08 diciembre, 2010

¿POR QUÉ LA RELIGIÓN HACE A LA GENTE MÁS FELIZ? (PISTA: NO DIOS)

Original en inglés de LiveScience: «Why Religion Makes People Happier (Hint: Not God)» by Stephanie Pappas, LiveScience Senior Writer posted: 07 December 2010 05:37 am ET 
Traducción y adaptación: Antonio Chávez
hnc.correo@gmail.com
Las personas religiosas están más satisfechas con sus vidas que las no creyentes, pero un nuevo estudio encuentra que no es una relación con Dios lo que hace felices a los devotos. En lugar de ello, el estímulo de la satisfacción puede venir de los más estrechos vínculos con vecinos terrenales.

Según un estudio publicado el 07 de diciembre en la revista American Sociological Review, la gente religiosa aumenta la satisfacción con la vida gracias a las redes sociales que construyen al asistir a servicios religiosos. Los resultados se aplican a los católicos, evangélicos y protestantes. El número de judíos, mormones, musulmanes y personas de otras religiones entrevistadas fue demasiado pequeño como para sacar conclusiones sobre estos grupos, de acuerdo con el investigador del estudio Chaeyoon Lim, un sociólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison.

«Mostramos que [la satisfacción con la vida] es casi en su totalidad sobre el aspecto social de la religión, más que el aspecto teológico o espiritual de la religión», dijo Lim a LiveScience. «Hemos encontrado que las personas están más satisfechas con sus vidas cuando van a la iglesia, porque construyen una red social dentro de su congregación

La felicidad es una banca llena de gente

Muchos estudios han descubierto una relación entre la religión y la satisfacción con la vida, pero todas las investigaciones enfrentaron un «problema del huevo y la gallina», dijo Lim. ¿La religión hace feliz a la gente, o la gente feliz se hace religiosa? Y si la religión es la causa de la satisfacción con la vida, ¿qué es lo responsable — la espiritualidad, las relaciones sociales, o algún otro aspecto de la religión? 

Lim y su colega, el investigador de Harvard, Robert Putnam, abordaron ambas cuestiones con su estudio. En 2006, se pusieron en contacto una muestra representativa nacionalmente de 3,108 adultos estadounidenses vía telefónica y les hicieron preguntas acerca de sus actividades religiosas, creencias y redes sociales. En 2007, llamaron al mismo grupo de nuevo y obtuvieron 1,915 de ellos para responder el mismo lote de preguntas otra vez.

Las encuestas mostraron que a través de todos los credos, las personas religiosas se mostraron más satisfechas que las no religiosas. De acuerdo a los datos, un 28% de las personas que asistieron a un servicio religioso semanal estaban «extremadamente satisfechas» con sus vidas, en comparación con el 19.6% de personas que nunca asistieron a los servicios.

Pero la satisfacción no podía ser atribuida a factores como la oración individual, la fuerza de la creencia o la sensación subjetiva del amor de Dios o su presencia. En su lugar, la satisfacción estuvo ligada a la cantidad de amigos cercanos que dijeron tenían en su congregación religiosa. Las personas con más de 10 amigos en su congregación estuvieron casi dos veces más satisfechas con su vida que las personas sin amigos en su congregación.

¿Son especiales los amigos de la iglesia?

Importantemente, dijo Lim, el estudio sugiere una relación causal entre la religión y la satisfacción con la vida: la gente que había comenzado a asistir a la iglesia con más frecuencia entre los años 2006 y 2007 en las encuestas se volvió más feliz. Una vez más, la felicidad fue explicada en su totalidad por un aumento en las amistades cercanas en la iglesia.

«Creemos que tiene algo que ver con el hecho de que te encuentras con un grupo de amigos cercanos sobre una base regular, juntos como un grupo, y participan en ciertas actividades que son significativas para el grupo», dijo Lim. «Al mismo tiempo, comparten cierta identidad social, un sentido de pertenencia a una comunidad de fe moral. El sentido de pertenencia parece ser la clave para la relación entre asistencia a la iglesia y la satisfacción con la vida

Mientras que un mayor número de amistades íntimas seculares también se asociaron a la satisfacción con la vida, las amistades de la iglesia parecen implicar algo que eleva aún más la satisfacción, dijo Lim. Investigación adicional por Lim y Putnam, publicada en el libro American Grace: How Religion Divides Us and Unites Us (Simon & Schuster, 2010) ha encontrado que, también, la propensión religiosa hacia la caridad y el voluntariado se asociaron con la amistad cercana en la iglesia. 

Teóricamente, dijo Lim, la pertenencia a un grupo secular de amigos que se involucran en actividades significativas y comparten una identidad social también puede aumentar la satisfacción con la vida. Los investigadores planean llevar a cabo una tercera ronda de encuestas con el mismo grupo de participantes en 2011 en la que esperan reunir datos sobre los grupos de amistades seculares.

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COMENTARIOS

Bien, nuevamente tenemos datos a la mano, tal como el reciente estudio de Berghammer (2010), que nos muestra que el dilema de «el huevo y la gallina», y dentro del debate adaptacionismo/exaptacionismo sobre la religión, no es ésta el factor causal de la satisfacción social. Y directamente empleo asociados los términos ‘satisfacción’/‘social’ porque por lo menos ya se sabe que, por un lado, la socialización se vincula a la producción de oxitocina (y vasopresina) (Uvnäs-Moberg 1998; Kirsch et al. 2005; Bartz et al. 2010; Feldman et al. 2016) y por tanto a una sensación placentera. La oxitocina está especialmente relacionada con los lazos íntimos y fuertemente empáticos que surgen entre los individuos (p.ej. en la pareja sexual, madre/hijo, humanos/perros). La neurobiología que opera en el impacto de las amistades íntimas sobre la sensación de satisfacción con la vida tiene aquí un mecanismo que evidentemente es muy probable, ya que de hecho, se ha visto que la oxitocina actúa como un mediador del bienestar (Uvnäs-Moberg & Petersson 2005; Ishak et al. 2010). Por otro lado, la satisfacción con la vida, el bienestar, se ha mostrado como prácticamente determinado por el contexto social (cf. el extenso estudio internacional de Helliwell et al. 2009); lo que, redundando en lo anterior, podría vincularse al mecanismo neuro-social que incluye la sensación de placer y expectativa de recompensa. Igualmente, la religiosidad ya se ha visto como una forma de identidad (Ysseldyk et al. 2010 abstracto / completo).
 
Rezar solo no es divertido, y la flecha direccional de causalidad es cognición/emoción social religión y no viceversa. Sin embargo, aunque personalmente espero los mismos resultados de aquí respecto a las amistades seculares (he argumentado que los ateos lo son también debido en buena parte a factores socio-emocionales), la religión y la religiosidad gozan de constituyentes ciertamente únicos (por tanto las amistades íntimas con las que se comparte la religión sí que serían especiales), que precisamente tienen que ver con la agencia sobrenatural, la agencia de la muerte y la espiritualidad. Ya se ha visto que como ansiolítico la religión ofrece algo más de lo que hacen la política o el deporte: la agencia de la muerte (y la sensación de control). Es decir que, si bien el éxito de la religión, justamente en algo tan fundamental como la satisfacción y el bienestar, no está determinada por ella per se sino por mecanismos neurobiológico-sociales que así facilitan su éxito, es muy probable que exista una flecha causal en sentido inverso cognición/emoción social religión, en tanto que sus aspectos constituyentes están demostradamente vinculados a la sensación de control y la reducción de la ansiedad y el estrés

Lo que debe quedar claro es que no es, nuevamente, la religión per se lo que a todas luces tiene un valor adaptativo, sino esos constituyentes asociados al control y la modulación de la ansiedad que podrían resumirse como ‘pensamiento mágico’, que no es pues equivalente de religión y que sí está presente tanto en creyentes como en ateos y escépticos (un «supersentido» en términos de Hood), a diferencia de la teología o el rezo, que sí pueden ser implantados o suprimidos mediante aprendizaje cultural. No es pues Dios el causante de la satisfacción por la vida, aunque parece que estamos predispuestos neurobiológicamente a sentirla en la medida de compartir con amistades íntimas algún sistema de creencias y conductas.

4 comentarios:

  1. Nuevamente concuerdo con las conclusiones y comentarios tuyos. Creo que las explicaciones iniciales de la Ciencia Cognitiva de la Religión fueron pues demasiado "cognitivas", es decir, que consideraban casi exclusivamente los mecanismos innatos o aprendidos gracias a los que conocemos el ambiente (agencialidad, sistemas de precaución, Teoría de la Mente, etc.) a expensas de lo afectivo. Es una vieja rivalidad en psicología.

    Entre más vueltas le doy a esto más claro me parece que son más bien las características del cerebro social las que favorecen la religiosidad. Y claro, en esto van los neuroquímicos de las relaciones de apego y dependencia, como lo es la oxitocina. Creo que son más determinantes emociones como la empatía, el disgusto, la expectativa de recompensa o el alivio de la ansiedad. Esto es algo que ya se había visto desde los tiempos de Eysenck, es decir, que las personalidades más propensas a la religión eran precisamente las más "sociables" y no las que puntuaban más alto en la escala del psicoticismno.

    Me pregunto si los más sociables serán también los individuos ideológicamente más conservadores, tendientes a seguir la tradición y las reglas.

    Saludos

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  2. Hola Luis, yo veo en cambio que el psicoticismo y la sociabilidad se asocian a través de la agencia y la necesidad de control. La interacción social implica agencia y control, al igual que el habla. Hay pues dos dimensiones aquí, es decir en la religión, que soportan ambas perspectivas, tanto que los individuos más sociales puedan ser más religiosos, como que también el grado de esquizotipia conduzca a la religión.

    De lo que trata este estudio de Lim y Putnam es fundamentalmente de cognición social en cuanto a conducta: vas a la iglesia porque puedes intimar y eso te mejora emocionalmente. Entonces, vía recompensa, se forma una conducta ritual. He ahí una de las matrices de la religión.

    Sin embargo, todo eso no hace, no necesariamente por lo visto, que tengas más ideaciones sobre «la naturaleza de Dios», ni más elucubraciones teleológico-cósmicas. Aquí hay poco sobre la agencia sobrenatural, que es justamente la otra matriz: de hecho sin un grado de pensamiento mágico (he aquí el puente al psicoticismo) no se puede construir una fe comunitaria y así no se inicia el ciclo anterior.

    Lim y Putnam en realidad resuelven la mitad del problema del huevo y la gallina sobre la religión. Sapolsky me parece que también resuelve otra mitad. Lo que hace tiempo ya conversamos porque saltó de inmediato a la vista, era que no se sabe si primero fue el ritual o si la agencia sobrenatural. Aquí me alineo a Guthrie: la segunda tiene una raiz filogenética en el «animismo animal». Es solo con la expansión humana (y por ende con la afinación socio-emocional que conllevó) que pudieron aparecer el ritual y la comunidad religiosa: la religión, o al menos el chamanismo como lo conocemos hoy.

    Un abrazo

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  3. Hola:

    Me parece que hay que tener en cuenta que el estudio se hizo en Norteamérica. Los americanos son menos sociables que por ejemplo los latinos. Viven en una sociedad mucho más competitiva y con menos lazos sociales.
    Quizás justamente el tipo de unión que da el pertenecer a un grupo religioso sea algo que en un país latino se da mas naturalmente.

    No me parece que en los países latinoamericanos la iglesia represente para la mayoría de los fieles un lugar para fomentar relaciones sociales, quizas grupos adolecentes, boy scouts, grupos de oración pero me parece que minoritarios.
    La actividad de relaciones sociales en norteamérica me parece más intensa que paises latinos.

    Saludos
    Kewois

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  4. Se me pasó aclarar que para Hans Eysenck el término psicoticismo no aplicaba en el sentido actualmente admitido, sino a individuos con poca socialización.

    Si, en efecto son varios factores. Recientemente Scott Atran hace intentos de síntesis teórica de los distintos enfoques. Habla de tres procesos: 1) Los cognitivos (mecanismos de inferencia para los agentes intencionales). Para él la contraintuitividad es proximal a estos procesos cognitivos; 2) Los procesos de los rituales y señalización costosa; 3)Los procesos prosociales intragrupales y de rivalidad intergrupal.

    Sin embargo, entre estos procesos cabe preguntarse qué importancia relativa tiene cada uno. En la revisión Atran se replantea el análisis de la religión de la siguiente pregunta: ¿porqué la gente se compromete tan profundamente con ciertas historias o agentes contraintuitivos - tan comprometidos que están dispuestos a morir por ellos? Para mi la respuesta puede estar sólo en lo social. Atran sale en éste punto como adaptacionista cuando dice que: "Los rituales costosos y actos de devoción pudieron haber evolucionado como un medio de convencer del compromiso personal."

    Un aspecto meriotorio de los adaptacionistas es el reconocimiento del mayor peso relativo de lo prosocial y lo grupal, lo discutible es pues si esto está en los genes.

    Saludos

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