01 septiembre, 2020

«INFLUENCERS DE LA CIENCIA» EN PERÚ Y SU CONTRIBUCIÓN NEGATIVA EN EL COVID-19

Por: Antonio Chávez

En la última década las redes sociales Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, han reconfigurado el modo en que las personas obtienen información, y lo seguirán haciendo profundamente en tanto tales espacios resultan, además, condicionar en las personas su percepción de la realidad en la medida en que más interactúan socialmente en la red. Y esto no necesariamente ha significado que la gente se haga más «intelectual»: las redes sociales virtuales, con su opción de anonimato, han propiciado fuertemente el surgimiento de «información alternativa» que normalmente no tenía cabida en los medios tradicionales (revistas, periódicos, noticieros). 

Así por ejemplo, la incredulidad moderna que ya existía hacia la ciencia en los 90s sobre genética o el cambio climático, se propagó progresivamente gracias a internet hacia la negación de las vacunas desde 2000 con la falsa asociación entre la vacuna del sarampión y el autismo, que gracias a las redes sociales virtuales, predeciblemente, se extendió a la negación presente de la pandemia de covid-19. Este fenómeno de oposición a la ciencia tiene pues años gestándose, casi en silencio, y aunque existían algunos estudios e indicadores sociológicos y psicológicos de ello, estos pocos no recibieron la divulgación adecuada, ni llamaron la atención de la comunidad científica, menos aún de los gobiernos.

Todo esto mientras la serie Cosmos regresaba triunfalmente. Es evidente que algo fallaba, y sigue fallando, en la divulgación científica, y el caso que aquí nos interesa sobre la información científica de las vacunas: el denominador común entre los antivacunas es precisamente su desconfianza hacia los médicos, más la desinformación en las redes sociales; y esta desconfianza se asocia al modo en que se comunica la ciencia: las investigaciones sugieren que las personas pueden aceptar las recomendaciones de su propio médico si «se toma el tiempo para escuchar y explicar» (Stecula et al. 2020).

Y tal modo de diálogo efectivo se basa en una comunicación socialmente sensible, como muestra la evidencia empírica, bajo las técnicas de Entrevista Motivacional
  • expresar empatía hacia los clientes, 
  • desarrollar discrepancias entre sus comportamientos actuales y deseados, 
  • lidiar con la resistencia sin antagonizar, preservar la comunicación efectiva y permitir que los clientes exploren sus puntos de vista, y,
  • apoyar la autoeficacia (confianza en su capacidad de cambio) (Gagneur et al. 2018).
Otros estudios científicos convergen en la relevancia socioafectiva, como no burlarse de las creencias ni menospreciar a las personas:
«para crear una mejor comprensión ciudadana sobre la inmunidad e informar decisiones seguras, desafiar directamente las creencias existentes no es una opción. Numerosos estudios han demostrado que las tácticas de persuasión pueden conducir a afianzar las creencias existentes en lugar de cambiarlas» (Larson 2020).
«Siempre, siempre hablar con respeto. Cada persona con la que hablé afirmó que sin respeto, compasión y empatía, nadie abrirá la mente o el corazón. Nadie escuchará» (MIT Technology Review 2020).
Contrarrestar la desinformación funciona, pero el mensaje debe evitar avergonzar, ridiculizar y marginar al público con dudas (Caulfield 2020). Debemos suponer, no obstante, que los antivacunas fanáticos pueden ser inmunes a todo esto, y simplemente se espera que la censura en los servicios de redes sociales ayude a controlar su influencia. 

Teniendo a la mano conocimiento científico sobre cómo deberíamos tratar el conspiracionismo, y dando por sentado que no estamos ante un problema de contenido (p. ej. meramente exponer datos técnicos al público), sino de cómo se transmite el contenido, entonces las actitudes de desprecio al público no caben. A quienes les interesa la ciencia, en lo que me incluyo, el rechazo hacia ella puede ser irritante, sobre todo cuando nos declaramos escépticos: todo rechazo a la ciencia es a su vez algo rechazable. Pero esto es subjetivo, por lo que puede terminar en algo peor que lo que se busca erradicar. 

Algunos sitios virtuales que se supone son «divulgadores científicos» y «escépticos», sistemáticamente han publicado comentarios, memes, e incluso «canciones» de sarcasmo y burla al consumo de dióxido de cloro. Para-Normales y La Manzana Escéptica son los ejemplos más claros (ver capturas abajo). Aún, el primero responde que «lloriquean mucho», y el segundo que es su «derecho». No nos confundamos de contexto. En el mundo hay personas con hemorragia interna, ahogos, shock hepático, e incluso muertos, uno de ellos un niño: no hay razón ni ciencia que justifique la burla, y ningún profesional de la ciencia y la salud lo hace. Sin embargo ambos sitios son auspiciados por Sociedad Secular y Humanista del Perú y Humanists International ¿?

Hacer click para ampliar. 



Eso en psicología se define como humor agresivo’:
«se relaciona con el uso de sarcasmo, burla, ridículo, mofa, “desprecio” [put-down] o humor de menosprecio (Zillman, 1983). También incluye el uso del humor para manipular a los demás mediante una amenaza implícita de ridículo (Janes & Olson, 2000). En general, se relaciona con la tendencia a expresar el humor sin tener en cuenta su impacto potencial en los demás» (Martin et al. 2003 p. 54). 
Burlarse del consumo de dióxido de cloro cuando median víctimas es un típico «humor dañino que se usa para realzar el yo» (Zeigler-Hill et al. 2016 p. 364), algo que resuena con el individualismo imperante, con personas «indiferentes a cómo sus elecciones podrían dañar a otros cuando toman decisiones morales» (ibid. pp. 370-371), tal como defender la burla en este contexto como algo positivo, cuando no lo es en realidad. Es pues, un humor vinculado a los rasgos psicopáticos (Veselka et al. 2010; Martin et al. 2012; Zeigler-Hill et al. 2016).

¿En qué contribuyen los «influencers de la ciencia» en la pandemia? En estos ejemplos, no solo en nada consistente con la psicología, ni la sociología, ni los protocolos de información y prevención, sino que van en contra del cuerpo de investigaciones que está orientando las políticas de emergencia. Otros sitios peruanos online como El Robot de Platón o Doctor Trónico, si bien publican avances en la búsqueda de la vacuna y advierten sobre la desinformación en tono más serio, no divulgan el aspecto psicológico ni sociológico de la pandemia. Aquí tampoco hay justificación: las publicaciones científicas están allí, por lo que no hay razón alguna que les impida crear contenido al respecto. 

Cuando el propio Colegio de Psicólogos del Perú es atropellado por el Congreso, y tiene que defenderse invocando a su legitimidad científica, cuando tiene que denunciar que el Estado Peruano carece de prevención psicológica, el paisaje que se nos dibuja es que hay un menosprecio estructural e idiosincrático hacia la psicología. Y esto pues, no es solo en cuanto a la profesión en sí, sino que hay un rechazo implícito a todo aquello que remita a la psicología de la gente común y corriente: su incertidumbre, miedo, y su desesperación, todo se reduce por cosificación y deshumanización a su falta de cultura científica, y ya. Falso, y a los estudios y las actitudes de los investigadores calificados remito, como contestación anticipada a cualquier protesta justificativa de la burla y el sarcasmo.

Tal parece que la informalidad y la corrupción, enviciadas por un individualismo indolente y psicopático como mostrado, han alcanzado la «divulgación científica» para tornarla, bajo el contexto de la pandemia, en un espacio de discriminación que es parte de un problema generalizado en la población peruana, como notan diversos científicos dentro de lo poco que se sabe, que está afectando gravemente todas las esferas sociales (La República 2020).
 


Bibliografía:

📑 Dominik Andrzej Stecula, Ozan Kuru, Kathleen Hall Jamieson. How Trust in Experts and Media Use Affect Acceptance of Common Anti-Vaccination Claims. Harvard Kennedy School Misinformation Review, 2020.
📑 Gagneur, A., Lemaitre, T., Gosselin, V., Farrands, A., Carrier, N., Petit, G., … Wals, P. De. (2018). Promoting Vaccination at Birth Using Motivational Interviewing Techniques Improves Vaccine Intention: The PromoVac Strategy. Journal of Infectious Diseases & Therapy, 06(05), 1–7.
📑 Larson, H.J. A call to arms: helping family, friends and communities navigate the COVID-19 infodemic. Nature Reviews Immunology 20 (8), 449-450, 2020.
📑 Basu T. How to talk to conspiracy theorists—and still be kind. MIT Technology Review, July 15, 2020
📑 Caulfield, Timothy. “Does Debunking Work? Correcting COVID-19 Misinformation on Social Media.” OSF Preprints, 25 May 2020.
📑 Rod A Martin, Patricia Puhlik-Doris, Gwen Larsen, Jeanette Gray, Kelly Weir. Individual differences in uses of humor and their relation to psychological well-being: Development of the Humor Styles Questionnaire. Journal of research in personality 37 (1), 48-75, 2003.
📑 Zeigler-Hill, V., McCabe, G. A., & Vrabel, J. K. (2016). The Dark Side of Humor: DSM-5 Pathological Personality Traits and Humor Styles. Europe's journal of psychology, 12(3), 363–376.
📑 Livia Veselka, Julie Aitken Schermer, Rod A Martin, Philip A Vernon. Relations between humor styles and the Dark Triad traits of personality. Personality and Individual Differences 48 (6), 772-774, 2010.
📑 Rod A Martin, Jessica M Lastuk, Jennifer Jeffery, Philip A Vernon, Livia Veselka. Relationships between the Dark Triad and humor styles: A replication and extension. Personality and Individual Differences 52 (2), 178-182, 2012.
📑 Páucar C. Los peruanos, ¿por qué no respetamos las normas? La República, 31 Ago 2020.




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ÍNDICE TEMÁTICO

FUNDAMENTOS
¿Qué pensamos? ¿Qué buscamos?

LO HUMANO
La unidad cerebro-sociedad-cultura

UN ROMPECABEZAS: ANALIZANDO LA RELIGIÓN Y EL ATEÍSMO
Diversas disciplinas confluyen para ello
Generalidades
Modelos explicativos clásicos
Neurociencia