tener poder sobre las mujeres» (American Psychological Association 2017). Respecto a los «chistes» de violación, nos informa Langley (2014) que:
❝las tendencias existentes de los hombres para disfrutar del humor sexista se correlacionan positivamente con la propensión a la violación, la aceptación del mito de la violación, las creencias sexuales adversarias y la aceptación general de la violencia interpersonal.❞ 
Evidentemente, lo que tenemos aquí es una cultura androcéntrica y misógina, consistente con la investigación empírica de la vinculación entre la violencia sexual verbal, el ‘sarcasmo’ y el ‘humor’ sexista hostil, el recurso a la pornografía y el proxenetismo, y, el apoyo mostrado para los violadores Jeffrey Epstein y Jerry Sandusky (el primero, proxeneta de menores que declaró como sus mayores intereses «ciencia y coño», cuyo círculo social incluye a Trump y a John Brockman, editor de libros superventas ateos y científicos—ver El Mundo 2019; Slate 2019), las propias acusaciones de violencia sexual a los líderes ateos David Silverman, Richard Carrier, Michael Shermer, Lawrence Krauss (ver The Washington Post 2018, ver también Salon 2021, HuffPost 2011, The Guardian 2014), y la existencia de comunidades y foros online dedicados a la misoginia y la amenaza verbal de ataque sexual, como los referidos líneas atrás Reddit, 4chan o 8chan, y también Slymepit, una plataforma virtual de ateos/escépticos antifeministas, racistas, fascistas, contra los movimientos de justicia social, y fanáticos de Richard Dawkins (ver Christina 2015, ver también Rational Wiki) (nota: este asunto ha sido documentado en el ámbito periodístico, e informalmente en las redes sociales, por lo que es posible que algunos enlaces no funcionen). Citamos a Miller (2013 p. 221):
❝Aunque el movimiento [ateo] puede ser abiertamente misógino, por lo general sólo es tácitamente racista. El movimiento no suele estar interesado en los problemas que afectan a la gente de color o en promover la diversidad dentro del movimiento, pero los epítetos raciales o las afirmaciones de inferioridad genética de la gente de color se denuncian casi universalmente, mientras que llamar a las mujeres lesbianas, imbéciles y decir que son intelectualmente inferiores a los hombres es bastante común.❞ 
Citamos una frase de Sam Harris (quien, luego de Richard Dawkins, es uno de los líderes más referidos en el ateísmo), en Saltman (2006), que retrata de manera dramática el discurso antisocial y misógino de connotaciones sexuales violentas del ateísmo/escepticismo: 
❝Si pudiera agitar una varita mágica y deshacerme de la violación o de la religión, no dudaría en deshacerme de la religión.❞ 
Mientras que Dawkins, en Twitter (2014), a este reclamo de una mujer: «Exijo el derecho a emborracharme como una mierda y aun así no ser violada...», responde lo siguiente: 
❝Por supuesto que estás en tu derecho. Pero no esperes que un jurado tome tu palabra contra la suya si no recuerdas lo que pasó.❞ 
Dawkins, también en Twitter (2014), afirma esto: 
❝La violación en una cita es mala. La violación por parte de un desconocido a punta de cuchillo es peor. Si crees que eso es un apoyo a la violación en una cita, vete y aprende a pensar.❞ 
Este es el paisaje del androcentrismo misógino del ateísmo/escepticismo: si Harris decide que la violación sexual no es peor que la religión, Dawkins decide cuál violación es creíble, y cuál violación es peor para la mujer que la sufre. Estas opiniones, que son ‘justificadas’ a partir de una cosmovisión dicotómica del «nosotros» «los racionalistas», frente a los «reinos de la emoción donde la lógica es tabú», según Dawkins (2014), ignoran por completo la psicología de la violación sexual. En lugar de «lógica», las comparaciones que hacen Harris y Dawkins reflejan una seria desinformación científica, inaceptable por parte de supuestos ‘modelos’ del cientificismo—de hecho, la ‘justificación’ de Dawkins está publicada en su propia Richard Dawkins Foundation, cuya «misión (...) es promover la alfabetización científica», sin embargo, el autor en absoluto realiza una mínima investigación de literatura psicológica sobre la violación.

En contra de tales opiniones, primero, hay estudios mostrando que el estado psicológico de la víctima es equivalente si la violación fue cometida por un conocido, o por un desconocido (p. ej. Frazier & Seales 1997). Segundo, las violaciones cometidas por conocidos son las más recurrentes. 8 de cada 10 violaciones las perpetra un conocido: p. ej. de acuerdo con RAINN (Rape, Abuse & Incest National Network—la organización contra la violencia sexual más grande de Estados Unidos) «el 31% de las agresiones sexuales se producen en las citas y las relaciones de amistad» (Ending Violence 2012). Y tercero, opiniones como las de Harris y Dawkins se han identificado siendo parte del sexismo que trivializa o niega la violación (ésta importa menos que la religión, o es menos dañina si ocurre en una cita), y traslada la culpa a la víctima (si la mujer está ebria no sería creíble que haya sufrido una violación, o si la violación ocurre en una cita no sería una violación real—una revisión exhaustiva de Gravelin, Biernat & Bucher 2019, sobre la investigación de la violación por un conocido, encontró que «a medida que la víctima y el agresor se familiarizan cada vez más y se involucran románticamente, aumenta la culpa de la víctima»). Además, estas falsas asunciones sobre la violación, conforman lo que se conoce como mitos de la violación. Contrapóngase lo dicho por Harris y Dawkins con el argumento de las psicólogas Kimberly A. Lonsway y Louise F. Fitzgerald (1994): 
❝Los mitos de la violación fueron definidos por primera vez por Burt (1980) como “creencias prejuiciosas, estereotipadas o falsas sobre la violación, las víctimas y los violadores” (p. 217).❞  
En estos mitos, explican las autoras: 
❝algunas funciones parecen especialmente importantes, en particular la negación y trivialización de un delito que afecta a una proporción sustancial de la población femenina (Brownmiller 1975). Esta justificación se consigue trasladando la culpa del delito del violador a su víctima. Esto protege a los individuos, y a la sociedad, de enfrentarse a la realidad y al alcance de las agresiones sexuales. Por ejemplo, Burt (1991) sugirió que “los mitos de la violación son el mecanismo que la gente utiliza para justificar la exclusión de un incidente de agresión sexual de la categoría de violación ‘real’... tales creencias niegan la realidad de muchas violaciones reales” (p. 27). Los mitos de la violación también se han descrito como un ejemplo del “fenómeno del mundo justo” (p. ej. Gilmartin-Zena 1987), la predisposición a creer que el mundo es un lugar justo donde las cosas buenas le suceden a la gente buena y las cosas malas sólo a quienes las merecen. Para proteger esta creencia, la gente suele buscar pruebas que sugieran que las víctimas instigaron o merecieron su desgracia (Lerner 1980). Los mitos de la violación funcionan así para explicar por qué las víctimas de la violación se merecían su destino (por ejemplo, se lo “buscaron” por su forma de vestir o su comportamiento), y para reafirmar la falsa sensación de seguridad de un individuo de que, de alguna manera, es inmune a la violación.❞ 
En pocas palabras: el Nuevo Ateísmo androcéntrico promueve los mitos de la violación, y, en consecuencia, contribuye a robustecer la cultura de la violación, en tanto hemos documentado lo que Johnson & Johnson (2021) muestran empíricamente como los componentes subyacentes que
❝conforman una cultura de la violación: los roles tradicionales de género, el sexismo, las creencias sexuales adversas, la hostilidad hacia las mujeres y la aceptación de la violencia (...) La cultura de la violación es un constructo teórico que engloba una serie de actitudes que apoyan la violación, como los roles de género tradicionales, la hostilidad hacia las mujeres y la aceptación de la violencia.❞
Hay, de hecho, evidencia empírica que directamente muestra que los ateos, más que las ateas, aceptan los mitos de la violación, no obstante, estando los ateos por detrás de los teístas católicos y protestantes (Barnett et al. 2018). Esto no contradice lo que se ha documentado, sino que damos por sentado que la religión patriarcal es la mayor promotora de la cultura de la violación: un punto central de este ensayo es mostrar que el ateísmo/escepticismo también la promueve, en lugar de creer, como la mayoría de ateos hace, que el ateísmo no tiene sexismo ni cultura de la violación, sino que tales aspectos son asuntos de la religión, y que al abandonarla desaparecen. Esto es una creencia errónea. Por ejemplo, los resultados de Barnett et al. (2018 p. 12):
❝sugieren que la socialización de género y la afiliación religiosa pueden ser dos fuentes significativas pero independientes que afectan a las actitudes de aceptación del mito de la violación de las personas❞ (resaltado nuestro). 
Esto significa que, si bien los ateos niegan las doctrinas patriarcales y misóginas religiosas, el sexismo y la cultura de la violación que (aún) manifiestan, más que las ateas, se relaciona pues con la socialización de género, pero no con la religiosidad. Este es, como se verá luego, nuestro argumento explicativo.
 
Volviendo al tema del escándalo sexual en el Nuevo Ateísmo en 2011, entre la cascada de asuntos que se dieron y continúan hasta hoy, estuvo el surgimiento del movimiento Atheism+ o Atheism Plus (A+). Un cambio cultural predecible, que ya venía evolucionando dentro del ateísmo/escepticismo, era (es) verlo seriamente como un movimiento identitario, en tanto crecía y adquiría relevancia social y política, y que precisamente se reconocía públicamente como ‘nuevo’, porque se trata de manifestar libremente el ateísmo a pesar de la discriminación religiosa, hablando y ejerciendo militancia pública contra la religión, algo que era relativamente ‘nuevo’ en la historia del ateísmo. Pero esta idea de ‘formalizar’ al Nuevo Ateísmo como un movimiento social identitario, que tendría debido a esta característica una articulación inmediata, o un paralelismo inevitable (y quizás políticamente necesario), con otras minorías sociales y discriminaciones estructurales (p. ej. las mujeres y el patriarcado, la población afrodescendiente y el racismo, la comunidad LGBT y la LGBTfobia), no fue bien recibida dentro de la comunidad atea, que por tradición es retraída socialmente (más allá de algunos círculos sociales más o menos ocultos, el ateísmo no había tenido hasta el siglo XXI reuniones públicas multitudinarias ni libros superventas, aunque todo esto ‘nuevo’ no apuntó a mermar el androcentrismo ateo, sino que ha servido para reafirmarlo). El nombre Atheism Plus fue promovido por la atea y feminista Jey McCreight en 2012, y combina el ateísmo/escepticismo con la justicia social, siendo explícitamente feminista. Como señalan Schnabel et al. (2016 p. 11), esto es parte pues de un contexto de cambio y apertura donde es crítico el asunto del género: 
❝La American Humanist Association (AHA 2015) ha hecho hincapié en la justicia social y la inclusión de todos los grupos, pero algunos sostienen que sus intentos han sido superficiales, como lo demuestra el hecho de que los puestos de liderazgo dentro de la organización sigan siendo ocupados desproporcionadamente por hombres blancos. Como reacción a la necesidad percibida de más igualdad y diversidad, Secular Woman (Secular-Woman 2015) y Atheism Plus (Carrier 2013) fueron creados por y para las mujeres y otros grupos marginados dentro de la comunidad secular. Estos grupos son más estratégicos en su lucha por la igualdad que la American Humanist Association, de mayor tamaño, y son más propensos a criticar al movimiento secular en general.❞ 
Sin embargo, la contra reacción dentro del ateísmo fue instantáneamente agresiva y misógina (ver p. ej. Rational Wiki), exactamente como si ese giro (auto)crítico atentara contra el ‘valor masculino’ del Nuevo Ateísmo, que hemos mostrado líneas atrás. Es ilustrativo que una crítica recurrente a Atheism Plus y el ateísmo feminista fue, y sigue siendo, que el ateísmo no tiene por qué interesarse en temas sociales cuando basta concentrarse en eliminar la religión (por su puesto, a la vez acusando al ateísmo feminista de arrogante, dogmático y divisivo), y que esta aversión social es ‘buena’. Esta ideología es una herencia cultural de la Ilustración, formulada explícitamente como la religión es «la raíz de todo mal» (Dawkins 2006), o «la religión lo envenena todo» (Hitchens 2010), que para los ateos es un argumento suficiente que les permite considerar postergable la justicia social, ahora una intromisión o un estorbo. Una consecuencia previsible de esta postura es la aversión a la autocrítica sobre el sexismo ateo. Simmons (2017), en consonancia con el argumento de otros académicos de que «el ateísmo perpetúa la desigualdad de género (Amarasingam & Brewster 2016; Miller 2013; Schnabel 2015)», muestra empíricamente que: 
❝algunos activistas ateos expresan un racionalismo libertario coherente con los valores de la Ilustración para mantener un estilo de vida libre de ideologías colectivistas que promueven la justicia social.❞ 
Tenemos el caso del psicólogo Scott McGreal (2013), quien, al argumentar que la apertura mental a nuevos valores no necesariamente implica no ser dogmático, extrañamente ejemplifica esto con Atheism Plus, y refiere a la página Atheist Revolution para ver varias reacciones contra Atheism Plus, una de las cuales (The A-Unicornist 2012) afirma esto: 
❝No necesito que se me asocie con ningún movimiento o máxima. Llámame loco, pero creía que habíamos hecho un buen trabajo evitando ese tipo de cosas.❞ 
Y en otra de las fuentes referidas por McGreal (2013) como crítica a Atheism Plus (Cubik’s Rube 2012), se lee esto: 
❝He sido un poco más retraído socialmente que otros, y he tenido menos éxito a la hora de involucrarme profundamente en la comunidad - pero quizás como resultado, he encontrado más fácil no tener que elegir un bando. Sigo a varias personas que me interesan y estoy de acuerdo o en desacuerdo con ellas a nivel individual lo mejor que puedo. Esto también puede estar relacionado con el hecho de que el ateísmo nunca ha sido una lucha para mí, o algo por lo que haya sufrido y necesitado seguridad; no necesito el consuelo de una tribu como podría hacerlo alguien que abandona valientemente una educación cristiana de toda la vida a pesar de la ira de su familia.
 
También he llegado a saber lo que se siente cuando mi cerebro interpreta el ataque de la Persona A a la Persona B como una herida contra mi propio ego en un grado irracional. Ahora soy bastante bueno en reconocer que esto significa que estoy demasiado atado mentalmente a la Persona B, y necesito tener cuidado con perder mi objetividad.❞ 
Es curioso que McGreal (2013), siendo psicólogo no notara, por lo menos, que las críticas a Atheism Plus que refiere están fuertemente sesgadas, como explícitas declaraciones de desinterés social. Por cierto, uno de los ‘defensores’ de Atheism Plus, Richard Carrier (aunque sin mencionar en absoluto al feminismo ni el problema sexista dentro del ateísmo: Carrier 2013), tiene, como señalado arriba (The Washington Post 2018), acusaciones de conducta inapropiada y acoso sexual dentro de la comunidad atea/escéptica (ver también Zvan 2016; Allegedly: The Website).
 
Es evidente que los ateos/escépticos, en su mayoría hombres, pero sin que falten mujeres ateas antifeministas, se quejan de una «ruptura» y una «división» dentro del ateísmo atribuida a agentes externos, el feminismo y la justicia social, sin darse cuenta de, o sin querer reconocer, que la militancia misma del Nuevo Ateísmo es la razón de la división. Tampoco reconocen que esto es debido al androcentrismo y la masculinidad normativa, en su manifestación más oscura. Si se llega a atender esta problemática social, se la minimiza, aludiendo a que se trata de ‘unos pocos’ ateos misóginos o fascistas. La documentación mostrada indica que no se trata de un asunto de cantidad (el hecho de que líderes, colectivos, y organizaciones estén envueltos en el sexismo da cuenta de que la magnitud del problema por sí sola es considerable), sino que es un asunto de tipo, estructural y sustancial. Los estudios en ciencias sociales que analizaremos, sugieren las causas de esta problemática social. El siguiente punto es proponer un argumento explicativo para todo lo documentado hasta aquí.
 

3. EL ARGUMENTO PROPUESTO.
 
El estudio sociológico del ateísmo muestra que su androcentrismo, y, paradójicamente, su propio énfasis en la racionalidad repelente de lo emocional (equiparado a la religiosidad y la feminidad), se correlaciona con actitudes antisociales y poco empáticas, más claramente patentes en la controversia sexista del Nuevo Ateísmo (Chávez 2021a; Schnabel et al. 2016). Los estudios psicológicos sobre los ateos que veremos, tomados en conjunto, sugieren que la facilidad con la que los ateos pueden abrazar la aversión a las luchas sociales, deriva de una ‘predisposición’ antisocial, donde, a su vez, hay una combinación de rasgos de personalidad directa o indirectamente antisocial, y socialización/enculturación en masculinidad tradicional y hegemónica (desalentadora de la empatía emocional). Esto resulta en que el ateísmo androcéntrico sea un proyecto social fallido, si acaso (como pretende el Nuevo Ateísmo), en tanto similar a un nicho cultural reproductor de la masculinidad hegemónica y la indiferencia social: aunque una consigna atea famosa luego del ataque de las Torres Gemelas fue «imagina un mundo sin religión» (que sigue siendo popular hoy entre los ateos), los estudios científicos sociales sobre el ateísmo hacen sospechar que un ‘mundo ateo’ no solo no sería un mundo, digamos, empático, por el solo hecho de haber eliminado la religión, sino que el ateísmo no es la razón más poderosa para hacer retroceder la religión: lo es la igualdad entre mujeres y hombres (en el sentido de que éstos dejen de ser socializados en masculinidad hegemónica), algo que, en la práctica, el ateísmo androcéntrico más bien impide (a pesar de su discurso humanista, si está presente).
 
Se han enfocado los artículos de esta página, desde 2009 hasta 2015, en mostrar que la ‘naturaleza’, por llamarla de alguna manera, de la cognición humana, es social y ‘mágica’ (Chávez 2013), y, además y en consecuencia, que el ateísmo y el teísmo son asuntos psicológicamente ‘superficiales’ dependientes más del aprendizaje cultural, que de alguna predisposición innata presuntamente racional-analítica ‘opuesta’ a la intuición-emoción (Chávez 2012). Ahora enfocamos los rasgos androcéntricos y antisociales vinculados subyacentemente al ateísmo, como en su momento lo hicimos con el teísmo cristiano (Chávez 2020b). Para el cometido del presente ensayo pues, recapitulamos que, desde una perspectiva evolucionista de la cognición socio-mágica y la religión, considerando que ambas no son equivalentes, la religión es un subproducto cultural del pensamiento mágico (ver p. ej. Chávez 2020c). Entonces, el ateísmo es también un subproducto cultural, socio-psicológicamente androcéntrico. Esta última característica, que recién empieza a exponerse en las ciencias sociales, tiene consecuencias antisociales, tal como ocurre con el teísmo: precisamente porque el ateísmo pretende, mediante un énfasis a veces maniático en la racionalidad (como masculinidad), inhibir una funcionalidad neuropsicológica por defecto socioemocional e intuitiva (como feminidad conceptualizada ‘inferior’ por la propia normativa social androcéntrica), los ateos pueden oponerse virulentamente al feminismo, otras luchas sociales, y terminar convergiendo con el teísmo en el discurso ultraconservador y fascista.
 
Cuando decimos que existe una funcionalidad neuropsicológica por defecto socioemocional e intuitiva, nos referimos al profundo marco teórico del neurocientífico Antonio Damásio, donde «no es posible racionalidad sin emoción. Sin sentimientos. Si no, se acaba en el dogmatismo, el imperialismo, el fascismo» (La Vanguardia 2022). El propio Damásio lo dice así: 
❝Siempre he dado importancia a los sentimientos, pero seguía el flujo de otros que decían que había que explicar la consciencia comenzando por arriba, explicando primero lo más complicado, como la visión, la escucha, el razonamiento, la creatividad, y creo que eso está equivocado. Son funciones subsidiarias de los sentimientos, sentir es el inicio de la historia, es lo que inaugura la conciencia.❞ 
Puesto nuestro argumento, conviene hacer una aclaración: la misoginia sistemática e histórica de las religiones patriarcales no se pone en duda, no se trivializa, y, ciertamente, no se iguala al problema sexista del ateísmo/escepticismo. Hay una notable diferencia, pero es de magnitud (está claro que la Iglesia Católica, por ejemplo, ha coaccionado, perseguido, violado, y asesinado una cantidad enorme de mujeres durante siglos: hoy, entre varias fundaciones cristianas, las ultracatólicas son las mayoras financiadoras de la oposición a los derechos reproductivos de la mujer—ver El Diario 2022). No es una diferencia de tipo: es una sola y la misma misoginia la que se reproduce en el seno del catolicismo o del ateísmo/escepticismo. Diremos que, en base a los estudios mostrados, cualquier espacio, agrupación, o movimiento que esté dominado por hombres, manifestará androcentrismo y misoginia, variando en su magnitud y grado de ejercicio sin dejar de ser omnipresentes, en tanto son parte definitoria de una masculinidad normativa, subyacente y anterior al desarrollo de la religiosidad y el ateísmo: en Chávez (2021b: Tema 3.1) mostramos evidencia genético-cultural del origen del patriarcado en el Neolítico, antecediendo a la aparición de las religiones moralistas y los grandes dioses masculinos. En este marco histórico y biocultural, el ateísmo es un giro cultural respecto a la divinidad, evidentemente, pero no respecto al androcentrismo ni la misoginia, por lo que, a priori, el ateísmo no puede promover un cambio social sobre el androcentrismo. Esto, obviamente, desde la perspectiva de que cambiar el androcentrismo y la misoginia es socialmente deseable, algo que ciertamente no les interesa a los ateos, o les parece postergable, al creer, erróneamente pues, que desapareciendo la religión desaparecerá el androcentrismo. Así lo dice Miller (2013 p. 215):
❝El patriarcado utiliza la religión como herramienta para autoperpetuarse, por lo que la lucha contra la religión en nombre del feminismo es lógica, pero cuando se quita la religión de la cultura, se sigue teniendo un sistema patriarcal. Lo que nos lleva al problema patriarcal del movimiento ateo con las mujeres y la gente de color.❞ 
Demasiados ateos responden apresuradamente, ante la demanda de conciencia social sobre la violación o el sexismo, que el ateísmo ‘solo es no creer en Dios’, y que el feminismo exagera la situación (lo cual no es más que una creencia bastante indeseable frente a los datos antes referidos del PNUD, sobre la brecha y el sesgo global contra las mujeres). Sin embargo, en la militancia atea encontramos la agenda central de impedir el adoctrinamiento religioso de los niños, para así tener adultos más libres: no se puede negar la intención ético-moral, y ciertamente socioemocional, en este proyecto político, en tanto parte de concebir la religión como «la raíz de todo mal» (Dawkins 2006), y que «la religión lo envenena todo» (Hitchens 2010). Por ello, la procrastinación socioemocional de los ateos ante el sexismo u otros aspectos sociales (incluso críticamente sensibles en comparación con el adoctrinamiento religioso infantil, como la prostitución infantil, donde el factor religioso está entre los últimos causales: «en raras ocasiones, las familias entregan a sus hijos a los ancianos religiosos o tribales como expiación por las malas acciones de los adultos», de acuerdo con el análisis de Willis & Levy 2002 p. 1417), no meramente implica que el ateísmo se limita a Dios (fuera de la libre elección de un ateo a retraerse de temas sociales y aislarse en la ‘ciencia dura’), sino que puede reflejar una auténtica falta de preocupación moral y social. Hemos empezado pues, por documentar las consecuencias sociales y políticas de esto. Y ahora trataremos de explicar por qué y cómo ocurren tales consecuencias.
 
A continuación, se harán amplias citas de artículos científicos que apoyan lo argumentado.
 

4. ¿Por qué hay más hombres ateos y más mujeres religiosas? Relaciones entre la creencia RELIGIOSA, la racionalidad, la mentalización, la empatía, y el aprendizaje cultural.
 
Para empezar, un estudio empírico a escala global realizado por prominentes psicólogos de la religión, encontró que no solo los creyentes religiosos perciben a los ateos como inmorales, sino que los propios ateos se ven inmorales a sí mismos (Gervais et al. 2017). Estos autores apelan a un «prejuicio moral intuitivo contra los ateos», universal, que respondería a la influencia religiosa en la evolución (biológica o cultural) de «los instintos morales básicos» (ibid. pp. 3-4). Entre tanto, ya que los ateos/escépticos son en su mayoría hombres, las causas de este ‘autoprejuicio’ pueden implicar, complementando el argumento de Gervais et al. (2017), una pobreza moral y empática, y una actitud más inflexible y rígida, resultantes de la socialización de los hombres en la represión de sus emociones y su empatía. Esta idea se desprende, en parte, de los estudios psicológicos donde se ha mostrado: que en las personas ateas hay «niveles significativamente más altos de preferencia por la introversión» (Baker & Robbins 2012), que la introversión se vincula a las decisiones morales utilitaristas (Tao et al. 2020), asociadas a su vez a la psicopatía y la baja empatía (Glenn et al. 2010; Patil 2015), y, que el retraimiento social en la introversión puede conducir a la procrastinación o postergación (Tibbett & Ferrari, 2015), que es precisamente lo que pasa con los ateos/escépticos que perciben la justicia social como irrelevante o secundaria a la descreencia en Dios. Grimes (2010) propone que, en tanto relacionada a la desconfianza social, la introversión «es un segmento continuo de la parte no clínica del espectro del autismo». Como veremos más adelante, la psicopatía y el autismo se relacionan con el ateísmo.
 
Así, el ‘autoprejuicio’ moral entre ateos estaría relacionado a marcos de creencia rígidos y dogmáticos entre los ateos: el primer estudio respecto al dogmatismo y la creencia en Dios descubrió que cuanto más fuertemente se identificaba una persona como atea o cristiana, más dogmática era sobre sus respectivas creencias (Gurney et al. 2013). Es pues predecible que no solo los teístas tengan un prejuicio antiateo, sino los propios ateos también: estudios posteriores a Gurney et al. (2013) encontraron que los hombres ateos, incluso en comparación con los agnósticos y los humanistas, son más dogmáticos y cientificistas, y menos interesados en los demás, como lo mostraron Schnell, Boer & Alma (2021) en Alemania, Austria y Países Bajos; y Karim & Saroglou (2022) en Bélgica. De Chávez (2020d) citamos del estudio empírico de Kossowska et al. (2017) lo siguiente, que podría explicar el rechazo misógino a Atheism Plus, por violar el ‘valor masculino’ del Nuevo Ateísmo: 
❝afirmamos que las personas que dogmáticamente no creen en la religión y aquellos que creen dogmáticamente en la religión son igualmente propensos a la intolerancia y los prejuicios hacia grupos que violan sus valores importantes.❞ 
En 2016, PLoS ONE publicó un estudio pionero que investigó psicológicamente la relación entre la preocupación moral, la mentalización, y el pensamiento analítico (racionalidad), en relación con la religiosidad. Los autores realizaron ocho estudios, con 2212 participantes, incluyendo siete estudios online y uno de laboratorio. En todos los estudios encontraron que un aspecto central de la preocupación moral, la preocupación empática, predijo significativamente la creencia en Dios, pero no la mentalización, y que, consistentemente, los rasgos psicopáticos caracterizados como una preocupación moral deficiente, predecían la descreencia religiosa. Citamos el abstracto de Jack et al. (2016), con énfasis añadido: 
❝Trabajos anteriores han establecido que el pensamiento analítico está asociado a la falta de creencia en Dios, mientras que las creencias religiosas y espirituales se han relacionado positivamente con la cognición social y emocional. Sin embargo, la cognición social y emocional puede subdividirse en varias dimensiones distintas, y algunos trabajos sugieren que el pensamiento analítico está en tensión con algunos aspectos de la cognición social y emocional. Esto deja abiertas dos cuestiones. En primer lugar, ¿está la creencia vinculada a la cognición social y emocional en general, o a una dimensión específica en particular? En segundo lugar, ¿se mantiene la relación negativa entre la creencia y el pensamiento analítico después de tener en cuenta las relaciones con la cognición social y emocional? Presentamos ocho estudios basados en hipótesis que examinan estas cuestiones. Estos estudios están guiados por un modelo teórico que se centra en los distintos déficits de procesamiento social y emocional asociados con los trastornos del espectro autista (mentalización) y la psicopatía (preocupación moral). Hasta donde sabemos, ningún otro estudio ha investigado estas dos dimensiones de la cognición social y emocional junto con el pensamiento analítico. Encontramos que la creencia religiosa se asocia positivamente con la preocupación moral (4 medidas), y que al menos parte de la asociación negativa entre la creencia y el pensamiento analítico (2 medidas) se puede explicar por una correlación negativa entre la preocupación moral y el pensamiento analítico. Utilizando nueve medidas diferentes de mentalización, no encontramos evidencia de una relación entre la mentalización y la creencia religiosa o espiritual. Estos resultados desafían la visión teórica de que las creencias religiosas y espirituales están vinculadas a la percepción de la agencia, y sugieren que las diferencias de género en las creencias religiosas pueden explicarse por las diferencias en la preocupación moral. Estos resultados son coherentes con la hipótesis de los dominios opuestos, según la cual las áreas cerebrales asociadas con la preocupación moral y el pensamiento analítico están en tensión.❞ 
Líneas atrás hemos referido varias publicaciones propias divulgativas de la llamada Ciencia Cognitiva de la Religión, donde hay un énfasis en que la percepción de agencia es un mecanismo causal, indispensable, de las creencias religiosas. Otros autores apuntan a la socialización como causalidad más importante. En realidad, partiendo de que la mayoría de estudios sobre la religión investiga las creencias religiosas doctrinales (p. ej. las creencias sobre Dios y la asistencia a la iglesia), hay que tener en cuenta que éstas son cognitiva y culturalmente diferentes de la percepción de agencia (p. ej. ver ‘caras’ en las nubes) y de las creencias mágicas marginales y/o subyacentes a las creencias doctrinales (p. ej. supersticiones, chamanismo, fenómenos paranormales). En base a esto se argumenta que, si bien la representación mental de ‘Dios escuchando las plegarias’ implica cognitivamente la agencia, no significa que esta creencia sea producida por la agencia o la mentalización, ni que sea explicada (enteramente) por éstas. Para decirlo de forma sencilla: Dios no es inventado por cada creyente a partir de la atribución de agencia, sino simplemente aprendido y memorizado. Por lo tanto, es predecible, y así ocurre, que los estudios de creencias teístas doctrinales encuentren que la agencia/mentalización no es central a ellas. De hecho, nuestra referencia puesta líneas atrás, Chávez 2020c, cita al psicólogo evolucionista Paul Bloom para aclarar el asunto: «nadie nace con la idea de que el lugar de nacimiento de la humanidad fue el Jardín del Edén, o que el alma entra al cuerpo en el momento de la concepción, o que los mártires serán recompensados con acceso sexual a decenas de vírgenes» (Bloom 2007 p. 150), y a la pregunta necesaria «¿Alguien criado sin exposición a puntos de vista religiosos llega a creer en la existencia de Dios[?] (...) la respuesta es no: los niños carecen de puntos de vista teístas espontáneos y el surgimiento de la religión depende de manera crucial de la cultura» (Banerjee & Bloom 2013).
 
El punto con el innatismo es que sí es importante para ver caras en las nubes y atribuir mentalidad a las cosas, lo que por sí solo puede considerarse que es en lo que consiste el chamanismo y los fenómenos paranormales, sin elaboraciones teológicas ni organización doctrinal (como se argumenta en Chávez 2013). Este punto de vista no entra en conflicto con que aspectos propios del ámbito social, fuertemente dependientes del aprendizaje cultural y el devenir histórico, expliquen las creencias religiosas doctrinales (que es lo estudiado por Jack et al. 2016), como la preocupación moral y su asimetría entre mujeres y hombres, la observación de conductas religiosas convincentes durante la infancia, y los procesos históricos de imposición institucional de creencias. Véase Chávez (2022b), para una discusión sobre el aparente conflicto entre mentalización y aprendizaje cultural; también véase Chávez (2012), referido líneas atrás, para la discusión del ateísmo como resultado de «la importancia de la familia, la educación y la variación geográfica», de acuerdo con Strhan & Shillitoe (2019).
 
Volviendo al artículo de Jack et al. (2016), los autores argumentan que los rasgos psicopáticos, en tanto deficiencia socio-moral, se oponen más claramente a las creencias religiosas moralistas que una deficiente mentalización, propia del perfil autístico. Esto tiene sentido, ya que los autores estudian creencias religiosas doctrinales moralistas y congregacionales, no estudian creencias meramente consistentes en la atribución mental a las cosas, por lo que, como decíamos atrás, no sorprende que Jack et al. (2016) también hallaran que la mentalización está débilmente vinculada, al menos, a la creencia en Dios. El carácter moralista y congregacional de esta creencia, más que demandar atribución de agencia, exige preocupación moral, y así preocupación empática (p. ej. en cuanto a la centralidad de la doctrina de la compasión), por lo que una pobre preocupación moral debe predecir el rechazo de estas creencias, mejor de lo que lo predeciría una pobre mentalización. Esto es lo encontrado empíricamente por Jack et al. (2016). 

Los autores asumen que tanto la pobre preocupación moral, un rasgo psicopático, como la baja mentalización, un rasgo autístico, son ‘naturales’, de origen sexualmente dicotómico y evolutivo. Es decir, si los hombres son más ateos es porque ‘nacen’ con un cerebro predispuesto para el pensamiento analítico, una menor preocupación moral y baja empatía. Para argumentar científicamente esto, los autores introducen una teoría y señalan apoyo neurocientífico para ella, donde la preocupación moral es lo que mejor correlaciona inversamente con el moralismo religioso. Citamos a Jack et al. (2016 pp. 2-3), con énfasis añadido: 
❝El pensamiento analítico y la cognición social no sólo tienen efectos opuestos en la creencia religiosa y espiritual, sino que también se ha planteado la hipótesis de que estos tipos de pensamiento pueden estar en competencia [24, 27-31]. Por ejemplo, hay pruebas de que los hombres tienden a ser más fuertes en la sistematización, mientras que las mujeres tienden a ser más fuertes en la empatía, y que los individuos de alto funcionamiento con trastorno del espectro autista (TEA) representan una forma extrema de desequilibrio entre estos dos tipos de pensamiento [por ejemplo, una forma extrema del cerebro masculino; 32]).
 
Anteriormente hemos propuesto una explicación teórica del problema mente-cuerpo inspirada en la observación de que el TEA y la psicopatía se asocian con distintos déficits en la cognición social [24, 33-35]. Mientras que el fenotipo del TEA se asocia con una variedad de manifestaciones conductuales, numerosos investigadores identifican la característica principal del TEA como un déficit en la mentalización (por ejemplo, tareas de teoría de la mente y decodificación de la conducta; [32, 33, 35, 36]). El fenotipo psicopático también se asocia con una variedad de características de la personalidad, incluyendo la impulsividad y la agresión, sin embargo, la característica principal de la personalidad de la psicopatía se ha identificado como el afecto insensible —una ausencia de respuesta emocional al dolor y al sufrimiento de los demás [37]. La psicopatía también se ha asociado con déficits en la conexión interpersonal, el comportamiento prosocial y el razonamiento moral [33, 34, 37].
(...)
Nuestra teoría, la hipótesis de los dominios opuestos [24, 29, 30], sostiene que nuestra arquitectura neural ha evolucionado de tal manera que crea una tensión entre el pensamiento analítico y la preocupación moral. Esto contrasta con el modelo de Baron-Cohen, que enfatiza una tensión entre el pensamiento analítico y los aspectos de la cognición social afectados por el TEA (es decir, la mentalización). El apoyo empírico a nuestra teoría se deriva principalmente del trabajo en neuroimagen. En primer lugar, las revisiones de la literatura neurocientífica, incluyendo los meta-análisis formales, apoyan la opinión de que estos dos amplios dominios (pensamiento analítico y preocupación moral) se mapean en dos redes corticales anatómicamente discretas. La red positiva orientada a las tareas [task positive network TPN / red neuronal orientada a tareas RNOT, en español] se activa de forma consistente en tareas cognitivamente exigentes no sociales, incluyendo tareas de razonamiento matemático, físico y lógico [29, 49-53]. Las diferencias individuales en estas habilidades se asocian con una mayor activación de la RNOT durante estas tareas [52, 54]. La red de modo por defecto (RpD [default mode network DMN, en inglés]) se activa sistemáticamente con la cognición social y emocional [55, 56]. Nuestra categoría cognitiva amplia hipotetizada de “preocupación moral”, sugerida por el perfil de personalidad de los individuos con psicopatía, se ajusta bien a las funciones conocidas de la RpD. Una mayor actividad en la RpD ha sido asociada con una mayor preocupación empática [57-59], conexión social (es decir, inversión del prejuicio y desconexión) [30, 60-65], comportamiento prosocial [60, 66, 67] y razonamiento moral [68-70]. Cabe destacar que muchos de estos estudios vinculan las diferencias individuales en estas características con la actividad de la RpD [57, 59, 60, 66, 67].
 
En segundo lugar, se sabe desde hace tiempo que la RNOT y la RpD presentan una relación antagónica, en el sentido de que la activación de una red se corresponde con la desactivación de la otra por debajo de la línea de base en reposo. Inicialmente, se observó que una amplia gama de tareas no sociales cognitivamente exigentes (que caracterizamos ampliamente como de “razonamiento analítico”) no sólo activan la RNOT, sino que también desactivan la RpD [50, 71]. (…) Por último, hemos demostrado que la atención a los estímulos sociales atractivos no sólo activa la RpD, sino que también desactiva la RNOT. En un estudio posterior [30] se demostró que este patrón de activación de la RpD y de desactivación de la RNOT estaba presente para las representaciones humanizadoras de los individuos, mientras que las representaciones deshumanizadoras, que se asocian con una menor preocupación moral, implicaban una menor actividad en la RpD o una mayor actividad en la RNOT. En conjunto, estos resultados sugieren que estamos limitados neurológicamente para ejercer simultáneamente la preocupación moral y el pensamiento analítico.❞ 
Hay dos dificultades con el innatismo que presupone el argumento neuro-evolucionista de Jack et al. (2016), al analizar la relación opuesta entre el mentalismo y la psicopatía con la preocupación moral. Fuera de que, estrictamente hablando, las neuroimágenes de las conductas, especialmente respecto a las diferencias psicológicas entre mujeres y hombres, no implican una relación lineal e inequívoca entre las neuroimágenes y tales conductas, y no son prueba de que tales diferencias conductuales de sexo y género sean innatas, ni el necesario resultado de la evolución biológica (ver Mitchell 2019; Hines 2020; van Eijk et al. 2021; Dolan 2021; Hirnstein & Hausmann 2021). El neurogenetista Kevin Mitchell, profesor asociado en el Instituto Smurfit de Genética y el Instituto de Neurociencia en Trinity College Dublin, autor de Innate: How the Wiring of Our Brains Shapes Who We Are (Princeton University Press 2020), nos dice esto (Mitchell 2019):
❝El mero hecho de observar tales diferencias [entre cerebros de mujeres/hombres] no prueba que sean impulsadas por factores biológicos innatos.
(...)
En ausencia de un vínculo causal entre las diferencias observadas en la estructura del cerebro y las de conducta, tales afirmaciones son puramente especulativas (…) inferencias infundadas.❞
La primera dificultad con Jack et al. (2016): hay evidencia contraria de que los cerebros de mujeres y hombres sean dos tipos innata y esencialmente diferentes de cerebros, uno ‘empatizante’-social-femenino y otro ‘sistematizante’-asocial-masculino. Para esto, además de los autores que acabamos de mencionar, antes referimos a Chávez (2021b), donde citamos a las psicólogas Nash & Grossi (2007 p. 12): 
❝si las niñas están “programadas” para la inteligencia social (empatía), y los niños para el razonamiento científico (sistematización), deberían encontrarse diferencias de sexo en las habilidades emergentes de los niños en estas áreas. Pero no es así.❞ 
La segunda dificultad: hay evidencia sobre la causalidad del teísmo y el ateísmo, en la que el aprendizaje cultural es decisivo, envés de una oposición ‘natural’ (asumida inconsistentemente evolutiva e innata), entre la mentalización/empatía y el estilo reflexivo analítico y racional, para lo que antes referimos a Chávez (2012)—reforzamos este punto con el estudio de Gervais et al. (2021), que es el más reciente buscando los orígenes del ateísmo (siempre en relación a las creencias religiosas doctrinales y moralistas), de quienes citamos con resaltado nuestro:
❝La baja exposición cultural predijo alrededor de un 90% más de probabilidades de ateísmo que la reflexión cognitiva máxima, y la reflexión cognitiva sólo predijo la incredulidad entre quienes tenían una exposición cultural relativamente baja a la religión. Esto pone de relieve la utilidad de considerar tanto las intuiciones evolucionadas como la cultura transmitida, y subraya el doble papel del aprendizaje social sesgado por el contenido y el contexto en la transmisión cultural de la incredulidad.❞ 
Así mismo, la empatía no es un factor que opera independientemente favoreciendo las creencias religiosas, sino que converge con el aprendizaje cultural, como muestra el estudio de Łowicki & Zajenkowski (2020), con énfasis añadido: 
❝El origen de las creencias religiosas y lo que predispone a las personas a creer en lo sobrenatural sigue siendo una cuestión abierta en la ciencia de la religión. Las teorías contemporáneas que explican la religión suelen centrarse en disposiciones biológicas evolucionadas o en factores sociales. En la presente investigación, nos interesaba saber cómo las diferencias individuales en la preocupación empática emocional y el mecanismo de aprendizaje social de estar expuesto a actos religiosos creíbles durante la infancia interactúan para predecir la religiosidad. El estudio realizado entre adultos polacos (N = 379) demostró que tanto la empatía como la experiencia en la infancia estaban relacionadas positivamente con todas las dimensiones de la centralidad de la religiosidad. Además, se observó que para todas las dimensiones investigadas (excepto la práctica pública religiosa), tanto la empatía como el aprendizaje social religioso eran predictores significativos e independientes. Tampoco encontramos pruebas de que la empatía modere la relación entre la experiencia religiosa infantil y la religiosidad general. Por último, también realizamos un análisis de importancia relativa para determinar la validez incremental de ambos factores en su predicción de la religiosidad. Se reveló que estar expuesto a actos religiosos creíbles explicaba sustancialmente más la varianza de la religiosidad que la empatía. En conjunto, estos resultados sugieren que hay al menos dos factores independientes asociados a la aparición de la creencia religiosa. Uno es la disposición individual a sentir emociones orientadas al otro, mientras que el otro es un factor social de estar expuesto a modelos religiosos creíbles durante la crianza.❞ 
Ahora bien, la aparente contradicción antes vista entre mentalización y empatía como sustratos para las creencias religiosas, es aclarada por un estudio empírico de Ishii & Watanabe (2021). Los autores muestran en Japón que la mentalización puede subdividirse cognitivamente, al investigar con más detalle cómo se vincula a las creencias religiosas. Esta vez, la mentalización por sí sola, es decir la atribución de agencia o estados mentales, es menos importante que la empatía, es decir, preocuparse por los estados mentales de otros, como predictor de la religión. Citamos el abstracto: 
❝Estudios anteriores han demostrado la relación entre la mentalización y la creencia religiosa. Sin embargo, la mentalización puede desglosarse en varios componentes, y hay ciertas medidas que se corresponden con dichos componentes. Este estudio tiene como objetivo examinar la relación entre la mentalización y la creencia religiosa utilizando dos medidas representativas, el Cociente de Empatía (EQ) y el test de Lectura de la Mente en los Ojos (RMET). Los resultados de dos estudios con muestras japonesas mostraron que el Coeficiente de Empatía predecía el aumento de la creencia religiosa (estudio 1), como se esperaba. Sin embargo, el RMET no fue un predictor significativo de la creencia religiosa (estudios 1 y 2). Estos resultados sugieren que el componente de atribución de estado mental de la mentalización (es decir, la correspondencia de las palabras de estado mental adecuadas con las expresiones faciales en la región de los ojos) no está directamente relacionado con la creencia religiosa. Sin embargo, el componente motivacional (es decir, preocuparse por lo que piensan y sienten los demás) es esencial para creer en agentes sobrenaturales.❞ 
Al estudiar la relación entre el EQ (Cociente de Empatía, del inglés Empathy Quotient) y las creencias religiosas de tipo animistas, doctrinales, y la actitud hacia los fenómenos paranormales, los autores reportan que: 
❝Los resultados del análisis indican que las mujeres y los participantes de mayor edad tienen creencias religiosas más firmes, lo que coincide con estudios anteriores (por ejemplo, Norenzayan et al., 2012). Además, también sugiere que la capacidad de identificar con precisión el estado mental de los demás no estaba asociada a las creencias religiosas, sino a la tendencia a prestar atención a lo que sienten y piensan los demás.❞ 
Y, al estudiar la relación entre el RMET (test de Lectura de la Mente en los Ojos, del inglés Reading the Mind in the Eyes test) y las creencias religiosas animistas, doctrinales, los autores reportan que: 
❝la puntuación RMET no predijo la puntuación de creencias religiosas (β = −0,02,pag = .698). Sin embargo, la edad (β = .13,pag = .008) y el género (β = .27,pag = .007) fueron predictores significativos de creencias religiosas, lo que sugiere que las mujeres y las personas mayores tienen creencias religiosas más fuertes.❞ 
Aunque Ishii & Watanabe (2021) no probaron como tal la causalidad de la mentalización en las creencias religiosas, hacen dos contribuciones importantes a la ciencia cognitiva de la religión: demuestran que el EQ (la empatía en tanto preocupación por los estados mentales de los demás) pero no el RMET (la atribución de estados mentales a través de la ‘lectura’ de la mirada en los demás), predijo las creencias religiosas tanto doctrinales y moralistas como animistas y espirituales. Citamos: 
❝Así, estos resultados no solo apoyaron la hipótesis de la mentalización (Norenzayan et al., 2016), sino que también proporcionaron un apoyo preliminar a nuestra hipótesis de componentes. Del mismo modo, Jack et al. (2016), en su estudio, informaron de que la preocupación empática (es decir, “los sentimientos de simpatía y preocupación por los demás desafortunados” (Davis, 1983, p. 114)) era mejor predictor de la creencia religiosa que el EQ. Este hallazgo no es contradictorio con nuestros resultados, ya que la preocupación empática puede considerarse una medida más directa del componente motivacional de la mentalización.❞
❝Otra contribución de este estudio a la ciencia cognitiva y evolutiva de la religión es la comprobación de la hipótesis de la mentalización con una muestra japonesa. La mayoría de los estudios anteriores pusieron a prueba la hipótesis con una muestra de países occidentales, donde la cultura monoteísta es omnipresente (por ejemplo, EE.UU.: Jack et al., 2016; Norenzayan et al., 2012; Canadá: Willard & Norenzayan, 2013; Polonia: Łowicki & Zajenkowski, 2017; Finlandia: Lindeman et al., 2015; Chequia y Eslovaquia: Willard & Cingl, 2017). Como el concepto de dioses (es decir, agentes moralmente preocupados que supervisan el comportamiento humano) se observa en todo el mundo (por ejemplo, Whitehouse et al., 2019), es necesario demostrar la generalizabilidad de la hipótesis de mentalización poniéndola a prueba con una muestra de países no occidentales o no educados, industrializados, ricos y democráticos (WEIRD) con una cultura no monoteísta. Japón encaja en estos criterios debido a su larga tradición de politeísmo (por ejemplo, el budismo y el sintoísmo).❞
Para resumir hasta aquí, la empatía es un factor recurrente tras las creencias religiosas, pero no las predice por sí sola, sino que hay otro crucial factor de aprendizaje cultural. Además, el grado de empatía diferenciado por sexo no es el resultado de la biología. De hecho, aunque Jack et al. (2016) refieren evidencia neurocientífica para una oposición entre preocupación moral y racionalidad, señalando su asimetría de género, los autores no exploran las influencias de la socialización temprana y el aprendizaje cultural diferenciados por sexo, que, por supuesto, pueden generar cambios neuroanatómicos, y verse reflejados en los estudios de neuroimagen (con lo cual la presunción de evolución e innatismo sexual binario se hace aún más débil para explicar la creencia y la descreencia).
 
Por ejemplo, por un lado, «se ha reportado que las mujeres tienen mayor conectividad dentro de la RpD (Allen et al., 2011; Filippi et al., 2013; Tomasi & Volkow, 2012); sin embargo, los estudios de las redes de atención son mixtos (Allen et al., 2011; Bluhm et al., 2008; Filippi et al., 2013; Scheinost et al., 2015)» (Mills et al. 2018); y hay evidencia preliminar de neuroimagen de que en los hombres violentos con sus parejas mujeres no se activa la RpD, al momento de evaluar moralmente las decisiones sobre sus parejas (mientras sí se activa si se trata de dañar a personas ajenas), y las propias «convicciones morales implican valoraciones basadas en la percepción de la moralidad y la inmoralidad, lo correcto e incorrecto. Por lo tanto, las normas morales guían el comportamiento social de un grupo cultural, junto con la adquisición de un conjunto particular de comportamientos (Moll et al., 2005). Esto incluye las normas morales sobre los roles sexuales dentro de la sociedad, incluyendo la igualdad de oportunidades personales, sociales y laborales, y las relaciones respetuosas y no abusivas (…) Las normas morales masculinas sobre las relaciones entre hombres y mujeres desempeñan un papel importante en la violencia de pareja (…) las normas sociales y morales basadas en la desigualdad parecen desempeñar un papel importante en el comportamiento de los agresores y podrían constituir la base de la motivación para cometer actos violentos» (Marin-Morales et al. 2022). 

Es decir, las normas sociales adquiridas pueden hacer que la violencia hacia la mujer no represente un dilema moral, sino que se piense como ‘lo correcto’, y por tanto la RpD se desactiva. Entonces, no es que su activación venga innatamente predispuesta. Por otro lado, de hecho, hay evidencia empírica y de meta-análisis de estudios que desafían la idea simple de dominios opuestos empatía vs racionalidad, para explicar las creencias religiosas. Por ejemplo, citamos a Martingano & Konrath (2022): 
❝La empatía se describe con frecuencia en oposición a la racionalidad. Sin embargo, en dos estudios demostramos que la relación entre racionalidad y empatía es matizada y probablemente dependiente del contexto. El estudio 1 presenta datos correlacionales de dos muestras estadounidenses y el estudio 2 presenta un meta-análisis de la literatura existente (k = 22). Demostramos que varios tipos de empatía cognitiva (toma de perspectiva, reconocimiento de emociones y fantasía) están positivamente correlacionados con la racionalidad autodeclarada, pero no están relacionados con el rendimiento racional. Por el contrario, los tipos de empatía emocional (preocupación empática, angustia personal y contagio de emociones) están generalmente correlacionados de forma negativa con las medidas de rendimiento de la racionalidad, pero sus relaciones con la racionalidad autodeclarada son divergentes. Aunque estos resultados no zanjan el debate sobre la empatía y la racionalidad, desafían la hipótesis de los dominios opuestos y proporcionan un apoyo tentativo a un modelo de proceso dual de la empatía. En general, estos resultados indican que la relación entre la racionalidad y la empatía difiere dependiendo de cómo se midan la racionalidad y la empatía.
(…)
La hipótesis de los dominios opuestos propone un conflicto entre el pensamiento sobre los estados mentales de otras personas y el pensamiento sobre los procesos físicos o lógicos (por ejemplo, el razonamiento mecánico o lógico; Jack, 2014; Jack et al., 2013; Van Overwalle, 2011).❞ 
En este estudio, donde participaron estudiantes universitarios, los autores encontraron que la autodeclaración de racionalidad parecía ‘preferible’ a la autodeclaración de empatía, lo que podría estar influenciado por estereotipos sociales. Al respecto, esto es lo que discuten Martingano & Konrath (2022 pp. 11, 12): 
❝En general, nuestros resultados indican que algunas personas empáticas (las que tienen un alto grado de preocupación empática y toma de perspectiva) dicen ser más racionales, pero no actúan así cuando se les pone a prueba. Esta conclusión está respaldada por los datos de dos muestras estadounidenses (Estudio 1), y por un meta-análisis de la literatura existente (Estudio 2).
(…)
Una explicación alternativa para las diferencias en las medidas de racionalidad de autoinforme y de rendimiento es que las personas emocionalmente empáticas pueden estar sujetas a la amenaza del estereotipo cuando completan tareas basadas en el rendimiento. Investigaciones anteriores sugieren que las personas ven la emoción y la razón como constructos que compiten entre sí (Levine et al., 2018). Por lo tanto, si las personas informan de que son más empáticas emocionalmente y luego son evaluadas en su pensamiento racional, pueden tener un rendimiento más pobre en esta última tarea. Esto puede explicar por qué las personas con un alto nivel de contagio emocional y preocupación empática (pero no de empatía cognitiva) tienen un rendimiento más pobre en la tarea CRT.❞
[CRT - Cognitive Reflection Test: Test de Reflexión Cognitiva, usado para medir la racionalidad.] 
Una de las referencias bibliográficas de Martingano & Konrath (2022) es un artículo de Hall & Carter (1999), sobre los estereotipos de género. Ocurre que hay evidencia empírica acumulada de un sesgo de género masculino al atribuir la racionalidad a las personas (lo que impacta en las documentadas brechas de género en los salarios, la segregación ocupacional, y las preferencias académicas), como, p. ej., muestran las psicólogas Pavco-Giaccia et al. (2019): 
❝La racionalidad compartida es el terreno común del progreso científico. Sin embargo, algunos teóricos han argumentado que este terreno común puede no ser llano, en el sentido de que suposiciones sutiles incrustadas en las visiones comunes de la racionalidad marginan a algunos posibles participantes. En concreto, las filósofas feministas han argumentado que la racionalidad está asociada al discurso masculino y no al femenino. Esta afirmación se ha tachado con frecuencia de incoherente, pero se puede hacer una interpretación directa: el concepto razón se asocia semánticamente con el concepto masculino. Apoyamos esta hipótesis en cuatro estudios (total N > 900), encontrando que tanto a nivel explícito como implícito, la razón se asocia preferentemente con lo masculino, el sentimiento se asocia preferentemente con lo femenino, los rostros masculinos priman los juicios no relacionados con la razón/racionalidad, y las asociaciones de género están relacionadas con el interés en las disciplinas académicas, así como con las estimaciones de la (mala) representación de las mujeres dentro de esas disciplinas. Se discuten las implicaciones para los estereotipos de género y la representación de las mujeres en diferentes campos.
(…)
Por ejemplo, se cree que las mujeres buscan trabajos que requieran menos esfuerzo y que estén menos preocupadas por el progreso profesional y el desafío intelectual, incluyendo la suposición de que el trabajo intelectual merece una mayor remuneración que otras formas de trabajo más “prácticas”, como el cuidado de personas (Blau y Ferber, 1991). Así pues, la división intelectual-práctica, en la que se asocia a las mujeres con las profesiones asistenciales y a los hombres con las “intelectuales”, podría desempeñar un papel en la injusticia estructural de género que vemos hoy en día en Estados Unidos. Esta posibilidad se ve reforzada por los recientes hallazgos de que las brechas de género en los campos STEM pueden predecirse por el grado en que se piensa que el éxito en ese campo depende de la brillantez (Leslie, Cimpian, Meyer y Freeland, 2015).❞
[STEM es el acrónimo de los términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), donde está ampliamente documentado el dominio masculino.] 
Esto nos devuelve a lo argumentado antes: el ateísmo/escepticismo reproduce este discurso de género, donde la exigencia de la ciencia ‘dura’ o ‘exacta’ (STEM) y la racionalidad (vinculadas a la masculinidad), asumidas como opuestas a la emoción y la religión (vinculadas a la feminidad), operan excluyendo a las mujeres ateas. Esto podría considerarse el aspecto ‘blando’, o la dimensión ‘intelectual’ del androcentrismo ateo.
 
Pero hay un aspecto ‘oscuro’, o una dimensión de violencia sexual del androcentrismo ateo: diremos que el ateísmo/escepticismo no meramente reproduce la desigualdad de género, como si en el fondo estuviera aislado de ella, sino que, el ateísmo/escepticismo androcéntrico es una intrínseca manifestación de tal desigualdad, similar a un nicho sociocultural que contribuye a propagarla y reproducirla, lo que, a su vez, es una manifestación más amplia de una actitud antisocial y violenta, producto de la socialización diferenciada de mujeres y hombres. Los elementos de violencia sexual en el movimiento, documentados en la introducción, como las amenazas, el acoso, y las referencias pornográficas, pueden reflejar lo que Atkinson & Rodgers (2016 p. 1298) sostienen que es una expresión social de: 
❝una mayor “pornificación” de nuestra cultura, la sexualización de los niños y actitudes más tolerantes hacia la violencia contra las mujeres.❞ 
Los autores (ibid. p. 1304) refieren estos factores explicativos para la «pornificación»: 
❝la insensibilización social, la atomización y la reducción de la empatía.❞ 
Como decíamos antes, esto es parte de una socialización en masculinidad hegemónica, y el ateísmo/escepticismo androcéntrico, simplemente, exhibe (y promueve) las características de tal socialización, donde un aspecto central es la represión de la emoción y la empatía. Esto es lo que nos dice Romanelli (2022) sobre cómo opera esta socialización diferenciada de los hombres: 
❝A muchos hombres adultos les resulta difícil saber lo que sienten. Hay un término para esto: alexitimia masculina normativa.
Los niños nacen con una capacidad emocional similar a la de las niñas; la fluidez emocional se desaconseja a medida que crecen.
(…)
La Asociación Estadounidense de Psicología [American Psychological Association - APA] la define como “una forma subclínica de alexitimia que se encuentra en niños y hombres criados para ajustarse a las normas masculinas tradicionales que enfatizan la dureza, el trabajo en equipo, el estoicismo y la competencia y que desalientan la expresión de emociones vulnerables”.❞

Aquí se nos explica más este asunto (resaltado nuestro): 

❝Levant (1992) propuso la hipótesis de la “Alexitimia Masculina Normativa” (NMA) [Normative Male Alexithymia] para dar cuenta de un patrón socializado de emocionalidad restrictiva influenciado por la ideología de la masculinidad tradicional que observó en muchos hombres.
(...)
Un requisito normativo del rol masculino es la restricción de la expresión emocional. Esta norma se teoriza para establecer y mantener el poder y ocultar la vulnerabilidad en un sistema social patriarcal (Levant, 1992). Levant (1992, 1995, 1998) se basó en el Paradigma de la Tensión de los Roles de Género para teorizar que las formas de alexitimia de leves a moderadas se darían con mayor frecuencia entre los hombres cuya socialización como niños estuvo influida en mayor medida por la ideología de la masculinidad tradicional. De hecho, la investigación empírica encuentra una relación entre la aprobación de la ideología de la masculinidad tradicional y la alexitimia en los hombres. Levant et al. (2003) indicaron que, incluso después de controlar las diferencias demográficas, la ideología de la masculinidad tradicional explica una varianza única en la alexitimia en los hombres.
(...)
Nuestros resultados muestran claramente que los hombres puntúan más alto, en promedio, que las mujeres en las medidas de alexitimia, basándose en la acumulación de hallazgos empíricos (…)❞ 
Esta cita es del estudio de meta-análisis de Levant et al. (2009 pp. 191, 197), donde, aunque los autores no encontraron «apoyo convincente para los moderadores del tamaño del efecto del género», dicen que se sienten «relativamente seguros de que la diferencia de género en la alexitimia se ha establecido ahora como un fenómeno que merece ser estudiado, independientemente de cuáles sean las fuentes de esta diferencia» (ibid. p. 199). De hecho, entre estudios recientes de meta-análisis de alcance internacional, por ejemplo, la revisión de Kuška et al. (2020) «reveló que las mujeres mostraban una creatividad emocional significativamente mayor que los hombres». La creatividad emocional es «un patrón de habilidades cognitivas y rasgos de personalidad relacionados con la originalidad y la adecuación en la experiencia emocional» (ibid.)
 
Y, predeciblemente, Garaigordobil (2013) afirma haber encontrado: 
❝puntuaciones significativamente más altas en los varones en sexismo (hostil, benévolo y ambivalente) y en alexitimia.❞  
El ateísmo/escepticismo sería pues, con su particular discurso de género (cientificismo no social, racionalidad, y menosprecio de la emoción), más su consecuente sexismo, culturalmente atractivo para los hombres socializados de tal manera, redundando así en el androcentrismo del movimiento. Tómese en cuenta, como informamos en una reciente actualización en Chávez (2012), que el estudio empírico de Burris (2020) (ver también Psyciencia 2020) encontró que: 
❝la supresión expresiva impulsa el ateísmo, en lugar de viceversa❞ 
Sería necesario aclarar, aunque fuera una obviedad, que esto no significa que debido a la socialización supresora de la emocionalidad todos los hombres serán irreligiosos, porque la descreencia depende de otro aspecto sociocultural como mostraron Gervais et al. (2021), a saber, la baja exposición cultural a la religiosidad. Y, aunque no se puede descartar el papel de la educación, del estatus socioeconómico, o de los estilos cognitivos, estos factores resultan menos relevantes que el género, ya que este factor los atraviesa—ver p. ej. el análisis de Miller (2013 pp. 215-218) sobre la intersección de los estereotipos de género y raciales, para explicar la aún más escasa presencia de mujeres negras que blancas en el ateísmo. No obstante, atendiendo la socialización en masculinidad normativa, esta sugiere que los hombres ateos/escépticos tenderán a ser menos emocionales y empáticos, que es lo que encuentra el estudio de Jack et al. (2016).
 
Con todo lo mostrado hasta aquí, se amplía la literatura en apoyo de lo argumentado en Chávez (2012): el aprendizaje cultural tiene mayor relevancia para el teísmo y el ateísmo, que conforman un espectro en la cosmovisión de las personas, lo que es una diversidad de creencias entre el teísmo y el ateísmo, pues, traslapadas, combinadas, o enmascaradas mutuamente—ver por ejemplo: Chávez (2012 – Persistencia del pensamiento mágico, la religión… y Dios, en ateos) mostrando estudios en ateos sobre ideación mágica (Nelson et al. 2020), creencias implícitas sobre Dios y la vida después de la muerte (Heflick 2011), miedo inconsciente a Dios (Lindeman et al. 2014), exploración de «formas de trascendencia» hecha por ateos en el Camino de Santiago (Farias et al. 2019), ateos con epilepsia cuyos ataques les hacen experimentar a Dios, además del ateísmo cristiano, las iglesias ateas, el ocultismo ateo/escéptico, y las plegarias ateas; Chávez (2021c) mostrando que «los aliens son dioses seculares, deidades para ateos» de acuerdo con Michael Shermer; Chávez (2021d) mostrando el creacionismo/teísmo explícito del «Argumento de la Simulación», creencia que «es quizás el primer argumento interesante para la existencia de un Creador» según el transhumanista David Pearce; y Chávez (2020e) sobre la ciencia como pensamiento mágico entre ateos y racionalistas. Respecto al teísmo, es suficiente ejemplificar con las conocidas, e institucionales, teología liberal y teología secular, que albergan movimientos modernos como la ‘teología de la muerte de dios’ y el cristianismo ateo.
 
Dejar de creer en Dios no es consecuencia de poseer una ‘esencia’ más racional ni más cientificista, sea esta ‘esencia’ un perfil psicológico innato o alguna predisposición neurobiológica natural. Esto, lejos de ser una explicación causal simple, sugiere en cambio que varios factores, además de la exposición a las exhibiciones de dudosa convicción religiosa durante la infancia, se combinan para predisponer al ateísmo/escepticismo. Ya que el género es un marcador dinámico de la creencia, es interesante que no se trate de algo ‘biológico’, sino que, como vimos, el género también implica el aprendizaje cultural, en su caso, de normas sociales diferenciadas por sexo. En pocas palabras, el ateísmo/escepticismo se origina en un doble aprendizaje sociocultural: la socialización masculina normativa del desinterés empático-emocional que puede predisponer a la irreligiosidad, y la exposición al desinterés religioso que influye decisivamente en la adopción del ateísmo. Sin embargo, como el filósofo de la mente Tamas Pataki argumenta (desde el psicoanálisis) en Cotter, Quadrio & Tuckett (2017 p. 117): 
❝Muchos de los principales “nuevos ateos”, sobre todo los que son científicos biológicos o sociales, pero también algunos filósofos y otros, se han preocupado por ofrecer explicaciones naturalistas de cómo evolucionó la religión y de los factores que siguen manteniéndola. Estas explicaciones pretenden desplazar y debilitar el atractivo del tipo de explicaciones tradicionales que los propios religiosos suelen ofrecer. Las explicaciones se enmarcan principalmente en términos de psicología evolucionista, de mecanismos cognitivos evolucionados, de predisposición genética y de neurociencia. A menudo son poco más que conjeturas plausibles, pero esa no es la principal dificultad del proyecto. Aunque algunos de los mecanismos invocados probablemente desempeñan un papel en la evolución de las tendencias religiosas y el atractivo de la religión, son insignificantes en comparación con los factores psicosociales, especialmente la influencia de las interacciones entre el niño y los padres que lo cuidan, que los nuevos ateos ignoran casi por completo.❞
Aunque no acordemos con Pataki (2017) en que la explicación causal que sustenta este argumento, sea la perspectiva psicoanalítica, de que la religión depende de la interiorización en el inconsciente de la figura paterna en la infancia, en cambio su idea de que 
❝las explicaciones intelectualistas y nativistas [que el Nuevo Ateísmo suscribe ampliamente] sobre los orígenes y la persistencia de la religión representan un triunfo del puritanismo estadounidense en las ciencias sociales y, en paradójico concierto con la mayoría de las religiones, un asalto a la introspección❞ (ibid. p. 134), 
puede, de hecho, reubicarse en un marco teórico consistente con los datos empíricos de que el espectro de creencias teísmo/ateísmo depende, decisivamente, del aprendizaje sociocultural temprano de las muestras creíbles de convicción religiosa, o su ausencia. Lo que dice Pataki (2017) puede, además, referir a un factor psicológico, aunque no psicoanalítico, subyacente a la convergencia cultural del ateísmo/escepticismo, el cristianismo, y el fascismo, al tener en común una ideología innatista de la creencia y la descreencia. Y también podría ser, atendiendo el asunto de la masculinidad patriarcal normativa involucrada en este aprendizaje, que las figuras masculinas en efecto tengan un mayor papel que las femeninas en el desarrollo de la irreligiosidad del individuo (algo muy en consonancia con que haya más hombres irreligiosos y menos mujeres ateas), sin que los padres hombres necesariamente representen ‘padres inconscientes’ amados y a la vez temidos, en términos freudianos. Cabe agregar que los evolucionistas ignoran el psicoanálisis, y también lo hacen la psicología social y los psicólogos experimentales, por su falta de base empírica, deficiencia que el propio Pataki reconoce cuando reclama que «sería razonable conjeturar, incluso en ausencia de hallazgos psicoanalíticos, que las actitudes hacia los padres se perpetúan en las relaciones posteriores, incluidas las (ilusorias) hacia los dioses» (ibid. p. 132).
 
Así que, lo que los ateos/escépticos consideran una virtud y una superior fortaleza mental, el rechazo de las emociones y la empatía, es en realidad un diagnóstico de problemática social, que coloca directamente al ateísmo, junto con la ultraderecha, en la punta de lanza contra la justicia social. Y es, de hecho, un mito secular propiamente androcéntrico creer que menos empatía y menos emoción causa el ateísmo como un logro intelectual superior, ya que, si bien la empatía, que implica emoción, no se descarta como relevante para las creencias religiosas, ni éstas ni la misma empatía están simplemente opuestas a la racionalidad. Esto, por un lado. Por otro, cuando los ateos/escépticos prestan alguna atención seria a la desigualdad de género y la violencia sexual contra las mujeres, tienen la opinión generalizada de que eliminando la religión se eliminarían esos malestares sociales, por lo que pueden considerar al feminismo (cuyo foco prioritario es la dominación y la violencia masculinas) como una perspectiva inútil. El análisis secular y/o ateo que vincula la misoginia cristiana, p. ej., y la misoginia general fuera de los ministerios y las iglesias, es válido y robusto, pero los estudios más detallados de las actitudes e ideas hacia y sobre la mujer en los ámbitos religiosos y seculares, al compararse, indican que la desigualdad de género opera y existe independientemente de la religión. En esto, la problemática de género y el acoso sexual en el ateísmo/escepticismo es una prueba inmediata e incontestable. El abandono de la religión cristiana en favor del ateísmo, o de las denominadas ‘nuevas religiones’, no elimina el sexismo ni la violencia con las que tropiezan las mujeres, y en el sentido de superar tal problemática social, el ateísmo/escepticismo androcéntrico forma parte de su perpetuación, no de su eliminación.

 
5. NI EL ATEÍSMO NI LAS NUEVAS RELIGIONES SON ESPACIOS SEGUROS PARA LAS MUJERES QUE SE ALEJAN DE LA RELIGIÓN MISÓGINA. 

Aunque para las mujeres las ‘nuevas religiones’ o ‘nuevos movimientos religiosos’ (p. ej. sectas cristianas ‘liberales’, sectas hinduistas, New Age, Meditación Trascendental, neopaganismo, Wicca) son más atractivas que el propio Nuevo Ateísmo como alternativa al cristianismo, porque «en lugar de definir el género en términos rígidos y represivos, las nuevas religiones ofrecen a veces posibilidades a las mujeres que no están disponibles de otro modo» (Vance2015), en realidad «cada movimiento tiene su propia única y particular manera de expresar la sexualidad» (Lewis & Bogdan 2016), e incluso no tendrán «necesariamente una membresía predominantemente femenina», como se suponía con la secta Brahma Kumaris (Howell 1998). De hecho, la literatura académica refiere, por ejemplo, «otras formas de violencia que también se dan en los nuevos movimientos religiosos, como las palizas a miembros y opositores o los abusos sexuales» (Introvigne 2018); mientras que en el sur de Asia, el «deseo de estar cerca de las fuentes de poder religioso junto con la relación de poder autoritario entre gurú y discípulo crean situaciones sociales que son foros preparados para el abuso sexual» (Lucia 2018). En Corea del Sur, el líder del movimiento Providencia Jeong Myeong-seok «fue acusado de múltiples cargos de violación y en 2009 fue sentenciado a 10 años de prisión» (actualmente está libre) (ABC 2017).
 
Lamentablemente, este escenario de las nuevas religiones no es, pues, muy diferente al sexismo violento que hay en el Nuevo Ateísmo, documentado en la introducción.
 
Entonces, ¿por qué las mujeres son más religiosas que los hombres? Este es, precisamente, el título del libro sociológico de Marta Trzebiatowska y Steve Bruce (2012). Para nosotros la pregunta sería ¿por qué los hombres son más irreligiosos? Citamos: 
❝A pesar de estar excluidas de los puestos de liderazgo, en casi todas las culturas y tradiciones religiosas, las mujeres son más propensas que los hombres a rezar, rendir culto y afirmar que su fe es importante para ellas. Las mujeres también dominan el mundo de la espiritualidad “New Age” y son mucho más supersticiosas que los hombres. Este libro revisa el ya considerable cuerpo de investigación social para considerar si la brecha de género en la religión es realmente universal. Marta Trzebiatowska y Steve Bruce (…) Llegan a la conclusión de que la brecha de género no es el resultado de la biología, sino más bien la consecuencia de importantes diferencias sociales que se superponen y refuerzan entre sí. La responsabilidad de gestionar el nacimiento, la crianza y la muerte, por ejemplo, y las actitudes hacia el cuerpo, la enfermedad y la salud, juegan un papel importante. En Occidente, la brecha de género es exagerada porque los cambios sociales que socavaron la plausibilidad de la religión afectaron primero a los hombres. Allí donde la vida de hombres y mujeres se asemeja más, y donde crece la indiferencia religiosa, la brecha de género desaparece gradualmente.❞ 
Esto significa, en lo que respecta a Occidente y la hegemonía cristiana, lo que ya se dejaba entrever al mostrar la cercanía entre la alexitimia masculina normativa y la descreencia religiosa: que el proceso de secularización iniciado con la Ilustración, en tanto movimiento cultural androcéntrico con su discurso de desprecio a la emoción como feminidad, ha tenido el efecto de alejar a los hombres de la religiosidad, y paralelamente ha empujado a las mujeres hacia la religión, o en todo caso las ha mantenido abrazando la religión doctrinal y en su defecto, las empuja a la búsqueda de una espiritualidad alternativa en las nuevas religiones. En este escenario los hombres interactúan con la religiosidad de acuerdo a qué tanto puedan dominar la sexualidad femenina, lo que es culturalmente dependiente. Por ejemplo, en la revisión del libro de Trzebiatowska y Bruce, hecho por Hunt (2014), se nos dice que: 
❝el papel de la religión en el control de la sexualidad humana hace que los hombres estén interesados en obligar a las mujeres a adherirse estrechamente a la cultura religiosa dominante.❞ 
En la historia del razonamiento masculino, la inferioridad femenina es una idea de larga tradición, que atraviesa el pensamiento religioso e irreligioso por igual (ver p. ej. Saini 2017). Respecto a la religiosidad y la irreligiosidad de las mujeres, esta presunta ‘explicación’ funciona ambivalentemente: los hombres abandonan la religión por ser superiores intelectualmente (a pesar de la condena y la discriminación religiosas, el ateísmo siempre ha creído en su superioridad intelectual), mientras que las mujeres se alejan de Dios debido a una inferioridad mental, debilidad de la carne, o malignidad intrínseca (en las religiones abrahámicas la mujer trajo el pecado a la humanidad). Todos los defectos apuntan a una misma ‘incapacidad natural’ en la mujer. Por ejemplo, en el infame libro Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas), de 1486, se sentencia que: «como son más débiles de mente y cuerpo e intelectualmente», las mujeres son más propensas a abjurar de la fe (Venegas, Reverte & Venegas 2019). Mientras tanto, el razonamiento científico es considerado por los ateos/escépticos un reemplazo y una superación del primitivo pensamiento religioso y misógino como el del Malleus Maleficarum. No obstante, Charles Darwin, el padre de la biología moderna y la psicología evolucionista, destrona a Dios y aquel oscurantismo cristiano afirmando nada menos que lo mismo: «el hombre es más poderoso en cuerpo y mente que la mujer» (Darwin 1871 p. 371).
 
El que las mujeres sean religiosas o ateas, se deba a una inferioridad constitutiva de la feminidad (serían más religiosas por ser menos racionales—serían ateas por no poder controlar sus bajas pasiones), no es otra cosa que una única narrativa misógina institucionalizada por la religión patriarcal, por supuesto, pero también es reproducida por el ateísmo/escepticismo a través del mito androcéntrico de que la emocionalidad↔feminidad discapacita, de manera natural-biológica, para la racionalidad y la ‘ciencia dura’. Entre tanto, el asunto de la religiosidad y el género no se reduce a una causalidad simplista de predisposiciones naturales, innatas, o predestinadas, como lo muestran los estudios psicológicos discutidos en este ensayo, sino que el aprendizaje, las normas sociales, y el contexto sociocultural juegan papeles decisivos. Las mujeres no simplemente abandonan la religión y abrazan el ateísmo, más bien, p. ej. Brewster (2013) en su artículo Atheism, gender, and sexuality en The Oxford Handbook of Atheism (Bullivant & Ruse 2013), señala lo que es: 
❝la práctica de las mujeres de retraducir, reinterpretar e integrar los textos tradicionales de forma más acorde con los valores feministas como forma de hacer frente a las desigualdades de género presentes en muchas religiones. (…) La capacidad de muchas mujeres de mantener creencias religiosas que se contradicen entre sí puede ayudar a explicar cómo muchas mujeres son capaces de mantener sus creencias incluso cuando muchas organizaciones religiosas adoptan posturas muy firmes en contra de las cuestiones relacionadas con los derechos de la mujer (p. ej., la sexualidad, las cuestiones laborales, el control de la natalidad, los roles de género, el matrimonio).❞ 
El ateísmo/escepticismo androcéntrico, o masculino normativo, no le resulta una alternativa inmediata a las mujeres que desean alejarse de la religión doctrinal y misógina. Como dicho por la socióloga Katja Guenther (2019 pp. 54-55) tras su estudio de campo del Nuevo Ateísmo:   
❝Este análisis revela la importancia de la cultura secular del movimiento [Nuevo Ateísmo] como lugar de exclusión [de las mujeres]. Hasta la fecha, los esfuerzos correctivos se han centrado en la contratación de más mujeres y personas de color, especialmente en puestos de liderazgo. (…) De hecho, el discurso del Nuevo Ateísmo necesita un nuevo mensaje si quiere incluir a las mujeres y a las mujeres de color, un mensaje que reconozca –en lugar de evitar– la persistencia de la desigualdad de género y busque activamente desafiarla.
(…)
El activismo feminista, aunque a menudo es descorazonador y desalentador, puede conducir al cambio.❞
Y lo concluido por Schnabel et al. (2016 p. 22), con énfasis nuestro: 
❝El ateísmo es, en cierto modo, mejor para las mujeres y se ha diversificado con el tiempo, pero sigue estando dominado por los hombres. Al igual que la religión no es inherentemente y universalmente sexista o igualitaria, tampoco lo es el ateísmo. La simple ausencia de religión no producirá automáticamente la igualdad; en su lugar, se necesita una acción intencionada para abordar las desigualdades.❞ 
Bajo estas conclusiones de Guenther (2019) y Schnabel et al. (2016), mostramos, finalmente, evidencia empírica de que no es el ateísmo/escepticismo, sino la igualdad entre mujeres y hombres, lo que socava la religión.

 
6. Los hombres son menos religiosos en los países con mayor igualdad de género.
 
Citamos extensamente del estudio global de Moon et al. (2022): 
❝Aunque las mujeres son más religiosas que los hombres en la mayoría de los países, las religiones suelen proporcionar beneficios asimétricos a los hombres en detrimento de las mujeres. Dos análisis globales (51 países y 74 países) descubrieron que la igualdad de género a nivel de país estaba asociada de forma consistente y negativa con la religiosidad (es decir, la asistencia religiosa, la importancia declarada de Dios y la frecuencia de la oración) para los hombres, más que para las mujeres, lo que lleva a una mayor diferencia de sexo en la religiosidad en los países con mayor igualdad de género.
(...)
    1. Los hombres son menos religiosos en los países con mayor igualdad de género
 
Algunos investigadores han sugerido que las mujeres (frente a los hombres) son más propensas a las creencias religiosas porque tienen una mayor propensión a la mentalización (la capacidad de razonar sobre las mentes de los demás y representárselas) [3], una menor tolerancia al riesgo [4] y una mayor preocupación empática [5], todo lo cual está asociado a una mayor creencia religiosa. Sin embargo, las mujeres no siempre son más religiosas; en algunas culturas, estas diferencias son mínimas o incluso se invierten [6-8]. Todavía no está claro a qué se debe la variación cultural de las diferencias de sexo en la religiosidad.
 
Nos basamos en el modelo de elección racional del compromiso religioso, que sugiere que las personas adoptan creencias y prácticas religiosas dependiendo de si sus objetivos son congruentes con los estilos de vida religiosos [9,10]. También adoptamos un enfoque funcional, basado en las premisas de que las creencias y prácticas religiosas son sensibles al contexto o a los “hechos sobre el terreno” [11,12]. Es decir, en lugar de proporcionar sólo beneficios simbólicos o comodidad, muchas creencias y rituales religiosos pueden ser herramientas que se desarrollaron a través de la evolución cultural porque promueven el éxito reproductivo.
 
En particular, las religiones parecen estar estrechamente vinculadas al control del comportamiento reproductivo. La mayoría de las religiones imponen reglas sobre la sexualidad y los roles sexuales: quién puede tener relaciones sexuales y con quién, quién cuida a los niños y cómo se estructuran las familias [12]. Uno de los correlatos más consistentes de la religiosidad en todo el mundo es la oposición a la promiscuidad sexual (es decir, la sociosexualidad restringida [13,14]). Un enfoque de elección racional podría predecir que las personas que prefieren estrategias de emparejamiento monógamas y de alta inversión a largo plazo se verán atraídas por la religión precisamente porque ésta trata de hacer más costosa la promiscuidad sexual mediante normas y castigos antipromiscuos [9,15,16]. No se trata de sugerir que la religión sea necesaria para controlar el comportamiento sexual de los demás, sino que la imposición sobrenatural es una de las diversas herramientas culturales de control social, una de ellas especialmente poderosa [17].
(...)
las mujeres tienden a estar más interesadas en las relaciones exclusivas a largo plazo que los hombres [28], y la religión podría atraerlas por este motivo. Esto parece explicar en parte las diferencias de sexo en la religiosidad: algunos análisis han descubierto que las diferencias de sexo en la religiosidad desaparecen o se reducen cuando se tienen en cuenta las actitudes sociosexuales [16].
 
Sin embargo, las normas religiosas suelen ir más allá de la simple prohibición de la promiscuidad, y muchas prácticas religiosas parecen beneficiar a los hombres a costa de las mujeres. Esta asimetría puede adoptar varias formas. Se puede culpar a las mujeres de su propia violación [32] y responsabilizarlas de la mala conducta sexual de los hombres (por ejemplo, a través de normas sobre el pudor). Algunos rituales o tabúes religiosos específicos también pueden beneficiar a los hombres a expensas de las mujeres: varios estudiosos han señalado que el velo parece ser más coherente con los intereses masculinos (que con los femeninos), por ejemplo, como herramienta para proteger a la pareja [33-36]. Además, algunos rituales parecen diseñados específicamente para suprimir la sexualidad femenina.
(...)
Para los hombres en particular, estos beneficios religiosos podrían depender del contexto. El grado de igualdad de derechos, responsabilidades y oportunidades de las mujeres y los hombres en la sociedad (es decir, la igualdad de género) puede alterar los incentivos para que hombres y mujeres se comprometan con las creencias y prácticas religiosas. En las culturas con menos igualdad de género, la subyugación de las mujeres para promover los intereses de los hombres podría ser más aceptable, y las mujeres también podrían estar menos capacitadas para evitar su opresión. Así, en estos países, la religión podría ser más útil para los hombres como herramienta de influencia social. Por el contrario, en las culturas más igualitarias que desaconsejan las prácticas religiosas restrictivas para las mujeres, la religión puede ofrecer menos beneficios reproductivos a los hombres porque no pueden imponer el control social sobre las mujeres y, por tanto, la religión es menos atractiva.
 
En consonancia con esta noción, nuestra hipótesis era que la igualdad de género interactuaría con el sexo, de modo que las diferencias de sexo en la religiosidad (es decir, que las mujeres fueran más religiosas que los hombres) serían mayores en los países con mayor igualdad de género. No sabíamos a qué se debía este efecto, sólo que la relación entre la igualdad de género y la religiosidad sería más negativa para los hombres que para las mujeres. Sin embargo, observamos que muchos países ricos tienden a tener una mayor igualdad de género y suelen ser más seculares [41], por lo que sería sorprendente encontrar una pendiente positiva tanto para los hombres como para las mujeres.
 
Nuestra hipótesis se deriva de varios hallazgos recientes que documentan una “paradoja de la igualdad de género”: en las sociedades más igualitarias, las diferencias entre los sexos suelen ser mayores. Este patrón se ha encontrado con las diferencias de sexo en la personalidad [42,43], los juicios morales [44], la elección de carrera [45,46] y una variedad de preferencias estéticas [47].
(...)
Las diferencias de sexo en la religiosidad pueden seguir un patrón similar.
(...)
    2. Métodos
 
Recopilamos datos de encuestas transculturales de la World Values Survey, Wave 6 (WVS6) [52] y de la European Values Survey y la World Values Survey, Wave 7 (EVS/WVS) [53] combinados, que a su vez combinamos con datos de archivo sobre la igualdad de género (el Global Gender Gap Index o GGGI). Utilizamos un modelo multinivel para predecir la religiosidad en función de la igualdad de género, el sexo del participante y su interacción. Analizamos la WVS6 y luego replicamos nuestros resultados utilizando la EVS/WVS7 para descartar la posibilidad de que los efectos fueran artefactos del subconjunto específico de países de la WVS6.
(...)
    3. Resultados
 
En general, los resultados apoyan nuestra hipótesis de que las diferencias entre mujeres y hombres en cuanto a religiosidad son mayores en los países con mayor igualdad de género, y que estos resultados se deben en gran medida a la menor religiosidad de los hombres en los países con mayor igualdad de género. En casi todos nuestros modelos (excepto en los modelos 3B y 3C de la EVS/WVS), este efecto fue estadísticamente significativo. En el caso de las mujeres, la igualdad de género está asociada negativamente, aunque de forma inconsistente, con la importancia de Dios y la frecuencia de la oración. En ningún modelo se relaciona la igualdad de género con la asistencia religiosa de las mujeres.
(...)
    4. Discusión
 
Estos datos muestran que la igualdad de género en las culturas predice de forma consistente y negativa la creencia y el comportamiento religioso entre los hombres, pero el efecto es pequeño e inconsistente para las mujeres. Esta interacción entre la igualdad de género y el sexo de los participantes se mantiene en la mayoría de los modelos que ejecutamos, incluso cuando se tiene en cuenta la agrupación de países dentro de las subregiones, las confesiones religiosas de los participantes, la sociosexualidad, la edad, la educación y la riqueza a nivel de país.
 
Los resultados fueron particularmente fuertes con la asistencia religiosa como resultado; en todos esos modelos hubo una relación negativa consistente entre la igualdad de género y la asistencia religiosa para los hombres, pero ningún efecto para las mujeres. Sugerimos que la asistencia religiosa (frente al comportamiento o las creencias religiosas privadas) es el resultado más relevante para nuestra hipótesis. Es decir, es la asistencia y la participación abierta lo que esperamos que esté asociado con los resultados reproductivos de interés. La participación religiosa manifiesta puede permitir a los hombres controlar más fácilmente a las mujeres, vigilar el comportamiento sexual o señalar su valor como pareja a través del compromiso religioso.❞
Es decir, en una sociedad igualitaria los hombres serían menos religiosos debido a que las mujeres son más liberales sexualmente, y están menos interesadas en tener hijos, algo que aparentemente no atrae a los hombres: ellos prefieren mujeres más comprometidas con el hogar y la crianza (y menos interesadas en buscar sexo), mientras que las mujeres prefieren hombres que den señales de compromiso y paternidad. Moon et al. (2022) reiteran que sus análisis no muestran el mecanismo causal que subyace a los efectos observados. Los autores se refieren a que las preferencias masculinas por mujeres paridoras/criadoras de hijos (con lo que preferirían pues una mujer religiosa, y estarían atraídos por contextos religiosos donde las puedan encontrar, y usar la religiosidad para dar señales de compromiso paternal, como pasa en sociedades con más desigualdad y religiosidad), pueden explicarse por marcos teóricos en disputa: mientras la psicología evolucionista presupone un mecanismo biológico causal, la perspectiva social plantea el aprendizaje de los roles de género desiguales. Así, Moon et al. (2022) nos refieren estudios empíricos de ambas explicaciones enfrentadas. El argumento evolucionista-biologicista ya lo hemos discutido extensamente en Chávez (2021b), y se refuerza aquí con la literatura científica que Moon et al. (2022) proporcionan. Por ejemplo, el estudio global de Falk & Hermle (2018) sobre preferencias diferenciadas por género, del que citamos (ibid. p. 12) con énfasis nuestro: 
❝Aquí presentamos una investigación global de las diferencias de género en seis preferencias fundamentales. Nuestros datos consisten en 80.000 individuos de 76 muestras de países representativos con medidas sobre la disposición a asumir riesgos, la paciencia, el altruismo, la reciprocidad positiva y negativa, así como la confianza.
(…)
Nuestros resultados no descartan la influencia de los roles específicos de género que impulsan las diferencias de género en las preferencias. Tampoco excluyen que haya determinantes biológicos o evolutivos de las diferencias de género (37). Sin embargo, nuestros resultados ponen de manifiesto que las teorías que no atribuyen un papel importante al entorno social son incompletas (38).❞
Precisamente en el punto del artículo donde Moon et al. (2022) derivan su hipótesis de la «paradoja de la igualdad de género», y nos refieren a Falk & Hemle (2018) para ver empíricamente que el entorno social es importante para las diferencias de género, podemos introducir el argumento de este ensayo sobre el origen de la irreligiosidad masculina: la socialización masculina normativa y la baja exposición cultural religiosa son su causa más importante. O, dicho de otra manera: el ateísmo no se origina debido a predisposiciones innatas de menor empatía/emocionalidad o mayor racionalidad—éstas resultan de la socialización masculina normativa y el aprendizaje cultural. Luego, en otro estudio referido por Moon et al. (2022), el concepto de la «paradoja de la igualdad de género» es directamente confrontada por los hechos: la desigualdad de género en realidad persiste de diversas maneras en los contextos igualitarios. Esto contradice una presunta causalidad biológico-evolutiva, independiente de la cultura, para la desigualdad psicológica entre mujeres y hombres. Citamos del artículo de Breda et al. (2020): 
❝La llamada “paradoja de la igualdad de género” es el hecho de que la segregación de género en las ocupaciones es más pronunciada en los países más igualitarios y desarrollados. Algunos estudiosos han explicado esta paradoja por la existencia de diferencias de género profundamente arraigadas o intrínsecas en las preferencias que se materializan más fácilmente en los países donde las restricciones económicas son más limitadas. En consonancia con una corriente de investigación en sociología, nosotros mostramos en cambio que puede explicarse por las diferencias entre países en cuanto a las normas esencialistas de género relativas a las aptitudes matemáticas y a las opciones profesionales adecuadas. Para ello, proponemos una medida de la prevalencia y el grado de interiorización del estereotipo de que “las matemáticas no son para las chicas” a nivel de país. Para ello, se utilizan datos a nivel individual sobre las actitudes hacia las matemáticas de 300.000 estudiantes de 15 años de edad de ambos sexos en 64 países. El estereotipo que asocia las matemáticas a los hombres es más fuerte en los países más igualitarios y desarrollados. También está fuertemente asociado a varias medidas de infrarrepresentación femenina en campos intensivos en matemáticas y, por tanto, puede explicar por completo la paradoja de la igualdad de género.❞ 
Nótese que estos hallazgos empíricos, sobre los estereotipos desfavorables a las mujeres en relación con la matemática (habiendo mostrado en el ateísmo el discurso de género de la exigencia de la ‘ciencia dura’, STEM, y la racionalidad como vinculadas a la masculinidad), apuntan firmemente al ateísmo/escepticismo androcéntrico como un nicho o un vector sociocultural que propaga (reproduce) el estereotipo sexista análogo ‘el ateísmo/escepticismo no es para las chicas’—y si bien tal estereotipo no se expresa de esta forma literal, tengamos en cuenta que Sam Harris afirmó que (The Washington Post 2014, énfasis nuestro): 
❝“A la gente no le gusta que le critiquen sus ideas. Hay algo en esa postura crítica que es hasta cierto punto intrínsecamente masculina y más atractiva para los hombres que para las mujeres” (…) “La variable atea simplemente tiene esto — no tiene obviamente esta vibración de estrógeno extra que nutre y crea coherencia que querrías por defecto si quisieras atraer a tantas mujeres como hombres”.❞ 
En el ámbito periodístico y académico sí se reconoce al Nuevo Ateísmo como un «club de chicos»: ver p. ej. The Guardian (2011), y Ruse (2021).
 
Mientras tanto, aunque todo lo que involucra al llamado Nuevo Ateísmo se concentra en el contexto inglés y estadounidense, hemos visto que la racionalidad y el cientificismo ateo-androcéntrico son identificables en Perú o en Colombia, y un recorrido sencillo por las redes sociales permitirá identificar el ateísmo androcéntrico en prácticamente cualquier espacio o grupo de cualquier procedencia geográfica (mientras que los sitios virtuales de mujeres ateas y de ateas feministas son muy pocos). El mapamundi del Índice Global de Brecha de Género que muestran Moon et al. (2022 p. 3 Figura 1), refleja de manera inequívoca que los países nórdicos, conocidos por ser los más liberales, feministas, y ateos, tienen, en efecto, las más altas puntuaciones de igualdad entre mujeres y hombres. Sin embargo, en Suecia persiste subyacentemente la cultura de la violación (Ateísmo Feminista 2020), mientas que el ateísmo/escepticismo, y los campos STEM, siguen estando dominados por hombres. Citamos a Mahlamäki (2012): 
❝Teemu Taira ha seguido los debates sobre el ateísmo, y por parte de los ateos, en el principal periódico finlandés, Helsingin Sanomat (…) De todos los entrevistados ateos, sólo dos eran mujeres. (Taira 2008: 66, 68-76.) La misma tendencia fue explícita en el animado debate sobre la ciencia frente a la religión en el principal periódico de habla sueca Hufvudstadsbladet durante la primavera de 2011. Los interlocutores masculinos de la discusión —en la que se enfrentaban la ciencia y la teoría de la evolución con el teísmo y la Iglesia— hicieron más o menos caso omiso de los puntos de vista de los demás, sin ningún intento serio de entenderse.❞ 
Nuevamente: esto no es diferente del encapsulamiento en la ‘ciencia dura’ y la indiferencia social del Nuevo Ateísmo angloamericano, y del ateísmo en general, tal como lo expone Guenther (2019 p. 51), con su estudio del Nuevo Ateísmo a través de entrevistas y asistencia a eventos. Citamos: 
❝Como reflexiona una mujer blanca encuestada:
 
Gran parte del ateísmo se basa en la ciencia, y la ciencia en sí misma está muy dominada por los hombres, por razones históricas... Se crea una especie de ciclo en el que las personas que no encajan necesariamente en ese pequeño nicho sienten que no pertenecen porque eso es todo lo que ven. Cuando miran la lista de ponentes y todos son viejos que hablan de... ciencia, dicen: ‘Esto no se aplica a mí; esto no habla de los temas que me preocupan’.
 
Esta encuestada ve así un ciclo de exclusión en el que las mujeres, que han sido históricamente excluidas de la práctica científica, se sienten desconectadas de los “viejos blancos” que hablan de ciencia en los eventos ateos. Las mujeres me dijeron constantemente que preferirían que se dedicara menos tiempo a los debates y discusiones científicas en los eventos de los Nuevos Ateos y que se dedicara más tiempo a discutir estrategias políticas, a criar hijos ateos, a la separación de la Iglesia y el Estado en lo que respecta a los derechos reproductivos y a otras cuestiones que consideran más inmediatas y pertinentes para la vida cotidiana. Como se quejó una mujer en una reunión atea local en la que predominaban los temas científicos: “Dedicar todo nuestro tiempo a hablar de cómo la ciencia puede refutar a Dios no es útil para tratar los problemas que tiene la gente en este momento”.
 
Por desgracia, en las conferencias ateas, que son un lugar central para que los participantes del movimiento se conozcan entre sí y se comprometan con la ideología del movimiento, los científicos están bien representados entre los ponentes invitados, y a menudo son casi todos hombres blancos que celebran sistemáticamente la ciencia sin cuestionar por qué algunas poblaciones están menos representadas en las comunidades científicas o el daño que la ciencia ha hecho a las mujeres y a las personas de color. Los hombres blancos científicos son líderes visibles y activos del movimiento. El héroe del Nuevo Ateísmo, Richard Dawkins, que es el miembro más célebre del movimiento y posiblemente su portavoz más visible en público, es un biólogo evolutivo. El escritor ateo Sam Harris es un neurocientífico cognitivo; otro popular autor ateo, Victor Stenger, es un físico de partículas. El popular bloguero ateo PZ Myers es, como Dawkins, un biólogo evolutivo. En las conferencias ateas, los científicos están siempre bien representados entre los ponentes, a veces dando charlas científicamente complejas. Cuando se incluyen mujeres científicas, suelen ser representantes de las ciencias “blandas”, en particular de la psicología. En los numerosos actos a los que asistí organizados por grupos ateos locales y nacionales, sólo encontré una mujer blanca entre los ponentes invitados que era una científica “dura”: era una astrónoma que dio una charla accesible y emotiva (es decir, femenina) sobre un proyecto de acceso público para encontrar nuevas estrellas; nunca observé a una mujer científica de color como ponente.❞

7. CONCLUSIÓN.
 
El ateísmo/escepticismo funciona como un nicho o un vector sociocultural dominado por hombres, y por esta razón, es intrínsecamente androcéntrico, reflejando la socialización en alexitimia masculina normativa. Mediante sus espacios de divulgación, comunidades, organizaciones y líderes, todos dominados por hombres cuyos discursos y asuntos sociales documentados (rechazo a la justicia social y sexismo hostil) reflejan esta socialización masculina, el ateísmo/escepticismo forma así una institución social que, perpetuando tal socialización en lugar de desafiarla, promueve la pobreza empática, la despreocupación moral, la indiferencia socioemocional, y el sexismo, como parte de su propio énfasis y exigencia de racionalidad y ‘ciencia dura’ para la desacreditación del teísmo. Entre tanto, este cuadro de masculinidad normativa, si bien puede predisponer a los hombres a la indiferencia ante aspectos estereotipados cual socioemocionales como la religiosidad, no es determinante para que los hombres se declaren ateos. Siendo empíricamente irrelevante el presunto sustrato neurobiológico de una ‘esencia racional’ que origine el ateísmo, la religión es más bien abrazada o abandonada según la exposición cultural a ella durante el desarrollo temprano del individuo. El teísmo, pues, junto con el ateísmo/escepticismo, conforman un espectro de creencias androcéntrico y sexista, diferenciándose meramente en la afirmación o la negación de Dios en los extremos respectivos de tal espectro, habiendo traslapado y superposición de ambas creencias, lo que es consistente con la combinación de socialización masculina normativa y el aprendizaje cultural.
 
Ahora bien, ya que su intrínseco androcentrismo puede hacer adverso al ateísmo para las mujeres, y de una manera más amplia, han sido culturalmente los hombres los influenciados por el proceso histórico de la Ilustración y la secularización (mientras las mujeres han estado sistemáticamente excluidas de ambas), las mujeres se mantienen más religiosas. Y, si acaso buscan una alternativa al moralismo patriarcal de las religiones hegemónicas como el cristianismo, las mujeres no han abrazado el ateísmo, sino las nuevas religiones. De hecho, podría sostenerse que, hasta cierto punto, las nuevas religiones han sido históricamente impulsadas por las mujeres frente a la problemática de género que implican la Ilustración y la racionalidad para negar a Dios, sumada a la propia continuidad del moralismo misógino de la religión patriarcal. No hay mayor explicación biológico-evolutiva detrás de todo esto, pero lo que encuentran los estudios sociológicos no es menos complejo por no apelar a presuntas preferencias innatas entre mujeres y hombres: las extendidas normas sociales de la feminidad, que la reducen a la reproducción y la crianza, funcionan en beneficio de las religiones moralistas patriarcales, que típicamente minan la libertad sexual femenina, sino la niegan, y esto atrae a los hombres, socializados en cambio bajo normas de masculinidad tradicional que incluyen promiscuidad sexual y supresión socioemocional. La situación inversa, en la que las mujeres están menos interesadas en tener hijos, hace que los hombres se alejen de la religiosidad, puesto que ya no les sería útil. Bajo tal socialización, los hombres pueden preferir, de acuerdo al contexto cultural, mujeres religiosas sumisas, pero también mujeres irreligiosas sexualmente liberales. Sin embargo, recordemos que los ateos se miran a sí mismos como inmorales (Gervais et al. 2017), por lo que cabe pensar que la libertad sexual e irreligiosa de las mujeres no es del todo confiable para los hombres, quienes, por cierto, tienden a aceptar más las jerarquías sociales que subordinan a las mujeres (Wood & Eagly 2012 p. 101-102), además de que, recordemos también, los ateos son dogmáticos, y lo son tanto como los teístas en cuanto a intolerancia y prejuicios sociales (Kossowska et al. 2017 citada en Chávez 2020d). Entre los hombres ateos, esto puede dar cuenta de la problemática sexual y antifeminista en el Nuevo Ateísmo. 

Estas dinámicas sociales-contextuales son consistentes con los rasgos psicológicos propios de la socialización diferenciada entre mujeres y hombres, en particular la alexitimia masculina normativa. Es decir, si bien la igualdad entre mujeres y hombres explica el mayor ateísmo masculino, la persistencia del sexismo en este, significa que es necesaria una aún más profunda reeducación social libre de estereotipos sexistas. La teoría feminista aquí es, sencillamente, indispensable. 

Como hemos argumentado en Chávez (2021a), en base a los artículos sobre el ateísmo de Miller (2013), Stinson et al. (2013), Schnabel et al. (2016), Guenther (2019), y Simmons (2020), y aquí profundizamos mediante literatura psicológica, dejar de creer en dioses misóginos y religiones patriarcales es bueno para las mujeres (las nuevas religiones tampoco son, necesariamente, espacios seguros para ellas), pero el ateísmo como creencia y como comunidad no puede ser un patrimonio de la racionalidad-masculinidad. Esto significa que el ateísmo/escepticismo deje de ser androcéntrico, para lo que es necesario un proceso de democratización de género y sexo, bajo replanteamiento feminista con enfoque estructural, interseccional y abolicionista, dado el asunto de sexismo profundamente enraizado en la cultura atea, y en tanto los hombres ateos por sí solos no están interesados en desafiar ni cambiar esta problemática.

Dicho esto, admitimos cierto escepticismo sobre las constructivas recomendaciones que hacen las y los autores referidos (en efecto, algunas pocas organizaciones ateas buscan atraer a las mujeres y las personas de color), ya que, en la práctica, en el Nuevo Ateísmo, y el ateísmo en general, sigue habiendo una resistencia androcéntrica al feminismo. Luego de la explosión mediática del Nuevo Ateísmo durante la era de los «cuatro jinetes», parece que la militancia antirreligiosa se ha diluido en ideologías antifeministas y antisociales: «lo que antes parecía un movimiento intelectual vigorizante ha degenerado en una manada de fanáticos abusivos y de poca monta», como dice el filósofo Phil Torres en Salon (2021). 

Irónicamente, como observa Miller (2013 p. 223), con énfasis nuestro:
❝la lucha contra el patriarcado como una cuestión escéptica❞
 Miller lo dice refiriéndonos a Gerda Lerner:
❝Aparcar el sistema patriarcal significa: mostrarse escépticas ante cualquier sistema de pensamiento conocido; ser críticas ante cualquier supuesto, valor de orden y definición.❞
Nos resulta evidente que, viniendo de las mujeres y el feminismo este enfoque crítico, que lo llamaremos meta-escéptico y donde es necesaria la crítica al ateísmo androcéntrico, el ateísmo/escepticismo lo rechace precisamente por venir de mujeres y ateas feministas. Lo cual pues, tiene poco o nada de escéptico ni racional (ver p. ej. Chávez 2020f para el caso del sitio Manzana Escéptica, integrante de la Sociedad Secular Humanista del Perú, y su antifeminismo). Dejar de creer en Dios no es el problema: el problema es el dominio masculino de la descreencia religiosa.


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ANEXO: EL CASO DEL (NEO)FASCISMO SECULAR PERUANO.
Agregado el 30 de setiembre 2023.

A continuación, se presenta una investigación independiente de las complejas relaciones entre diversos actores de círculos políticos e intelectuales del Perú (aunque restringidos al ámbito capitalino de Lima), aparentemente opuestos ideológica o filosóficamente, que convergen en una misma postura de oposición al ‘comunismo’ (como ellos mismos lo llaman), la cual es propia de la ultraderecha o una versión local de la Alt-Right, cuando no estrictamente fascista (sea por semejanza al fascismo clásico delimitado a la Segunda Guerra Mundial, o identificado como neofascismo).

Piero Gayozzo es coordinador general de la Sociedad Secular Humanista del Perú SSHP, miembro asambleísta de la Asociación Peruana de Ateos APERAT, fundador y subdirector del think tank de la SSHP Instituto de Estudios Transhumanistas. Él es un antisocialista, un anticomunista en estricto sentido.

Ya se nos advierte de qué va Gayozzo: Santiago Abascal Conde es el presidente del partido ultraderechista, hispanista, y fascista español Vox. 

Gayozzo ha escrito varios artículos recientes sobre la coyuntura política del Perú. En uno de ellos (Gayozzo 2023a) dice, mientras las Fuerzas del Orden de Dina Boluarte (abiertamente vinculada al fujimorismo y la ultraderecha peruana) ya habían matado a decenas de manifestantes:

❝en Perú se suele identificar erróneamente como fascistas a políticos tan diversos como los vinculados al movimiento fujimorista, a Renovación Popular o de derecha en general.❞


Esta afirmación, que Gayozzo pretende sostener con la definición del fascismo que elabora el historiador Roger Griffin (para definir correctamente el etnocacerismo de Antauro Humala como fascismo andino), es en cambio falsa cuando excluye al fujimorismo, tal como se muestra al analizar la propia definición de Griffin. 
El profesor británico de historia contemporánea y politólogo en la Universidad de Oxford Brookes, sugiere que todos los fascismos tienen rasgos comunes que él identifica como «el mínimo fascista» (Griffin 1993).

Primer rasgo: el concepto de renacimiento, renovación o recreación. En esto, los fascismos necesitan constantemente enemigos, reales o imaginarios, contra los que dirigirse.
        ↳ Esto es bastante preciso para definir la bien conocida narrativa fujimorista de ‘la salvación’ del Perú del mal del ‘comunismo’ (igualado a «terrorismo»). De hecho, Gayozzo (2022a) está muy bien alineado al discurso típicamente fascista del ‘enemigo comunista’, cuando, p. ej., dice que:
❝en cualquiera de sus formas, el marxismo implica y recurre a la violencia, una carta que se debe sumar a sus pretensiones totalitarias de construir la “dictadura del proletariado”. Si a ello le sumamos que el PG [Pensamiento Gonzalo—Sendero Luminoso: marxismo-leninismo-maoísmo] fue la ejecución fiel del marxismo, nos preguntamos ¿Acaso no debería prohibirse el PG en Perú? (…) el 2021 el congresista Jorge Montoya expresó su deseo de que se promulgue una ley que prohíba a los partidos comunistas.❞

Jorge Montoya es un congresista ultraderechista y ultraconservador que firmó un 
acta de sujeción a la dictadura fujimorista en 1999 (que la propia ex congresista fujimorista Martha Chávez reafirma que fue un acuerdo de sujeción, y no una simple lista de asistencia como intenta desvirtuar Montoya), cuando ya se conocían los crímenes del fujimorato. Montoya fue una de las primeras voces (diciembre 2022) violentistas favorables al régimen de Dina Boluarte: «solo existe la supremacía de la fuerza».


Y como se muestra en esta captura de Twitter, Gayozzo comparte a Montoya (abril 2023) pidiendo disparar a los extranjeros venezolanos varados en la frontera Perú-Chile, muchos de los cuales son mujeres y niños. Montoya es, de hecho, un duro opositor a los derechos humanos, y pide que Perú se retire de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH.

Mientras Piero Gayozzo acuerda con el pedido del congresista Montoya de disparar a los inmigrantes venezolanos (y no es sin esa intención que Gayozzo lo retuitea, ya que realmente simpatiza con otras propuestas de meter bala, como la de Bukele), Dante Bobadilla, otro ateo militante y antizquierdista peruano, pide lo mismo contra manifestantes estudiantiles. Dos ateos ‘racionalistas’ y ‘liberales’.

El segundo rasgo del fascismo que identifica Griffin es el populismo.
        ↳ Como en el fujimorismo: «así como el peronismo, varguismo y velasquismo expresaban a fin de cuentas una forma política de articulación y coalición con las luchas sociales, también el fujimorismo y otros como el menemismo se apoderaban de un discurso asentado en el pueblo que promovía la reorganización de sociedad y la economía de mercado (...) No en vano, Fujimori dos años después de haber ganado las elecciones había propuesto un autogolpe para reconstituir no sólo la sociedad de mercado sino también para garantizar la reproducción de la dominación capitalista. El 5 de abril de 1992 en nombre de todos aquellos que habían soñado con la laceración de la izquierda radical y el colapso del Estado populista de izquierda anunciaba la constitución de una forma de Estado neoliberal con rostro popular» (Acuña 2017).

Además, Griffin señala que en el fascismo el populismo es el disfraz de una élite dominante, que suele tener un brazo de élite paramilitar bajo la figura del líder.
        ↳ Tal como en el fujimorismo y la figura mesiánica de Alberto Fujimori ‘el salvador’, y el grupo paramilitar Colina (Jara 2003). «En 1995, la periodista inglesa Sally Bowen, le preguntó: ¿Qué pasaría con el Perú si mañana se cae el helicóptero presidencial o una bala asesina encuentra su objetivo? Con la seguridad de un omnipotente, AFF [Alberto Fujimori Fujimori] sonrió y le contestó: “No se preocupe. Yo seguiré gobernando el Perú desde el otro mundo. Modestia aparte, hay muchos pueblos en el mundo que quisieran tener un presidente como yo. Y muchos jefes de Estado me guardan cierta admiración”» (Valladolid 2008 p. 22).

El tercer rasgo del mínimo fascista de Griffin es el del ultranacionalismo, que hace hincapié en la supremacía y la dominación.
        ↳ En estos momentos todos, o al menos quienes queremos verlo, somos testigos de una siniestra muestra desbocada de supremacismo limeño, ninguneo del poblador andino y rural, demonización de la reivindicación social, y racismo a ultranza. Esto se trata de la dominación estructural e histórica neocolonial concentrada y ejercida desde Lima, como una eterna guerra heredada, desde la invasión española, contra el mundo andino. A pesar del correcto señalamiento del etnocacerismo como fascismo andino que hace Gayozzo, el desmoronamiento de su argumento es inevitable por falta de contexto y reconocimiento de quién domina: como señala la socióloga Anahí Durand (2023), «el autogolpe [fujimorista] de 1992 significó en Perú la imposición del neoliberalismo como un régimen económico que prioriza el libre mercado, como un régimen político que organiza una gobernabilidad tecnocrática supuestamente despolitizada y también como un modelo de sociedad donde se impone el individualismo por sobre los vínculos comunitarios».

Previsiblemente, Gayozzo (2023b) tenía que decir esto:
❝Caos sin fundamento. En lo que va de las protestas los heridos se cuentan por miles, los muertos, por decenas. La responsabilidad recae en quienes iniciaron los actos vandálicos en las primeras manifestaciones.❞

Con toda su jactancia de 
‘humanista’, Gayozzo simplemente niega la humanidad de los manifestantes andinos: su actuar carece de fundamento, lo que implica una pobre o nula capacidad de razonamiento y discernimiento político. Como él sentencia en el mismo artículo, se trata de «simples títeres» culpables de sus propias muertes. Es decir, el supremacismo limeño que señalamos, que cabe identificarse como fascismo. Desde que empezó la movilización popular en rechazo a Dina Boluarte, en diciembre 2022, el gobierno ha mantenido un monolítico discurso de negación de cualquier responsabilidad ante las muertes de manifestantes, culpándolos a ellos mismos. Esta postura alcanzó un nivel obscenamente cínico y violento con las declaraciones que hizo Boluarte en setiembre 2023, cuando vociferó llena de ira al estilo de Hitler, «¿quiénes han matado a nuestros hermanos en esas violentas manifestaciones? ¡Fueron ellos mismos!»


Pero no, la masacre de manifestantes que piden la renuncia de Dina Boluarte no es autoría de ellos, no se han matado a sí mismos: es obra de las Fuerzas del Orden y el gobierno, como está probado (Prado & Laura, IDL-Reporteros 2023; Human Rights Watch 2023; CIDH 2023). Este régimen que justifica Gayozzo ha cometido «graves violaciones de derechos humanos», y «la CIDH constató un deterioro generalizado del debate público con una fuerte estigmatización por factores étnicos-raciales y regionales, mediante mensajes que aluden a las personas indígenas y campesinas como “terroristas”, “terrucos”, “senderistas”, “cholos” o “indios”, entre otras formas despectivas. Estos mensajes no son inocuos, por el contrario, contribuyen a la creación de un ambiente de permisividad y tolerancia hacia la discriminación, estigmatización y violencia institucional en contra de esta población» (ibid. p. 101). Las publicaciones de Gayozzo quedan aún más expuestas como inadmisibles y tendenciosas, en el contexto de esta extremadamente grave situación, donde una de las primeras acciones de la Fiscalía fue bloquear las investigaciones de los asesinatos por parte del gobierno (Arroba Noticias 2023 febrero). Para setiembre, han pasado más de nueve meses desde los primeros asesinatos de manifestantes, y no hay ningún responsable del gobierno encontrado (COPE 2023 setiembre), a pesar de las pruebas de, p. ej., IDL-Reporteros.

Una inaceptable versión alineada al discurso oficial del gobierno, aunque más imprecisa aún por pretender ser ‘neutral’, es el pronunciamiento de la Sociedad Secular Humanista del Perú SSHP, en enero pasado, respecto a la crisis: «las fuerzas del orden han tomado el camino de la represión, muchas veces necesario pero con consecuencias letales», «grupos de manifestantes han tomado el camino del vandalismo, el asesinato de policías». Estas no son sino afirmaciones precipitadas sin ningún sustento probatorio, propias de la narrativa de criminalización de las protestas, fuera de considerar la represión policíaco-militar como algo «necesario», una afirmación por sí sola antihumanista. La SSHP dice que uno de sus principios es «el razonamiento a partir de la evidencia», sin embargo, ante la evidencia acumulada de que los manifestantes no han asesinado a ningún policía, que no son terroristas, sino que la policía y los militares, de forma sistemática, generalizada, y no reducida a casos aislados, han perpetrado masacres y violaciones de derechos humanos, la SSHP no ha cambiado una sola coma de su pronunciamiento.

Ahora bien, Gayozzo reconoce ser un ‘ex’ fascista convertido al transhumanismo (Gayozzo 2018). Él militó en Acción Legionaria, un partido político estrictamente fascista y neonazi, activo entre 2013-2016 y heredero directo del movimiento fascista peruano surgido en 1931 con el partido Unión Revolucionaria.
 
Ese visiblemente emocionado haciendo el saludo nazi es Piero Gayozzo, hoy ‘transhumanista liberal’.
https://youtu.be/ZMtj60xy_BY?si=8zOAaEoHELGbcrGA

Del «¡Solo los camisas negras salvarán al Perú!» a la doctrina de que el transhumanismo salvará a la humanidad (ver p. ej. Foremski 2017).

Ocurre, pues, que la situación de ‘ex’ fascista de Gayozzo es dudosa, empezando por leer con detenimiento las razones que él mismo describe por las que abandonó Acción Legionaria:
❝Conspiraciones, intentos de derrocamiento, anhelos de terceros por obtener el poder de un grupo de 30 miembros, acusaciones de traición e inestabilidad rodearon el mes final del año 2015. En ese contexto de altercados se formaliza mi salida de la agrupación. Se acusa a varios militantes de conspiración, entre ellos a mí, y se nos expulsa. Solicité mi derecho a presentar un descargo y se llevó a cabo un circo: “una corte legionaria”. Se me pidió disculpas por el exceso para conmigo, se me declaró inocente y fui invitado a continuar dentro del proyecto, opción que denegué. Había visto la política corrupta que querían limpiar en el seno de quienes decían ser los salvadores. Era el fin de Acción Legionaria en mi vida.❞
Eso suena a que abandonó la organización debido a que le decepcionó el altercado interno, que no salió exactamente por voluntad propia, y que la salida no fue producto de una deconstrucción crítica de su cosmovisión fascista. Quizás, sin pugnas internas en Acción Legionaria, Gayozzo hubiera seguido allí. Así pues, donde sea que haya reflexiones políticas de Gayozzo, vamos a encontrar la continuidad de una militancia anticomunista, ultranacionalista, ultraderechista, y referencias a actores políticos vinculados con el fascismo. Esto pasa, precisamente, en un artículo donde Gayozzo (2022b) habla sobre la actualización tecnológica-informática de los nacionalistas, y dado que él es un ferviente promotor de la revolución digital, simpatiza con el tecno-nacionalismo. No hay aquí una crítica al nacionalismo. Otra vez previsiblemente, los nacionalistas que Gayozzo pone como ejemplos refieren a tendencias ultraderechistas y/o fascistas: el partido hindú Bharatiya Janata (Zwanenberg 2022), el Fidesz húngaro (Tomasky 2022), y el Prawo i Sprawiedliwość de Polonia (Euractiv 2018). Es decir, estos ejemplos no son accidentales en el discurso anticomunista de Gayozzo. Él defiende pues, la eugenesia, en línea con el pensamiento fascista clásico (que ya defendía en Acción Legionaria), a pesar de tratar de desvincular la eugenesia del fascismo y del proyecto nazi sobre la ‘mejora racial’ (Gayozzo 2023c).


Nuestro 
‘ex’ fascista cree tan fervientemente en la eugenesia como asunto transhumanista, que es completamente reaccionario a las críticas hacia Nick Bolstrom, el filósofo ‘racionalista’ autoridad transhumanista, con una más que discutible ética para alcanzar la ‘perfección humana’. La defensa de Gayozzo, sencillamente, es la misma que la de los nazis, por mucho que se empeñe en negarlo: la eugenesia es para «mejorar la naturaleza humana». Y en su desesperación porque no se entienda de esta manera, sentencia que «Si la proposición “los individuos con menos ‘talento intelectual’ [superarán] a sus compañeros con más ‘talento intelectual’” es cierta, entonces es algo de lo que preocuparse. Las personas racionales lo entenderán de la manera correcta, porque existe un vínculo entre la irracionalidad con lo que Dawkins llamó ‘Virus de la mente’ en los que se podrían incluir la fe, el posmodernismo, las creencias pseudocientíficas, las teorías conspirativas, lo paranormal y muchos otros. ¿Dejamos que la gente irracional nos gobierne?»

Ya que los pocos estudios que siguen buscando mostrar que las personas de color son menos inteligentes que los blancos, se consideran racismo científico e incluso buenos ejemplos de mala ciencia (incluyendo las especulaciones meméticas de Dawkins que simplemente son un fracaso científico: Chávez 2021c), se supone que si se ve racismo en la siguiente declaración filtrada de Bolstrom (como figura en Torres 2023, que es precisamente el artículo crítico al que reacciona Gayozzo en Twitter), es que se tiene un problema mental de deficiencia racional:

❝Los negros son más estúpidos que los blancos.
Me gusta esa frase y creo que es cierta. Pero últimamente he empezado a creer que no tendré mucho éxito con la mayoría de la gente si hablo así. Pensarían que soy un “racista”: que me desagradan los negros y que pienso que es justo que se trate mal a los negros. No es así. Es sólo que, basándome en lo que he leído, creo que es probable que los negros tengan un coeficiente intelectual medio inferior al de la humanidad en general, y creo que el coeficiente intelectual está muy correlacionado con lo que normalmente entendemos por “inteligente” y “estúpido”. Puede que me equivoque en los hechos, pero eso es lo que para mí significa la frase.❞
Esta es la ética transhumanista, que, en esencia, es pensamiento fascista, y se quiere hacer pasar por ‘racionalismo’. Pero Gayozzo, quien usa la palabra «woke» («despertado», término despectivo original del glosario antisocial y antiprogresista de la Alt-Right y el fascismo cristiano—Rational Wiki) para descalificar las críticas al transhumanismo y la eugenesia, no está solo en esto, ni es un caso único entre los seculares peruanos: el presidente de la Asociación Peruana de Ateos APERAT, Henry Llanos, simpatiza abiertamente con la defensa de la eugenesia y el transhumanismo que hace Gayozzo.

https://twitter.com/PGayozzo/status/1680336110537326594

Llanos es, de hecho, un firme defensor de Gayozzo, al punto que habla por él exactamente ante el señalamiento de su divulgación del terrorismo estatal del ya visto congresista Jorge Montoya.

https://www.facebook.com/henry.llanoschilet/posts/pfbid02AkPaT1AZcyQVS2d4RfwCzFPVf1LJs1DNW9DtHC92oNcDNqmn4SSokcMw1E3FPCz4l?comment_id=941320133802910&reply_comment_id=794408238967975

Igualmente, tampoco se trata solamente de Gayozzo y Llanos, sino que otros líderes en la Sociedad Secular Humanista del Perú son activos simpatizantes de, precisamente lo contrario que dice Llanos: políticos conservaduristas altamente impopulares y enemigos de los derechos humanos como Maricarmen Alva o Alejandro Cavero (además de Montoya).

https://www.facebook.com/pgayozzo/posts/pfbid0tc2HiZi1cxtDMk1QGH9wGWRSZxiwk39kmT1uecDK1kYWVbe7ywafXLrCyHaY6UErl
La congresista Maricarmen Alva, del partido Acción Popular—posicionado en el anticomunismo recalcitrante y donde milita Víctor Andrés García Belaúnde, quien es el padre de Víctor García-Belaúnde (director ejecutivo en la Sociedad Secular Humanista del Perú SSHP), fue una prominente operadora política contra el ex presidente Pedro Castillo. Para este cometido Alva habría buscado el apoyo del partido fascista español Vox (La República 2021). Ella ha sido, además, acusada de racismo (Agurto 2022).

https://www.facebook.com/aperat/posts/pfbid037TAP89N8TGuWSp4QDjaWN764Y2Ng3aJRRmnQ791rjcincr2twABAsiyqUxD2gSHKl

Nótese las respuestas de Llanos a título personal, y las propias respuestas institucionales de APERAT, defendiendo una supuesta alianza ‘antilaicista’ con Cavero, un congresista ultracatólico y, por cierto, considerado homofóbico por otros gays (ya que Llanos señala que Montoya es homofóbico).


El congresista Alejandro Cavero desde el conservadurismo católico, y Piero Gayozzo desde el ateísmo ‘liberal’, defienden al partido de ultraderecha y fascista español Vox. Cavero, además, y sobre todo, fue el responsable de librar de cualquier investigación al efímero ex presidente Manuel Merino De Lama (también del partido Acción Popular junto con Maricarmen Alva y Víctor Andrés García Belaúnde), que hubiera sido encontrado autor mediato de la muerte de dos manifestantes, que protestaban contra su designación como presidente. Merino renunció al cargo debido a este escándalo, pero quedó impune. Esto ocurrió en junio 2022, y a pesar del enorme impacto negativo a nivel nacional que tuvo, sentando un precedente de injusticia y desprecio hacia las familias de las víctimas, que de hecho se proyecta hoy en la impunidad de la administración de Boluarte, APERAT y SSHP posan felices con Cavero meses después. Esta alianza no se ha disuelto ni siquiera cuando el congresista fue señalado por Human Rights Watch como antecedente de la impunidad actual de Boluarte (Human Rights Watch 2023 p. 88), y tampoco tras las respuestas inadmisibles que emitió Cavero vía Twitter contra Human Rights Watch: «defectuoso es el cerebro de los funcionarios de HRW», y contra la CIDH: «El informe de la CIDH es una consigna ideológica llena de arengas inútiles y falsas». Silencio absoluto de los ‘humanistas’ ateos sobre su amigo ultraconservador.


(Fuente: RPP 2021).

(Fuente: Castro 2022, junio).


Uno de los fundadores del partido fascista Acción Legionaria, Enzo Fernández, junto con Rafael Aita (alias «Capitán Perú»—un ‘influencer’ hispanista), entrevistan a Henry Llanos: «una charla muy fructífera» para «encontrar puntos en donde estemos de acuerdo» «antes de buscar una confrontación» de acuerdo con Aita, «una charla amena, de verdad que sí» en palabras del también ¿ex? fascista Fernández.

https://www.facebook.com/aperat/posts/pfbid0NVrz47FVvANCxGL6kRbFLX3Dn8bxC14ZkfjNfmR1qKWvHTMzHJmWk7hWRtFVJXKjl?locale=es_LA

https://youtu.be/O8lxX9u0zoY?si=XZn78s5zD-GE8FPr&t=24

https://www.youtube.com/watch?v=ZozIjN-lPT0&t=3179s

Acción Legionaria, donde participaban Gayozzo y Fernández, fue un partido con activismo homofóbico, antiaborto, provida en alianza con facciones ultracatólicas (Sifuentes 2014), e hispanista (Sobrino 2018). Otro supuesto ‘ex’ fascista que militó allí, Luis Mauricio Málaga Fuenzalida, por supuesto, sigue manteniendo esa ideología fascista y neonazi. 

Afiche público en Lima, del activismo homofóbico de Acción Legionaria (fuente: Sifuentes 2014).

Algunos líderes de Acción Legionaria (foto original: Gayozzo 2018).

APERAT y SSHP unen, como siempre, esfuerzos para difundir el transhumanismo: lo hacen exponiendo en Visión Alternativa San Marcos VASM, un espacio libertario y anticomunista en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, decidido por «la batalla cultural», como dice Agustín Laje en el saludo que le manda, el conocido ultraconservador antiderechos argentino. Como mostramos antes, esta «batalla cultural» es contra el «marxismo cultural». 

La recargada agenda de Visión Alternativa San Marcos VASM: de entre los más recalcitrantes y pseudointelectuales de la ultraderecha y el ultraconservadurismo limeño que difunde, aquí están Alejandro Muñante, fundamentalista cristiano neoliberal del partido Renovación Popular—al que también pertenece el referente militar de Gayozzo, Jorge Montoya, y cuyo líder, Rafael López Aliaga, es odiado por Henry Llanos (según él grita a los cuatro vientos cuando defiende a Gayozzo); Agustín Laje, el incondicional de Javier Milei: «qué honor estar con mi amigo Javier», dice Laje en un programa televisivo en Argentina, «somos muy amigos» le responde Milei; y por último, nuestra pareja local de anticomunistas seculares Llanos y Gayozzo. Dios los cría y ellos se juntan en el fascismo, por mucho que no crean en Dios.

https://twitter.com/PGayozzo/status/1680263542673481729?t=-DESFYMdSc5HRsiHU-8Daw&s=19
Por si no queda claro que no es mera casualidad que Gayozzo y Llanos compartan espacio de difusión con Muñante, Laje, y demás actores políticos ultraderechistas y ultraconservadores antizquierdistas: se trata de un compromiso explícito con Visión Alternativa San Marcos VASM, y otros fascistas organizados dentro de la universidad. 

De nuevo pues, todo esto es absolutamente contrario a lo que dice Llanos defendiendo a Gayozzo, y más bien ejemplifica en Perú, como hemos mostrado ampliamente en este ensayo respecto a Estados Unidos, la convergencia secular y cristiana, liberal y conservadora, contra el comunismo y la justicia social. Así, en otro ejemplo más, Gayozzo encuentra bastante positivo y favorable para el transhumanismo a Javier Milei, el por demás controvertido político argentino ultraderechista y ultraconservadurista, a pesar de criticarle su religiosidad y conspiracionismo risible en otras publicaciones (evidentemente, esta crítica y burla a las creencias absurdas de Milei no significa que éste y Gayozzo sean ideológicamente incompatibles en asuntos políticos—la burla y la ridiculización son simplemente prácticas rituales de los ateos/escépticos). Para Gayozzo, es atractiva «una política anarcocapitalista o libertaria a ultranza» como experimento «a gran escala» de Milei en Argentina, antes que siquiera suponer a los millones de personas que, con toda seguridad, verán sus vidas destruidas por una desigualdad llevada a límites imprevisibles. Lo que Gayozzo encuentra en primer lugar beneficioso para «esta teoría económica», y para el impulso del transhumanismo «desde las altas esferas del poder político», es exactamente la razón más importante para impedir que un fascista neoliberal como Milei devaste socialmente a Argentina.


Mientras tanto, también en Twitter, ¿quién es Guillaume Faye, que invoca Gayozzo?

La respuesta nos la da Joan Antón-Mellón (2011), catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Barcelona: 

❝El artículo analiza las concepciones nucleares o ideas-fuerza de la Nueva Derecha Europea (ND) en sus diferentes versiones, ortodoxa (Alain de Benoist) y heterodoxa (Guillaume Faye, Pierre Vial), y las compara con las concepciones nucleares del fascismo clásico (1919-1945) para establecer los factores de continuidad y de divergencia con él. Los ideólogos de la ND difieren del fascismo clásico en diversos aspectos, como por ejemplo en el apoyo a las formaciones populistas de derecha radical, pero comparten una misma visión del mundo y una forma de estar en él. En sus publicaciones muestran, de forma similar a como lo hicieron los ideólogos del fascismo clásico, una misma diagnosis de la situación (decadencia); plantean unos mismos objetivos (palingénesis de la comunidad) y utilizan unos mismos referentes culturales (destacadamente a Friedrich Nietzsche y los Revolucionarios Conservadores del primer tercio del siglo veinte). Un aspecto central de los factores de continuidad reside, a su vez, en que comparten una similar concepción del hombre, de la naturaleza y de la historia. El hombre como un ser agresivo, jerarquizado y territorializado.❞

 APERAT necesita desmarcarse del marxismo (por partida doble aquí y aquí), como sea que lo entienda, y de una manera visual que no pasa desapercibida, vinculando el marxismo al terrorismo. Y claro, esta propaganda política de corte antimarxista es inédita para una organización que se supone no es política, y que está inscrita en la oficina de Registros Públicos del Perú. En cuanto a los «valores humanistas», pues simplemente han sido reemplazados por el transhumanismo fascista.

En una charla de Para-Normales de la Noche (2021) titulada «¿Y tú sí eres científico?», Henry Llanos dice amenamente (en 2:22:17), cuando se habla del surgimiento de Bolsonaro en Brasil, Kast en Chile, Trump en Estados Unidos, por resentimientos populares acumulados, que «mejor, así se van visibilizando, porque la ascensión, o sea que estas figuras asciendan», «es bueno que asciendan» (para que sean visibles y enfrentarlos).

https://www.youtube.com/live/DM54dE_jKy0?si=yxi-WgmgnM-CYVnq&t=8508

Esto es un pseudorrazonamiento demasiado a la ligera, irresponsable, altamente cuestionable moral y éticamente, y por último, inconsistente y falso: por un lado, en ningún contexto es «mejor» ni «bueno» que la ultraderecha o el fascismo asciendan (ya lo hicieron, p. ej. Hitler, Pinochet, Fujimori, y conocemos las consecuencias), excepto claro, para los propios fascistas y el gran empresariado; y por otro lado, sería innecesario decirlo pero, ningún movimiento de lucha social plantea semejante disparate, ni de broma, como estrategia para frenar el fascismo. Valga otra aclaración: no debe confundirse la peligrosa situación real de virulencia del fascismo (Alt-Right, Vox, Foro de Madrid, Boluarte, Milei, Meloni, Le Pen, Orbán, etc.) y la amenaza patente de que resurja (tal es el caso que aquí concierne de Acción Legionaria) con el sinsentido de que todo ello sea «mejor» o «bueno» para que la sociedad pueda identificar el fascismo. El fascismo ya es visible, demasiado, y la agenda en la lucha social es evitar repetir historias nefastas. Otros pseudorrazonamientos de Llanos, analizados con anterioridad en el ensayo El Fiasco del Humanismo Secular Peruano, son que el cambio social «siempre vendrá DE ARRIBA HACIA ABAJO» (énfasis de mayúsculas original), y que las feministas tienen «el problema» de que «quieren luchar SOLAS» (énfasis de mayúsculas original).

Un último ejemplo a la fecha de actualización de este ensayo, setiembre 2023 (dada la coyuntura de grave crisis, he considerado adecuado esperar que pasen algunos meses desde las masacres entre diciembre 2022 y febrero 2023 en Perú, y se publiquen los informes al respecto de HRW y la CIDH entre abril y mayo 2023, para recopilar las publicaciones, que no son todas, aquí mostradas y sucedidas en este tiempo). En el ‘análisis’ que Gayozzo (2023d) pretende hacer sobre el fenómeno Trump como parte de la radicalización de la derecha, primero, convenientemente ignora por completo que el ateísmo blanco estadounidense, y su filiación a la ultraderecha y el fascismo (Alt-Right como se denomina en EE.UU.), fue un factor capital del triunfo de Trump (precisamente lo documentado en este ensayo—y es dudoso que Gayozzo desconozca la filiación ateísmo/fascismo, sino que elige ignorarla). Segundo, Gayozzo sugiere, pero nunca demuestra, una supuesta equidistancia entre el radicalismo de la derecha y la izquierda. Esto es simplemente falso: el fenómeno reconocido en años recientes es el del giro (neo/post)fascista de la derecha (p. ej. Traverso 2017; Colussi 2023), y la ya mostrada narrativa conspiracionista del ‘comunismo’, que Gayozzo se inventa con el nombre de «el efecto [Hugo] Chávez», hablándonos de «la segunda fase del socialismo del siglo XXI, con la influencia regional de Nicolás Maduro. Se trata de la identificación común de los actuales líderes de izquierda latinoamericana. ¿Qué tienen en común Maduro con Petro, con Boric, Castillo, AMLO y Fernández?» Sin ninguna referencia más que su propio conspiracionismo anticomunista, el ateo Gayozzo bien pudo haber citado al anticomunista ultracatólico Agustín Laje, su aparente enemigo teísta, ya que ambos dicen exactamente lo mismo de la izquierda latinoamericana. Bueno, la realidad es que Castillo, López, Boric, Petro, no son de ninguna manera una izquierda ‘radical’ al acecho del mundo: así la imaginan los (neo/post)fascistas, ateos o teístas, para crear su enemigo necesario.

Agustín Laje, tal como Piero Gayozzo, hablando de la «segunda ola del socialismo del siglo XXI» en Latinoamérica.
https://youtu.be/Onzs3nCKpck?si=dgL-TVXQcVv1YBH3&t=2085

En suma, la Asociación Peruana de Ateos APERAT y la Sociedad Secular Humanista del Perú SSHP, son organizaciones constitutivas del reaccionarismo (neo)fascista en la decadente política peruana, como careta pseudorracional de un fascismo local (re)surgido con el anticomunismo fujimorista, desde la década de los 90s, y el racismo estructural de larga data, concentrados en Lima. Algo que debería llamar la atención es que ambas organizaciones, supuestamente representativas del ateísmo y el secularismo en Perú, o por lo menos como APERAT declara en su página, «forma parte de la International Humanist and Ethical Union y de la Atheist Alliance International», mientras que la SSHP ha divulgado ideas inauditas y contrarias al humanismo usando el logotipo de Humanists International (documentado en Chávez 2020a). Sin embargo, escapa a los propósitos de este ensayo investigar si estas instituciones estadounidenses, de financiar a la APERAT y/o a la SSHP, tienen conocimiento de su papel, en el contexto peruano, de contribución al resurgimiento del fascismo, o si quizás prefieren ignorar este asunto, o lo consienten deliberadamente.

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ANEXO 07 abril 2024.

1. La Sociedad Secular Humanista del Perú SSHP (comunicado 12 de diciembre 2023) finalmente implosiona por la deriva política en la que, leyendo los comentarios de los propios dirigentes, se delata un aparente malestar por la tendencia ultraderechista de la organización promovida por Piero Gayozzo. Suficiente con esta declaración de la SSHP: «es muy dificil ponerse de acuerdo sobre qué actividades debemos procurar y qué posiciones debemos tomar respecto a diferentes incidencias del panorama nacional». El régimen ha matado a medio centenar de seres humanos por protestar contra él, pero la Sociedad Secular Humanista del Perú ha sido incapaz de posicionarse a favor de las víctimas, ni de condenar esta masacre. Líneas atrás hemos visto por qué. 

 
Captura de comentarios vertidos en el comunicado de cierre de la SSHP: así es como Gayozzo se defiende de la acusación de fascismo (además, nótese que la Asociación de Ateos de Bogotá, a título institucional, expresa el endémico conflicto del Nuevo Ateísmo con el feminismo, algo, de hecho, íntimamente vinculado al fascismo secular, tal como analizado en este ensayo).

2. Para reforzar aún más las pruebas de que Piero Gayozzo (quien sigue siendo divulgado por Henry Llanos mediante la Asociación Peruana de Ateos APERAT, pero que ya es identificado como fascista por algunos participantes) es en la práctica ideológica aún militante fascista y neonazi: al igual que LLanos, Gayozzo es entrevistado por Rafael Aita (Capitán Perú) y Enzo Fernández para hablar del futuro tecnológico transhumanista. Como hemos informado arriba, Fernández fundó el desaparecido partido fascista y neonazi Acción Legionaria, donde Gayozzo era miembro dirigente. En la entrevista en cuestión, el 03 de marzo de 2023, se dicen estas cosas: «¿por qué matar estaría mal?» y «tecnologías que mejoran la generación anterior y dejan obsoleto a los bebés que nacieron el año pasado».

Aunque el presidente de APERAT, Henry Llanos, niega con desesperación el fascismo escandaloso de su correligionario Piero Gayozzo (p. ej. atribuye a quien habla la creación de perfiles falsos en Facebook para arruinarles la imagen), lo cierto es que sigue promocionándolo ideológicamente, usando la organización (p. ej. aquí, donde Gayozzo afirma que «hace falta restringir el derecho a voto de la gran multitud y dárselo únicamente a los conocedores»; y aquí, de donde corresponde esta captura), y aún luego de que la SSHP anunciara su cierre precisamente en relación a tal controversia política. Como vemos en la captura, en realidad hay otros usuarios que señalan abiertamente el fascismo que Gayozzo (y APERAT) divulgan en la práctica.

Gayozzo explícitamente fascista y neonazi enmascarado con transhumanismo:
«tecnologías que (...) dejan obsoleto a los bebés que nacieron el año pasado».


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🌎 RPP. Alejandro Cavero defendió reunión con Vox: Que yo sepa "no tienen acusaciones" de racismo. 28.09.2021.
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🌎 Infobae. Congresista Alejandro Cavero tilda de extremistas azuzadores a manifestantes que exigen la salida de Dina Boluarte. 14.12.2022.
https://www.infobae.com/america/peru/2022/12/14/congresista-alejandro-cavero-tilda-de-extremistas-azuzadores-a-manifestantes-que-exigen-la-salida-de-dina-boluarte/
🌎 France 24. Perú entierra a los muertos de las protestas sociales. 19.12.2022.
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🌎 Reina, E. (2022). La autopsia de Debanhi Escobar revela que fue asesinada y sufrió violencia sexual. El País. 12.05.2022.
https://elpais.com/mexico/2022-05-13/la-autopsia-de-debanhi-escobar-revela-que-fue-asesinada-y-sufrio-violencia-sexual.html
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https://www.facebook.com/ateismoSTEM2/posts/pfbid0QJLXMT7GXEfdcFiG1dkHEb6MYdgQzL1HdPbeSNDZB1Bho6UwmxL3bQQ1PptTW9WSl
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https://drive.google.com/file/d/1zVJ1rCCXuzyQXMt-rlq0sPejl_-luNz2/view?usp=sharing
📙 Darwin, C. (1871). The Descent of Man, and Selection in Relation to Sex. London, UK: Murray.
http://darwin-online.org.uk/content/frameset?pageseq=388&itemID=F937.2&viewtype=side
📙 Brewster, M. E. (2013). Atheism, gender, and sexuality. In The Oxford handbook of atheism.
https://www.oxfordhandbooks.com/view/10.1093/oxfordhb/9780199644650.001.0001/oxfordhb-9780199644650-e-006
📑 Moon, J. W., Tratner, A. E., & McDonald, M. M. (2022). Men are less religious in more gender-equal countries. Proceedings of the Royal Society B, 289(1968), 20212474.
https://royalsocietypublishing.org/doi/full/10.1098/rspb.2021.2474
        Artículo completo:
https://www.researchgate.net/profile/Adam-Tratner/publication/358278461_Men_are_less_religious_in_more_gender-_equal_countries/links/61fa82ed1e98d168d7e7d486/Men-are-less-religious-in-more-gender-equal-countries.pdf
📑 Falk, A., & Hermle, J. (2018). Relationship of gender differences in preferences to economic development and gender equality. Science, 362(6412), eaas9899.
https://www.econstor.eu/bitstream/10419/193353/1/dp12059.pdf
https://docs.iza.org/dp12059.pdf
📑 Breda, T., Jouini, E., Napp, C., & Thebault, G. (2020). Gender stereotypes can explain the gender-equality paradox. Proceedings of the National Academy of Sciences, 117(49), 31063-31069.
https://www.pnas.org/doi/full/10.1073/pnas.2008704117
📰 Michelle, B. (2014). Can Atheist Sam Harris become a spiritual figure. The Washington Post. September, 12, 2014.
https://www.washingtonpost.com/news/local/wp/2014/09/12/can-atheist-sam-harris-become-a-spiritual-figure/
📰 Bekiempis, V. (2011). Why the New Atheism is a boys’ club. The Guardian. 26 Sep 2011.
https://www.theguardian.com/commentisfree/cifamerica/2011/sep/26/new-atheism-boys-club
📙 Ruse, M. (2021). The Cambridge history of atheism. Cambridge University Press.
https://www.cambridge.org/core/books/abs/cambridge-history-of-atheism/new-atheism/3942A3840D132D5B69D546D3A0BF8206
🌎 Ateísmo Feminista (2020). La persistencia de la cultura de la violación: el caso de la «paradoja nórdica». 21.08.2020.
https://www.facebook.com/ateismofeministaperu/posts/151923343268062
📑 Mahlamäki, T. (2012). Religion and atheism from a gender perspective. Approaching Religion, 2(1), 58-65.
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https://brill.com/view/journals/rag/10/2/article-p182_4.xml
🌎 Chávez, A. (2020f). El pseudoescepticismo. Humanismo Naturalista Científico. 05.11.2020.
https://humanismonaturalistacientifico.blogspot.com/2020/11/pseudoescepticismo-e-intelectualidad.html


BIBLIOGRAFÍA ANEXO (por orden de citación):

📰 Gayozzo, P. (2023a). Etnocacerismo: arqueofuturismo y etnopluralismo en el postfascismo andino. Pensar. 02/02/2023.
https://pensar.org/2023/02/etnocacerismo-arqueofuturismo-y-etnopluralismo-en-el-postfascismo-andino/
📙 Griffin, R. (2013). The nature of fascism. Routledge.
https://books.google.com.pe/books?id=544bouZiztIC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false
📰 Gayozzo, P. (2022a). Cuando la democracia se defiende: ¿Deberían prohibirse el marxismo y el postfascismo en Perú? Lucidez. Sep 3, 2022.
https://lucidez.pe/cuando-la-democracia-se-defiende-deberian-prohibirse-el-marxismo-y-el-postfascismo-en-peru-por-piero-gayozzo/
🎥 Parte 1: Almirante Jorge Montoya SÍ SABÍA lo que firmó en el Acta de Adhesión a Vladimiro Montesinos. Charly 2012.
https://www.youtube.com/watch?v=TRTuao04c6Q
📑 Acuña, J. K. (2017). Fujimori y el populismo (de derecha) como restauración del poder (del trabajo). Pacarina del Sur [En línea], año 8, núm. 32, julio-septiembre, 2017. Dossier 21: Las Derechas en América Latina. Historia y actualidad.
https://pacarinadelsur.com/editorial/66-dossiers/dossier-21/1502-fujimori-y-el-populismo-de-derecha-como-restauracion-del-poder-del-trabajo
📙 Jara, U. (2003). Ojo por ojo: la verdadera historia del Grupo Colina. (Planeta).
https://www.planetadelibros.com.pe/libro-ojo-por-ojo-la-verdadera-historia-del-grupo-colina/353534
📑 Valladolid, M. N. (2008). Psicopatía política: caso Fujimori. Revista de investigación en psicología, 11(1), 11-36.
https://drive.google.com/file/d/1T9NHM1WhnBoKo_c8zjEVGNDD268MpElJ/view
📰 Durand, A. (2023). Perú: Arremetida autoritaria y respuesta popular. La Línea. 19/01/2023.
https://lalineape.com/peru-arremetida-autoritaria-respuesta-popular-anahi-durand/
📰 Gayozzo, P. (2023b). Caos sin fundamento ¿Qué está ocurriendo en Perú? Lucidez. Feb 5, 2023.
https://lucidez.pe/caos-sin-fundamento-que-esta-ocurriendo-en-peru-por-piero-gayozzo/
🎥 Dina Boluarte: Nadie me va a amedrentar con palabras como "Dina Asesina". 24 horas. 7 sept 2023.
https://www.youtube.com/watch?v=GDsUwqQQUFA
📰 Prado, C. & Laura R. (2023). Radiografía de homicidios. IDL-Reporteros. PUBLICADO DOMINGO 12 DE FEBRERO, 2023 A LAS 18:30. ACTUALIZADO LUNES 31 DE JULIO, 2023 A LAS 11:33.
https://www.idl-reporteros.pe/radiografia-de-homicidios/
📰 Perú: Las pruebas refutan la versión oficial sobre las muertes en Juliaca. Human Rights Watch. 10 de mayo de 2023.
https://www.hrw.org/es/news/2023/05/10/peru-las-pruebas-refutan-la-version-oficial-sobre-las-muertes-en-juliaca
📰 Situación de Derechos Humanos en Perú en el contexto de las protestas sociales. Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 23 de abril de 2023.
https://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/2023/Informe-SituacionDDHH-Peru.pdf
🌎 Arroba Noticias en Twitter: La Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, bloqueó las investigaciones de los asesinatos en las protestas suspendiendo los peritajes a nivel nacional. 28.02.2023.
https://twitter.com/Arroba_Noticias/status/1630589653236563969
📰 Boluarte abandona la Fiscalía sin responder preguntas por las muertes en las protestas contra su Gobierno. COPE. 27 sep 2023.
https://www.cope.es/actualidad/espana/noticias/amp--peru--boluarte-abandona-fiscalia-sin-responder-preguntas-por-las-muertes-las-protestas-contra-gobierno-20230927_2920017
🌎 Sociedad Secular Humanista del Perú. Pronunciamiento sobre la reciente crisis peruana. 29.91.23.
https://www.facebook.com/SSHPeru/posts/564989552338504
📰 Gayozzo, P. (2018). De Fascista a Transhumanista. Disculpas de un ex-legionario. La Mula. 18.09.2018.
https://extrapolitica.lamula.pe/2018/09/18/disculpas/pgayozzo/
📰 Foremski, T. (2017). Salvation in Transhumanism: Humanity merges with machines and lives for ever. The Eureka science show recently featured one of the leaders of the Transhumanist movement which believes humans will transcend disease and delay mortality indefinitely. ZDNET. July 27, 2017.
https://www.zdnet.com/article/salvation-in-transhumanism-humanity-merges-with-machines-and-lives-for-ever/
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https://drive.google.com/file/d/1_pFVODmMncJcjvZFELBWCrBK0YRVwA2q/view
📑 Zwanenberg, R. V. (2022). Hindu Nationalism: BJP in Historical and Comparative Perspective of Fascism. Policy Perspectives.
https://www.scienceopen.com/document_file/27fb36bf-200c-4d46-a6a7-961f3d2de028/ScienceOpen/07%20-%20Roger%20Zwanenberg-Hindu%20Nationalism-ED.pdf
📰 Tomasky, M. (2022). American Conservatism Just Threw a Party for Hungarian Fascism. The New Republic. May 23, 2022.
https://newrepublic.com/article/166570/republicans-cpac-viktor-orban-fascism
📰 Poland’s PiS government says it has zero tolerance for neo-fascism. Euractiv. 26.01.2018.
https://www.euractiv.com/section/elections/news/polands-pis-government-says-it-has-zero-tolerance-for-neo-fascism/
📑 Gayozzo, P. (2023c). En defensa de la eugenesia. «Los críticos de la eugenesia deberían tratar de ver los argumentos de los defensores de la mejora no como propaganda nazi disfrazada, sino como intentos honestos por defender el uso de estas tecnologías para mejorar el bienestar y la autonomía de las personas.» Lucidez. Jul 3, 2023.
https://lucidez.pe/en-defensa-de-la-eugenesia-por-piero-gayozzo/
🌎 Chávez, A. (2021c). ¿Por qué fracasó la memética? Humanismo Naturalista Científico. 15.08.2021.
https://humanismonaturalistacientifico.blogspot.com/2021/08/por-que-fracaso-la-memetica.html
📰 Torres, P. (2023). Nick Bostrom, Longtermism, and the Eternal Return of Eugenics. The techno-utopian ideology gets its fuel, in part, from scientific racism. Truthdig. Jan 23, 2023.
https://www.truthdig.com/articles/nick-bostrom-longtermism-and-the-eternal-return-of-eugenics-2/
🌎 «Woke». Rational Wiki.
https://rationalwiki.org/wiki/Alt-right_glossary#Woke
📰 María del Carmen Alva: presidenta del Congreso denigra al Perú en España. Grave. Diputado de Podemos dijo no entender cómo la presidenta de un poder viaja “a desestabilizar a tu propio país”, mientras su colega de Vox informó que Alva les dijo que el Legislativo aprobó dos gabinetes de Castillo pese a tener ministros con antecedentes delictivos, o corruptos o asociados con grupos terroristas. La República. 12 Dic 2021.
https://larepublica.pe/politica/2021/12/11/maria-del-carmen-alva-presidenta-del-congreso-denigra-al-peru-en-espana-vox-pedro-castillo
📰 Agurto, J. (2022). El racismo desfasado y pasadista de María del Carmen Alva. Servicios en Comunicación Intercultural SERVINDI. 13/07/2022.
https://www.servindi.org/11/07/2022/el-racismo-desfasado-y-pasadista-de-maria-del-carmen-alva
🌎 Alejandro Cavero en Twitter: «defectuoso es el cerebro de los funcionarios de HRW». 26 abr. 2023.
https://twitter.com/AlejandroCavero/status/1651343174672044032
🌎 Alejandro Cavero en Twitter: «El informe de la CIDH es una consigna ideológica llena de arengas inútiles y falsas». 3 may. 2023.
https://twitter.com/AlejandroCavero/status/1653784259121889280
📰 Alejandro Cavero defendió reunión con Vox: Que yo sepa "no tienen acusaciones" de racismo. RPP. 28.09.2021.
https://rpp.pe/politica/congreso/alejandro-cavero-justifico-reunion-con-vox-que-yo-sepa-no-tienen-acusaciones-de-racismo-noticia-1359943
📰 Castro, A. (2022). Informe Cavero sobre el 14N contradice evidencias de violencia policial y responsabilidad de Merino. Ojo Público. 12 Junio, 2022.
https://ojo-publico.com/derechos-humanos/14n-informe-cavero-niega-las-evidencias-violencia-policial
🎥 Acción Legionaria. Reportaje de Álvaro Pérez Moral. La Factoría. 2 jul 2021.
https://www.youtube.com/watch?v=O8lxX9u0zoY&t=24s
🎥 Lacrimógena Cap 9 - Dios ha muerto. Entrevista al presidente de la Asociación Peruana de Ateos. 21 abr 2023.
https://www.youtube.com/watch?v=ZozIjN-lPT0&t=3179s
📰 Sifuentes, M. (2014). Fascistas apoyan «marcha por la vida». Útero. 06.03.2014.
http://utero.pe/2014/03/06/fascistas-apoyan-marcha-por-la-vida/
📰 Sobrino, S. (2018). Los “hijos” de la Santa Inquisición tienen un candidato a regidor en Miraflores. Wayka. 21 Ago, 2018.
https://wayka.pe/los-hijos-de-la-santa-inquisicion-tienen-un-candidato-a-regidor-en-miraflores/
🎥 Segunda entrevista a Mauricio Fuenzalida: progresismo, Acción Legionaria e Ideología de género. Canal 0,005. 28 feb 2017.
https://www.youtube.com/watch?v=93CC1MFmfDw&t=723s
🌎 Vision Alternativa San Marcos. Saludos de Agustín Laje.
https://www.facebook.com/reel/616144356738014
🎥 Javier Milei y Agustín Laje en +Viviana. La Nación. 2 may 2023.
https://www.youtube.com/watch?v=B3L26A8aCGU&t=268s
🌎 Piero Gayozzo en Twitter sobre Javier Milei en Argentina. 15 ago. 2023.
https://twitter.com/PGayozzo/status/1691512127389863936
📑 Antón-Mellón, J. (2011). El eterno retorno. ¿Son fascistas las ideas-fuerza de la Nueva Derecha Europea (ND)? Foro Interno, 11, 69-92.
https://revistas.ucm.es/index.php/FOIN/article/view/37009/35818
🌎 APERAT sobre el ateísmo y el terrorismo. 
https://www.facebook.com/aperat/posts/pfbid032jNbsHtEsX7SqZYZtyrFSFXmjfcUnnk1b37jD4gt75EsKM8rbEoogjAUxfUBrbJCl
🌎 APERAT sobre el ateísmo y el marxismo.
https://www.facebook.com/aperat/posts/pfbid0KG8X1irv42bunMwCtLhqfqCwLf3ckWjcoGZQUNtbtpL9jLu69uyQMgN43yaYvqbal
🎥 PARA NORMALES (EPISODIO 204) ¿Y TÚ SI ERES CIENTÍFICO? 25 nov 2021.
https://www.youtube.com/watch?v=DM54dE_jKy0&t=8508s
📰  Gayozzo, P. (2023d). Trump vs Chávez: la disputa por América. Lucidez. Feb 21, 2023.
https://lucidez.pe/trump-vs-chavez-la-disputa-por-america-por-piero-gayozzo/
📙 Traverso, E. (2017). Las nuevas caras de la derecha. Conversaciones con Régis Meyran. Titivillus.
https://drive.google.com/file/d/18_kLiDbAFirFuLgzFM4ej0nETmgaj6KZ/view?usp=drive_link
📰  Colussi, M. (2023). El retorno triunfal del fascismo. Prensa Latina. Mayo 27, 2023.
https://archivo.prensa-latina.cu/2023/05/27/el-retorno-triunfal-del-fascismo
🎥 Agustín Laje entrevistado por su reciente libro *GENERACIÓN IDIOTA*. Agustín Laje Arrigoni. 8 feb 2023.
https://www.youtube.com/watch?v=Onzs3nCKpck&t=2106s


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Etiquetas: ANTROPOLOGIA Y SOCIOLOGIA, ATEÍSMO, CIENCIA COGNITIVA DE LA RELIGIÓN, CIENCIA COGNITIVA DEL ATEÍSMO, CRÍTICA, FUNDAMENTOS, PENSAMIENTO MÁGICO, PSICOLOGÍA, TEORÍA FEMINISTA

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    This website is not active any more. We are in the process of transforming it into a permanent open archive and of optimising it for that function. - At present, all its past posts and blogs can be freely consulted and downloaded (notwithstanding a few minor bugs, for which we apologize). The post This...
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  • Genealogy of Religion
    Top Ways To Boost Testosterone Level Naturally!! - Testosterone is a male sex hormone, though it is also found in females but in a low amount. This hormone is released by women’s ovaries and men’s testicl...
    Hace 3 años
  • Carlos Reynoso
    Ciudad de Troya – Reporte de situación, 2018-2021 - Reporte de viaje al sitio de Troya en Turquía en enero de 2018, último año sin pandemia. [browser-shot url="http://carlosreynoso.com.ar/troya" width=200 he...
    Hace 4 años
  • Ciencia Cognitiva
    ¿Pueden los videojuegos de acción modificar habilidades cognitivas? - Ignacio Máñez Dpto. de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universitat de València, España Jugar a videojuegos de acción es, … Read More →
    Hace 5 años
  • El Dragón de Prometeo
    Fanático religoso decapita a su novia delante de su hija de tres años por “orden de Dios” - Un hombre del *estado de Washington* es sospechoso de decapitar a su novia frente a su hija de 3 años. Este le dijo a la Policía que “había hablado con ...
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  • Bruce M. Hood
    Special Edition of Speakezee Podcast - The Speakezee podcast continues to shape up before our launch in December. The latest pilot episode A Sprinkle of Medicine Upcycling Your Gut is an interes...
    Hace 8 años
  • La logica del titiritero
    Infanticidas condicionales y el «efecto Bruce» - Seguramente usted ha contemplado miles de asesinatos en la pantalla (basta ver un ratito la tele), sin embargo, es improbable que en esa misma pantalla hay...
    Hace 8 años
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    Gut bacteria regulate nerve fibre insulation - Research suggests that gut bacteria may directly affect brain structure and function, offering new ways to treat multiple sclerosis and psychiatric condi...
    Hace 9 años
  • Epiphenom
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    Hace 9 años
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    Y se hizo el núcleo - Una de las diferencias entre las células procariotas (bacterias y cianobacterias) y eucariotas (protistas, hongos, plantas y animales) que aparecen en los ...
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    From the Archives: Asifa Majid on language and olfaction - When I first ran across Asifa Majid’s article with Ewelina Wnuk in Cognition, about how speakers of Maniq, a language indigenous to southern Thailand, hav...
    Hace 9 años
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    “I Am a Lonely Soul”: Does Culture Determine How People Commit Suicide? - In my last post, we saw how suicide rates differ by gender. But when it comes to the myriad ways to terminate one's subjective existence, there's far more ...
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  • Homo Sapiens
    Una de las primeras ocupaciones humanas de la Península Ibérica - Una de las primeras ocupaciones humanas de la Península Ibérica *Un mundo natural diverso y lleno de grandes mamíferos. Ese es el escenario que reconstruy...
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    Las novelas mejoran la empatía - Publicado por Pilar Quijada el ene 9, 2014 Sumergirse entre las páginas de una novela casi siempre es una agradable aventura. Las hay para todos los gustos ...
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    - Con un poquito, me basta
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    Social Psych & Religion Postdoc & PhD opportunity - An outstanding opportunity from Dr. Vassilis Saroglou: Social psychological research on positive emotions and spirituality: Two research positions at the U...
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    Seminario de Redes Sociales y Antropología - El grupo antropocaos invita a la edición 2012 de su seminario de grado de la carrera de Cs. Antropológicas en la Universidad de Buenos Aires. El titular de...
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    El verdadero milagro de Juan Pablo II - *La plaza y la Basílica de San Pedro están abarrotadas de gente, llenas de fieles, y no tan fieles, deseosos de presenciar lo que ha sido anunciado. Tambi...
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